Juegos Olímpicos

La vela quiere ser el gran cofre de las medallas

Los representantes españoles afrontan con todo el entusiasmo su concurso en Marsella, que puede alimentar el largo idilio de nuestro país con los podios olímpicos

Algunos de los regatistas españoles, en Marsella.

Algunos de los regatistas españoles, en Marsella. / RFEV

Manoj Daswani

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La vela quiere confirmarse como el deporte talismán de la delegación española. No en vano, es la especialidad que más premios ha llevado a nuestro medallero en la historia de los Juegos (21 podios, 13 de ellos de color dorado), seguida de cerca por el piragüismo, que aprieta con fuerza. Desde que Santiago Amat abrió la colección en 1932, las regatas han sido siempre un caladero extraordinario de alegrías y éxitos.

La tripulación nacional tendrá representación en nueve de las diez clases del calendario y las regatas se llevarán a cabo en Marsella, a 775 kilómetros de la capital París.

Todos los pronósticos -incluso los de la propia Federación- auguran un mínimo de dos o tres metales. Muchas de las ilusiones están depositadas en el extraordinario rendimiento del dueto Jordi Xammar-Nora Brugman, que garantiza fiabilidad y garra. El catalán ya fue medallista en Tokio y, ya en sus terceros Juegos, aspira junto a su nueva pareja olímpica al más difícil todavía: el reto de la triple corona. Juntos, los representantes españoles en la clase mixta pueden firmar oro europeo, mundial y olímpico. Todo, en el mismo año.

Otros que figuran en casi todas las cábalas previas al inicio de las regatas son Diego Botín y Florian Trittel, que aspiran a quitarse la espinita del cuarto puesto de los Juegos anteriores. Empezarán a competir este mismo domingo.

La vela puede presumir también de abanderada. Támara Echegoyen promete "pelear por las medallas", como ha hecho siempre. Lo hará desde un historial olímpico que roza la excelencia, y que comenzó con el memorable oro de la clase Elliot en la bahía de Weymouth (Londres 2012) y que aderezó con puestos de cabeza en los Juegos de Río y Tokio. Junto a Paula Barceló, aspiran a todo.

Más abiertas parecen otras clases como el IQ Foil, con representación española en sus dos categorías. El balear Nacho Baltasar ha tenido en el peso (se presenta con 92 kilos) un auténtico reto para poder codearse con los mejores. Ha trazado una trayectoria de rendimiento creciente que le podría permitir dar un sorpresón en forma de medal. Es lo que sueña. "Visualizo el oro", ha manifestado en las horas previas a embarcarse en su gran sueño. Lo mismo Pilar Lamadrid, que ya ha demostrado que puede pelear con las mejores en su disciplina.

Ana Moncada y Joaquín Blanco buscarán la final en sus respectivas clases (ILCA 6 e ILCA 7), marcadas por lo impredecible en un campo de regatas "desafiante y complejo", aunque de sobra conocido por todos los españoles. "Lo tenemos cerca", afirma el grancanario, que ya estuvo en los Juegos de Río.

Gisela Pulido no se descarta para nada en Fórmula Kite. Viene con toda la ilusión y su tarjeta de resultados recientes alimenta el optimismo. Entretanto, Andrés Barrio y Tara Pacheco (en Nacra 17) llevan poco tiempo juntos, pero su compenetración es óptima para iniciar el gran desafío de sus vidas. La mágica marina de Marsella dictará sentencia, pero puede ser escenario de muchos sueños olímpicos que empiezan a escribirse este domingo. La vela quiere confirmar que suyo es el gran cofre de los metales.