Waterpolo

España vuela, cae y se levanta para jugar la final de los Juegos

La eterna boya Maica García y la portera Martina Terré arrastran a la selección española a su tercera final olímpica tras un dramático encuentro contra Países Bajos (18-19) decidido en los penaltis

Maica García se abraza a Judith Forca tras ganar a Países Bajos.

Maica García se abraza a Judith Forca tras ganar a Países Bajos. / Efe

Francisco Cabezas

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Maica García, 33 años, la eterna boya, se abrazó a Judith Forca en la piscina. Y el tiempo se detuvo en la piscina de La Défense. Sólo había ojos para esa escena. Por lo que representa para un equipo que nunca se rinde.

España, en un partido dominado por el dramatismo extremo, voló, se derrumbó, y luego se levantó (18-19). Condenado el partido a la tanda de penaltis (4-5) frente a una Países Bajos que siempre negó su rendición, Martina Terré, una portera de 21 años que nunca cambia el gesto, paró el lanzamiento de Sleeking. Y momento definitivo iba a ser para Maica García. La misma que a punto había estado de burlar el último sufrimiento a 30 segundos del final del tiempo reglamentario. La misma que, en uno de los momentos de su vida, acertó.

Tercera final olímpica

España, como en Tokio, como en Londres, jugará la final de los Juegos Olímpicos. Y esta vez, como aseguró Anni Espar, no habrá suficiente con la plata. El oro debe ser la consecuencia y la recompensa para la vieja guardia, pero también para esa nueva generación liderada por Elena Ruiz, destinada a marcar una era en el waterpolo.

Antes de que el sufrimiento fuera el único hilo conductor del partido, las jugadoras españolas habían mostrado por qué es un grupo tan especial. Anni Espar pegó un alarido que debió estremecer a todos esos hinchas de Países Bajos que habían venido preparados para convertir la piscina de La Défense en un infierno naranja. Pero cuando Anni gritó, celebrando que sus compañeras alzaran al unísono los brazos para bloquear y colapsar a su rival, la bulliciosa afición neerlandesa se había sumido en el silencio. Estaba siendo tal la exhibición de la selección española frente a una de sus grandes bestias negras que, en realidad, sólo cabía admirar lo que estaba ocurriendo.

Al contrario de lo que pasara con el equipo masculino, eliminado en cuartos el miércoles frente a Croacia después de sufrir un apagón fatal en el mismo amanecer en el que ni siquiera pudo marcar, el primer cuarto del equipo femenino entrenado por Miki Oca fue fantástico. Desde el mismo momento en que Espar fue más lista que nadie recogiendo un rechace y marcando, y Elena Ruiz, la niña de 19 años del brazo mecánico, inauguraba su cuenta, Países Bajos reparó en que tendría que ponerse las pilas.

Las neerlandesas venían de arrebatar a España el oro en el Mundial de Fukuoka de 2023. Y el pasado febrero, en la final del Europeo, también dejaron a las españolas sin el premio en otro partido al límite. Pero en estos Juegos, donde las jugadoras de Miki Oca han hecho un pleno de triunfos sin tacha alguna, los antiguos miedos, los viejos complejos, parecían haber desaparecido por completo. No fue así.

Judith Forca enfocaba con su brazo izquierdo, siempre con la escuadra como fin del camino. Y con Martina Terré cerrando la puerta, en el otro océano, Paula Leitón se agigantaba en la boya.

Expulsiones

El 1-6 del primer capítulo aún supo defenderlo en el segundo cuarto España, gracias en buena medida a que Elena Ruiz y Judit Forca seguían a la suya. Pero Países Bajos ya había comenzado a carburar, con Simone van de Kraats, quién si no, comandando una remontada que las españolas quizá no esperaran cuando lograron llegar al descanso todavía cinco arriba (5-10).

Pero España comenzó a pagar el peso de las expulsiones. Amontonaron dos Anni Espar (acabó eliminada), Paula Crespí, Bea Ortiz y Elena Ruiz. Y el tercer parcial mutó en gran tormento, con Miki Oca tratando de encontrar una manera de detener la hemorragia. Países Bajos se creció de tal manera que fue capaz de responder con el mismo parcial (6-1) con el que había sido castigada. Martina Terré comenzó a no llegar a los lanzamientos parabólicos, y entre Sevenich y Ten Broek arrastraron a sus compañeras a igualar el partido con un periodo por jugarse (11-11).

Países Bajos logró incluso dar la vuelta al partido por primera vez en el último episodio (12-11 primero, 13-12 después) ante la resistencia encomiable de Elena Ruiz, capaz de desafiar a esa monstruosa mole anaranjada que fue la piscina de La Défense. Maica García bien pudo haber impedido el último mal trago de no haber empatado Sleeking a siete segundos del final. Pero si para la neerlandesa del Olympiacos aquello no fue más que el preámbulo de un sueño fatal, con Martina Terré poniendo un muro ante su brazo en la tanda de penaltis, para Maica García fue uno de los días más importantes de su carrera deportiva.

Miqui Oca, después de celebrar a lo grande otra nueva medalla para España, suspiró. Y miró de reojo la celebración de sus jugadoras. El abrazo de Maica con Judith. Su camino aún no ha terminado.