muy seriemente

Investigando a Perry Mason

Casos por resolver: ¿será posible que de un detective capullo como el de la nueva serie de HBO salga, cual crisálida del derecho penal, un abogado impoluto como el que interpretó Raymond Burr en la mítica serie del mismo nombre?

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Carles Cols

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El regreso de Perry Mason, no como abogado de impecables trajes e implacables resultados en la sala de vistas en la serie de los años 60, sino como desaliñado detective en sus años mozos, vestido con ropa comprada bajo mano en la morgue y sucias formas de trabajar, ha sido saludado por la hermandad seriófila con enorme entusiasmo. Tal vez sea porque esta revisión del personaje es un estreno de HBO, marchamo de calidad, pero es imprudente aplaudirla tan pronto, porque esta plataforma, como es su costumbre, dosifica sus estrenos y apenas están disponibles por ahora una tercera parte de los ocho capítulos previstos. Aunque solo sea por parafrasear a otro referente del género de la novela negra, el entusiasmo por una serie a veces se esfuma “como desaparece un puño cuando se abre la mano”. Sabias palabras de Sam Spade. El caso es que, a la espera de comprobar si este revisitado ‘Perry Mason’ con aires de ‘film noir’ asciende a los altares del culto, merece la pena ahondar en algunos detalles poco conocidos del personaje y sus intérpretes. He aquí, en esta cuadragésimo tercera entrega de ‘muy seriemente’, unas cuantas pesquisas de detective sabueso.

La primera pista que enlaza ambas series estaba oculta en Apple tv. Sí, Burr era gay

La primera pista estaba bien oculta en otra plataforma, Apple Tv, que aunque desastrosa en oferta y presentación, impropias de esta marca, alberga un interesantísimo documental, ‘Visibilidad: LGTBI en la televisión’, que sigue el rastro de la homosexualidad en la historia de la pequeña pantalla. Para varios de los ahí entrevistados, a los que se les supone muy bien informados sobre la historia de los armarios en Estados Unidos, y no precisamente sobre su carpintería, resulta una mayúscula sorpresa saber que Raymond Burr, el Perry Mason por antonomasia, era gay, parece que un secreto a voces en los estudios de la CBS, pero que jamás llegó a los hogares en los que se disfrutaron con pasión los 271 episodios de aquella serie.

Burr era, en el papel de abogado de casos imposibles de ganar, un icono de la masculinidad, aunque algo debería haber llevado a sospechar el hecho de que durante nueve temporadas tonteara con Barbara Hale, que interpretaba a su secretaria Della Street, y la cosa nunca fuera a mayores. Burr, al parecer, era un tipo estupendo. Robert Benevides, 13 años menor que él, fue su pareja de toda vida. En el documental de Apple explica como ocultaron su relación. Juntos cosecharon viñedos (las botellas aún se etiquetan con el nombre de Raymond Burr) y cruzaron variedades de orquídeas hasta dar con una tan perfecta que, en un bonito homenaje, la llamaron Barbara Hale.

La segunda pista a lo mejor es un callejón sin salida, pero en esta precuela de HBO de las andanzas de Perry Mason como detective privado en la ciudad de Los Ángeles de 1931 se cuela un diálogo intrigante. “Me dijeron que usted era un soldado condecorado, pero lo expulsaron por conducta inapropiada, algo solo propio de soldados despreciables, como homosexuales y negros, y usted no es negro, ¿verdad?”. Y Mason responde: “No, soy medio galés y marica en una sola ocasión”. Desde luego, esto no estaba en el perfil original del personaje creado por Erle Stanley Gardner en los años 30. A lo mejor es un homenaje a Burr, pero más misterioso es, a estas alturas, como de este Mason detective deshonroso y con manchas de huevo en la corbata, un capullo (perdón por la expresión), emergerá en próximos capitulos, como si fuera una crisálida del derecho procesal, un abogado modélico.

Un fiscal triturado

Burr, por concluir ya estas primeras pesquisas, no estaba previsto que interpretara inicialmente a Perry Mason. Para esa labor se pensó inicialmente en William Talman, pero durante las audiciones se decidió que este tenía mejor pegada en pantalla como el catastrófico fiscal Hamilton Burger (sí, Ham Burger, la cosa tenia su chiste implícito), que solo ganó dos casos en toda la serie. Cuando se escribe sobre <strong>Talman</strong>, lo común es recordar que la CBS prescindió de sus servicios temporalmente cuando la policía de Berverly Hills entró en una mansión y ahí estaba él, en compañía de otros seis tipos desnudos, compartiendo como mínimo cigarrillos de marihuana. Se sobrepuso a aquel escándalo y regresó a la serie, pero sustos mayores le aguardaban en su horizonte vital. Un cáncer de pulmón acortó su vida. Fue el primer actor en protagonizar un anuncio contra el consumo de tabaco. Lo grabó en vida y se emitió tras su muerte. Aún quita el hipo su entereza. Habría sido también, sin duda, un gran Perry Mason.

Hasta aquí las primeras pesquisas. Otro día, más.