JUEGOS OLÍMPICOS PARÍS 2024

Yusuf Dikec, el pistolero turco que pasaba por allí y se llevó la plata

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Emilio Pérez de Rozas

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“Venimos empujados por las oraciones de 85 millones de almas”. Sé que saben cosas de él, pero déjenme que les cuente quien es, sin duda, uno de los tres deportistas (de momento) del podio de los Juegos Olímpicos de París. Se llama, sí, sí, lo sé, no se preocupen, lo tienen leído, Yusuf Dikec.

Dikec es turco, tan misterioso como el país de Recep Tayyip Erdogan, donde se guardan los secretos en el más puro estilo de la Rusia de Vladimir Putin. Tiene 51 años, nació en la aldea de Tasoluk, en la provincia de Kahramannasras y compite en tiro olímpico desde 2001. Son, ¡ojito!, no tiene nada de novato, de júnior, de debutante, sus quintos Juegos Olímpicos. Dikec, sí, sí, ya sé que lo saben, ha sido plata por parejas, en compañía de con Sevval Ilayda Tarhan, de 24 años, desde los 10 metros.

“Veníamos a por el oro, pero ya lo ganaremos, dentro de cuatro años, en Los Ángeles”, ha comentado el ídolo de las redes, el sargento mayor de la Gendarmeria, que ha convertido su imagen disparando como si estuviese en el comedor de su casa, sin misterio alguno, sin protección alguna, sin sofisticados accesorios, con las gafas de ver que utiliza por la calle y con la mano izquierda metida en el bolsillo de su pantalón, en lo más visto en las redes, con 21 millones de visualizaciones en X.

Kim Yeji Y Yusuf Dikec.

Kim Yeji Y Yusuf Dikec. / EPC

“Da la sensación”, contó un aficionado, “que estaba en su casa y dijo ‘me voy a París y, venga, pego unos cuantos tiros y me llevo la plata”. “Para mí”, escribe otro internauta, “que si le dejan echarse un pitillo mientras dispara, gana el oro con una mano y nunca mejor dicho”. En efecto, todo el mundo está preguntándose de dónde ha salido este hombre, en apariencia tan normal, tan primitivo, tan sencillo.

“Los árbitros siempre me preguntan antes de colocarme en el foso de tiro, si llevo zapatos especiales”, ha explicado Dikec a la televisión turca TGRT News. “No, no llevo zapatos especiales. Me piden si utilizo gafas especiales. No, no utilizo gafas especiales. Si me pongo sofisticados auriculares para protegerme del pitido agudo de los disparos. No, me pongo unos simples tapones de espuma. Y, al final, siempre les digo que quiero competir como compito siempre, de forma natural, para que aparezca mi talento”.

"Venimos a los Juegos Olímpicos empujados por las oraciones de 85 millones de almas. ¿Si siento la presión? Sí, claro, hay tormentas que azotan nuestro interior"

Yusuf Dikec

— Tirador de pistola turco, plata en 10 metros

Cuando Dikec habla de que está en París empujado por las oraciones de 85 millones de almas es porque se siente representante de todos los turcos. “Parece que lo que hacemos es sencillo y es muy complicado, muy preciso y debemos entrenar muchas horas. Sé que parezco sereno, pero hay tormentas que azotan nuestro interior cuando competimos. No es sencillo, no. La presión siempre es grande, representamos a millones y millones de turcos que confían en nosotros”.

Seriedad absoluta

Dikec da la sensación de que compite sin presión alguna y él mismo explica que eso no es cierto. Es imposible competir sin presión. Parece que acierte en la diana sin entrenar, de natural, como si se tratase de un videojuego. Y tampoco es cierto, se pasa horas, días, semanas, meses en el campo de tiro.

Esa mano izquierda en su bolsillo, como si la cosa no fuese con él, es un tic más, un gesto, tal vez, de confianza pero, desde luego, nunca de desprecio por la competición, de dejadez. Yusuf Dikec, aunque lo parezca, no tiene nada de frívolo, de despistado, de ¡pasaba por aquí’ y me apunté al tiro. Ni hablar.

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