Balonmano

Los Hispanos tiran de épica ante Egipto para meterse en semifinales (29-28)

Los de Jordi Ribera remontaron un partido que, por sensaciones, parecía perdido y se medirán a Alemania o Francia en semifinales

Los Hispanos, celebrando su debut victorioso

Los Hispanos, celebrando su debut victorioso / EFE

Albert Gracia

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Con el escenario más complicado, con un ataque que no terminaba de conectarse y ante un Egipto comandado por un Mohamed Aly de otra galaxia, España se plantó en las semifinales de los Juegos Olímpicos tras un ejercicio de supervivencia brutal (28-29).

Rozó el drama en la primera mitad, pero resurgió de sus propias cenizas en la segunda para llevarse el billete a semis tras paso por la prórroga. Gonzalo Pérez de Vargas, con 17 paradas, y Tarrafeta y Alex Dujshevaev, en ataque, lideraron a una selección que se medirá a Francia o Alemania en la lucha por las medallas.

Los ocho goles anotados fue un buen resumen de lo que fue la primera parte para España. Sin fluidez en el juego, con escasas alternativas, con una inoperancia ofensiva inusual y, sobre todo, con un ramillete de pérdidas que hizo imposible casi ni siquiera competir. Y eso que Gonzalo Pérez de Vargas anduvo a un nivel altísimo. Si los Hispanos se fueron al descanso vivos en el partido fue por su extraordinario guardameta, que se fue hasta el 45% de acierto en un primer tiempo monumental. Tampoco estuvo mal el nivel de su homólogo Mohamed Aly.

Los de Jordi Ribera no estuvieron finos de cara a portería ya desde un inicio, pero el meta egipcio tampoco lo puso nada fácil. De hecho, en los primeros seisor ni siquiera se había movido. Mérito mayúsculo para los metas, y demérito para los ataques.

El egipcio mejoró cuando fue cogiendo temperatura, espoleado por la dupla de los Elderaa, que sostuvieron a los suyos en la parcela ofensiva mientras Aly hacía lo propio desde atrás. El español, más allá de un parcial de 0-3 cuando Egipto le dejó correr, tuvo más sombras que luces.

Mucha pérdida no forzada (hasta nueve en los primeros 30 minutos), sin ideas para aprovechar las exclusiones rivales y, sobre todo, demasiada precipitación. Jordi Ribera pedía muchos más lanzamientos a los suyos (apenas 18 en todo un primer tiempo, pero no hubo forma. Pérez de Vargas, que se desgañitaba en su portería buscando la reacción de los suyos, fue el único que estuvo a su nivel. Al final, Egipto se marchó al descanso con un 8-12 que evidenciaba los problemas que habían tenido ambos combinados en ataque.

La segunda parte poco o nada se pareció a la primera. Liderados por un Tarrafeta descomunal en ataque y por Alex Dujshevaev, España despertó en la parcela ofensiva y se olvidó de la capacidad de intimidación de Mohamed Aly. Eso sí, costó recuperar la renta de cuatro tantos. La eficacia que había ganado el combinado español la mantenía Egipto por medio de Hesham, Yehia Elderaa y Adel, aprovechando los errores defensivos de los Hispanos en la zona del pivote.

Sin embargo, los de Jordi Ribera pusieron la quinta marcha en los último cuarto de hora de partido. Alex y Tarrafeta se adueñaron del ataque español y llevaron a los suyos hasta unos últimos dos minutos no apto para cardíacos. El duelo pudo caer para cualquier lado, sobre todo después de los dos minutos a Sanad. Finalmente, no cayó para ninguno y se fue directamente a la prórroga, donde ocurrió de todo.

Parecía tener el partido en su mano España después de mantener el nivel de la segunda mitad y aprovechar la exclusión de Ali Zein en la segunda parte de la prórroga. Sin embargo, los dos minutos a Casado en los instantes finales pusieron el billete en un paro. Al final, cómo no, Gonzalo Pérez de Vargas se puso a la selección a sus espaldas y, con una parada antológica, aseguró el pase a semifinales. Delirio español después de una batalla épica.