Waterpolo

Los padres me decían: '¡Esa niña, Elena Ruiz, chuta las pelotas como si nada!"

La jugadora de 19 años de Rubí, gran sensación del waterpolo mundial, es la máxima goleadora de esa selección española que este sábado buscará frente a Australia su primer oro olímpico

Elena Ruiz, jugadora de la selección española de waterpolo, durante estos Juegos.

Elena Ruiz, jugadora de la selección española de waterpolo, durante estos Juegos. / Ap

Francisco Cabezas

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A Elena Ruiz se le iluminan los ojos cuando habla de Rubí. Su casa. Su familia. Su vida. Tiene una mirada luminosa y dulce, que contradice la fiereza con la que despliega su brazo derecho. Disputó sus primeros Juegos con 16 años. Fue en Tokio, aún estudiando Bachillerato. En París, ya a sus 19 y con una carrera universitaria en curso, sigue siendo una adolescente. Qué más da. En la dramática semifinal frente a Países Bajos, arrastró cuanto pudo a sus compañeras hasta ayudarlas a alcanzar la final olímpica, donde se enfrentará a Australia. Ha marcado 17 goles. Más que nadie en su equipo. Es especial.

P. ¿De qué habla con sus padres? 

R. Son bastante aficionados al deporte, mi padre sobre todo. A él le encantan los Juegos, y hablo mucho de lo que pasa. Tanto de waterpolo, como de otros deportes. Hablamos un montón.

P. ¿Y su madre jugaba?

R. A waterpolo, cuando era pequeña. Luego ya lo dejó

P. ¿Dónde?

R. Empezó en Rubí, como yo. Como mi hermana [Ariadna Ruiz]. Fuimos como ella.

P. ¿Fue su madre la que le metió el gusanillo?

R. No, en realidad fue mi hermana. Yo quería hacer otros deportes y ella, que ya estaba en esto, me dijo: 'Ven a probar al menos'.

P. Era muy pequeña.

R. Sí, siete u ocho años.

P. Eso del miedo al agua o pereza a la piscina, nunca.

R. No, no. Empecé a hacer cursillos en Rubí desde muy pequeña. Y continué ahí.

P. ¿Desde que era una niña ya le dijeron que podía llegar lejos? ¿O fue algo que fue viniendo de manera natural?

R. Es verdad que en benjamines, alevines, me acuerdo bastante de que los padres de otros equipos decían: '¡Esta niña chuta las pelotas como si nada!'. Pero tampoco me decían: 'Oh, vas a llegar muy lejos'. No recuerdo que me dijeran que iba a ser no sé quién. Tampoco es que estuviera centrada en escucharlos. Ya de juvenil, cuando empecé a ir con la selección, sí que se decían más estas cosas. 

P. ¿Porque chutaba muy fuerte o por qué? 

R. Sí, bueno... De pequeña era por eso. Y porque me decían que tenía una buena manera de jugar.

Elena Ruiz, durante la semifinal contra Países Bajos.

Elena Ruiz, durante la semifinal contra Países Bajos. / Ap

P. ¿Tiene la sensación de que está pasando todo muy rápido?

R. Sí. Aunque ahora ya soy un poco más consciente. Pero en Tokio sí que tenía la sensación de que me vino todo muy rápido. Sólo tenía 16 años. Pero fue adaptarse. Y hacerlo. 

P. ¿Y esa diferencia de edad con las compañeras se nota? Los intereses vitales son diferentes. Imagino que se llevaría los deberes.

R. Aún me los sigo llevando, los de la universidad. En Tokio, los llevaba siempre encima. Estaba haciendo primero Bachillerato y aún me quedaba un año más. Llegué un mes más tarde porque venía del Mundial Júnior, que también me lo tuve que llevar todo allí. Pero, en cuanto a la edad, son etapas diferentes, pero estamos todas por un mismo objetivo. Así que, al final, da igual. 

P. ¿Y ahora qué está estudiando? 

R. CAFE. Es decir, el Grado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte.

P. ¿Y lo puede compatibilizar?

R. Sí. Lo haré en más años. Me he partido ya el primer curso. Y en el club lo entienden superbien. Casi todas estamos estudiando. Y el entrenador nos deja total libertad. Si un día tenemos que ir a la universidad o hacer un examen, luego recuperamos el entrenamiento. Estoy muy contenta.

P. ¿Tiene la sensación de estar sacrificando cosas en su vida?

R. Sí... Yo qué sé, lo que hace la gente normal. Estamos todo el día aquí. Casi no hay ocio. Entonces hay que buscar pequeños huecos que tengas, o para dormir, que normalmente utilizo el tiempo libre para eso, o para verte con gente. O simplemente para estar con tu familia. 

P. Lo de salir con amigos, imposible.

R. Claro. Durante la temporada, sí que hay más tiempo. Pero en verano, que es cuando mis amigas tienen más tiempo para quedar o hacer algo, pues yo estoy aquí.

P. Esa parte que no puede vivir, ¿frustra?

R. Antes sí que me molestaba un poco más. En plan, joder, yo quiero ir con mis amigas. Ahora ya estoy bien. Y si tengo un rato, me adapto. Estoy más acostumbrada y no me molesta casi. 

Elena Ruiz, jugadora de la selección española de waterpolo, posa para este diario.

Elena Ruiz, jugadora de la selección española de waterpolo, posa para este diario. / Marc Asensio

P. ¿Se imagina una carrera deportiva larga?

R. No lo he pensado, la verdad. Si lo pensara, creo que me agobiaría un poco. No sé lo que voy a hacer, tanto en los estudios como en el waterpolo. Puede pasar cualquier cosa, tanto bueno como malo. A mí me gustaría seguir todo lo que pueda y estar en el máximo nivel. Pero un día puedes estar aquí, y al siguiente, no.

P. ¿Se puede vivir de esto?

R. Difícil. Pero por eso estudio, porque sé que en un futuro no voy a poder.

P. ¿Pero para independizarse, vivir sola?

R. ¿Ahora mismo? Yo creo que no. Además que está todo muy caro. Un coche, una casa... Al final depende del sueldo de cada una, ¿no?

P. Hábleme de Rubí.

R. Es mi casa.

P. ¿Lleva muy adentro el barrio?

R. Sí, sí, sí [se le ilumina la cara]. Es como mi familia. Podía estar todo el día en el club. Hubo un verano que era voluntaria del campus, de los niños pequeños, y me pasaba de nueve de la mañana a diez de la noche ahí. Entre unas cosas y otras, de un turno al otro, y venga, va, me quedaba a jugar un poco con la portería o con mis amigos de Rubí. Me encanta estar ahí con esa gente. Es como una familia.

P. Le da paz.

R. Sí. Y cuando puedo voy a ver los partidos. Ahí estoy bien. 

P. ¿Echa de menos algo de tranquilidad en su vida? ¿El no tener la exigencia de un deportista de un profesional? ¿La exigencia de la medalla?

R. Al final es el objetivo, ¿no? Sí que hay veces que necesitas un pequeño descanso de estrés o de las emociones que generes. Pero es lo que toca.

P. ¿Ha tenido alguna vez algún bajón emocional?

R. Sí, sí. Creo que pasa constantemente, tampoco cada día. Pero en un deportista de alto nivel es lo normal. Son muchas horas entrenando, emociones que igual nunca has experimentado y te pillan por sorpresa... Es un poco raro todo. Pero tienes que tirar hacia adelante. Mi familia me ha ayudado mucho en esto. 

P. ¿Le aconsejan?

R. Sí, un montón. 

P. Su hermana no está esta vez con la selección, pero son inseparables. ¿Siente que la protege?

R. Le voy a poner un ejemplo. Al volver a casa, con el Sant Andreu o cuando está en la selección, no lo hago sola. Comentas el día, y estás como más tranquila. Te sientes acompañada. 

P. ¿Viven juntas? 

R. Sí, sí, con nuestros padres. Vivimos en Rubí, al lado de la piscina. Me gusta, la verdad.

P. ¿Que le repitan mucho que es muy joven, no acaba hartando? ¿Cómo si el gran valor fuera siempre la juventud?

R. Me lo repetían bastante en Tokio. Mucho. Pero yo iba haciendo y que pasara lo que pasara. Con tranquilidad. Si me agobiara, sería peor.

P. Cuando realiza un tiro, ¿piensa y sabe dónde va a ir la pelota? ¿O es instintivo?

R. Hay veces que me digo: 'Vale, va a ir ahí la pelota porque, o no hay brazo, o veo un hueco'. Y no hay más.

P. ¿Los huecos los ve?

R. Sí, normalmente. Y luego sí que hay veces que no estoy mirando la portería y si recibo, chuto directamente. Porque más o menos veo que puede haber posibilidad de marcar. Depende del momento.

P. Ahora que es una referencia clara del equipo, ¿las defensas se vuelven mucho más agresivas? 

R. Sí...

P. ¿Se pasa mal?

R. Van más a por ti. Las hostias las recibe todo el mundo. Pero sí que es verdad que te van más encima, o te hacen un marcaje individual. Más que nada ocurre en los clubes. En la selección es un nivel más alto. Hay veces en que te hacen un marcaje y dices: '¡Me puedes dejar en paz!' [ríe]. Pero eso también favorece al equipo, porque tienen una defensa menos ahí molestando. Si la tengo yo, ya me espabilo con ella.

P. Cuando salga de la piscina quizá tenga muchos morados en el cuerpo.

R. También. Y arañazos.

P. ¿Todavía se siguen haciendo?

R. Sí, aunque depende de la jugadora. Hay algunas que te cogen y no te dejan. En teoría te revisan las uñas antes de cada partido, pero luego hay la típica que no sé cómo pasa esa revisión.

P. ¿Es de soñar? ¿O duerme a pierna suelta sin enterarse de nada?

R. Uy, yo soy de esas. Yo duermo muy bien. Pero en cuanto a los sueños, mi carrera me encanta. Creo que es la mejor elección que pude tomar a nivel de estudios. Y me gustaría tener una vida estable de lo que me gusta. Ya sea entrenando a algún equipo, tanto en el Rubí o en el Sant Andreu. O llegar aquí, no como seleccionadora, pero... Quizá como segunda entrenadora. Lo que sea.

P. Vinculada siempre al waterpolo.

R. Sí, sí, la verdad. O también me gustaría mucho ser profesora de Educación Física.

P. Pero cuénteme un sueño.

R. El oro olímpico.

P. Lo tiene marcado.

R. Sí...