Waterpolo

La grandeza de Felipe Perrone en su día más duro: "La vida sigue"

El capitán de la selección española de waterpolo, a sus 38 años, avista el final: "Era mi última oportunidad de ganar una medalla. No pudo ser, pero he vivido cosas increíbles"

Felipe Perrone, capitán español de waterpolo, en el partido contra Croacia.

Felipe Perrone, capitán español de waterpolo, en el partido contra Croacia.

Francisco Cabezas

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Felipe Perrone, capitán de la selección española de waterpolo, con la nariz chata por los golpes, los ojos tintados de rojo, fue hacia los periodistas que le esperaban en los pasillos del pabellón de La Défense. Sonreía, aunque lloraba por dentro. Abrazaba, cuando era él quien más lo necesitaba del resto. Tenía su explicación. Después de que España cayera frente a Croacia (10-8), vigente campeona del mundo, en los cuartos de final del torneo olímpico, Perrone no quería que quedara una sensación de dramatismo. Por mucho que el equipo de David Martín hubiera llegado a los Juegos como una de las grandes aspirantes al oro.

Así que, Perrone, después de intentar consolar a sus compañeros de equipo en el vestuario, respiró, agradeció a los periodistas por la espera, e intentó explicar lo que a veces no tiene explicación. "Llevo un rato dándole muchas vueltas. No hemos hecho un buen partido. Son cosas que pasan. Pero no sé por qué... Lo preparamos todo, lo dimos todo, y tengo la sensación de que cuando íbamos a por ellos [tras amontonar una desventaja de cuatro goles en el segundo cuarto, España llegó a ponerse a uno de diferencia en el último parcial], el rebote volvía, la pelota iba para ellos, y gol. La madre que me parió. Otra vez...".

Perrone, ya con 38 años y una carrera monumental, esperaba cumplir en estos Juegos el único sueño deportivo que le faltaba. Ya fue campeón del mundo. También de Europa. Pero le quedaba la medalla olímpica (España no gana un metal desde el oro de Atlanta 96). "Seguramente sí sean mis últimos Juegos. Ya lo pensaré con calma. Pero con 38 años ya sería pedir mucho a mi cuerpo. Es duro, pero es la vida...". Y continuaba: "Estoy muy triste, pero no me olvido de dónde he venido. Y tengo la humildad suficiente para aceptar que esto puede pasar".

"Viví cosas increíbles"

Entonces, después de varios minutos intentando controlar sus emociones, Perrone se rompió. Los periodistas le invitaron a acabar la charla. Las lágrimas avanzaban. Pero Felipe insistió en continuar. Era importante lo que quería decir. "Era mi última oportunidad para ganar una medalla. No ha podido ser, pero he vivido cosas increíbles con estos chicos. He conquistado cosas increíbles. La medalla no pudo ser, pero la vida sigue. Esa sensación de que se acaba el mundo... No, no, no", dijo entre sollozos.

Antes, Perrone había intentado transmitir el mismo mensaje a sus compañeros: "Les he dicho, oye chicos, no siempre se puede ganar. No ha sido posible, y hay que seguir... No hay más. Es el deporte, es la vida. Y sigues. Esto no es sólo un mensaje para el equipo, sino para cualquier persona".

Perrone dio las gracias otra vez a quien quiso escucharle. En uno de los días más duros de su carrera mostró que la grandeza, sobre todo, se muestra en la derrota.