Saltos

Abadía y García Boissier, sextos en el milagro de las 88 licencias

La pareja española obtiene el diploma olímpico en el mejor resultado olímpico español de siempre en la disciplina

García Boissier y Abadía, durante la final de saltos de trampolín de tres metros.

García Boissier y Abadía, durante la final de saltos de trampolín de tres metros. / Efe

Francisco Cabezas

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Guiñaba un ojo el canario Nicolás García Boissier después de salir de la piscina, y tras afrontar la tercera ronda de saltos sincronizados de trampolín desde tres metros. Adrián Abadía, el mallorquín, estuvo serio durante buena parte de la mañana. La competitividad la lleva en la sangre desde que era un crío. La pareja española, bronce en el último Mundial de Doha en la que fue la primera medalla de siempre en saltos para España, era consciente, sin embargo, que en los Juegos, la cosa cambiaría. Su gran reto era fallar lo menos posible y estar al frente de las parejas terrenales. El gran objetivo era la quinta plaza. Concluyeron sextos.

Más allá del resultado, los saltos de trampolín en España se han profesionalizado sobremanera. No es poca cosa en una disciplina en la que tan solo hay 88 licencias en el país. "Entrenamos desde las nueve de la mañana hasta las cuatro o cinco de la tarde. No me gusta llamarlo jornada laboral completa, porque es otra cosa. Pero esa dedicación, con el apoyo de los nutricionistas, psicólogos o preparadores físicos ha sido clave. Y también estar en un mismo grupo de trabajo en Madrid. Se ha profesionalizado mucho la disciplina", explicaba Boissier cuando llegó a la Villa Olímpica.

Con el veterano italiano Domenico Rinaldi al frente (olímpico en Los Angeles 84 y Seúl 88) junto al exsaltador cubano nacionalizado canadiense Arturo Miranda, todo cambió.

"Este es el resultado más grande a nivel de saltos de siempre en España. Sólo puedo estar contento", insistía Abadía. Nico García iba más allá: "Si en España hay 88 licencias y nosotros hemos traído a cuatro saltadores... Espero que se nos reconozca en un futuro".

Hazaña

Cerraron los españoles el concurso con un salto que les dejó un regusto amargo. Era la oportunidad para arrancar el quinto puesto a Francia. Es cierto que se les fueron las rodillas, y que las posiciones no fueron las adecuadas, pero García Boissier y Abadía se dieron un manotazo de conformidad. Su hazaña ya había sido clasificarse para una final en la que sólo entraban las siete mejores parejas del mundo (la octava, la francesa, se clasificaba como anfitriona).

Abadía y Boissier, en uno de sus saltos en los Juegos de París.

Abadía y Boissier, en uno de sus saltos en los Juegos de París. / Ap

El muro estaba a partir del cuarto puesto, con Italia, Gran Bretaña, México y China como parejas inaccesibles. Los españoles aún pudieron pelear por el quinto puesto, que acabó por quedárselo Francia.

"Estamos algo frustrados por el último salto. Los grandes no fallaban. Nuestro sitio era el quinto puesto, pero acabamos sextos. Tenemos que analizarlo. Quizá fuera el exceso de adrenalina", explicaba García Boissier, que ponía fin a su periplo en unos Juegos Olímpicos a sus 29 años. Abadía, de sólo 22 años, espera ir más allá en los Juegos de Los Ángeles.

Los 361.62 acumulados en las seis rondas les dejaron justo detrás de los franceses (369.30). Por delante, y ante el terror de la pareja china (446.10), el esperado oro, la pareja mexicana (Juan Manuel Celaya y Osmar Olvera) soñó hasta el último salto con arrebatar la gloria a China (Daoyi Long y Zongyuan Wang). El susto para los chinos fue tal que, al confirmarse el oro, no pudieron contener las lágrimas. México (444.03) tuvo que conformarse con la plata y Gran Bretaña (438.15) con el bronce.

García Boissier se fue del Centro Acuático de Saint-Denis con una esperanza: "Espero que se nos reconozca en un futuro".