Judo

Fran Garrigós luchará por el bronce y Laura Martínez se queda sin medalla

El judoca de Móstoles busca el metal en la pelea por el tercer puesto, mientras la judoca de Vallecas es condenada por el videoarbitraje y concluye quinta

Fran Garrigós, este sábado en París.

Fran Garrigós, este sábado en París. / Efe

Francisco Cabezas

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En los embarrados jardines del Campo de Marte, en un pabellón prefabricado repleto de gradas supletorias donde los aficionados lo dan todo, Fran Garrigós peleará por el bronce. Garrigós, en -60 kilos, no pudo resistir ante el doble medallista Yeldos Smetov, que supo agarrar con su mano derecha el cuello del español para que el yudoca de Móstoles se quedara sin su ansiada final.

Duro fue el desenlace del periplo de Laura Martínez. Después de perder en la semifinal de -48 kilos ante la judoca de Mongolia Bavuudorzhiin Baasanjüü, la española, con todo el pabellón cantando La Marsellesa y haciendo volar a la francesa Shirine Boukli, perdió la batalla -más psicológica que física- por el bronce. Concluyó así quinta en una competición en la que se conceden dos bronces gracias a las repescas.

Pese a resistir con dos penalizaciones, y tras afrontar otra vez una extenuante prolongación en el Golden Score, Martínez acabó cediendo después de que su rival alcanzara el ansiado waza-ari. Aunque para ello tuviera que intervenir el videoarbitraje ante el júbilo de un público en el que intentó dejarse notar la familia de la española. La acción pareció clara, y Quino Ruiz, el entrenador de Laura, que se había quitado el chándal y se había puesto el traje por si las moscas, no pudo más que tratar de animar a su alumna tras una jornada que le costará olvidar.

La batalla de Garrigós

Fran Garrigós, mientras, vigente campeón del mundo, triple de Europa y, por supuesto, cabeza de serie en la competición, tuvo también una jornada impecable hasta semifinales. Por la mañana, había vencido en cuartos desde el suelo al japonés Ryuju Nagayama. Garrigós nunca le había ganado, y el japonés se negó a darle la mano. El judoca de Móstoles se quedó ahí plantado unos segundos, esperando a que su rival hiciera un mínimo gesto. Pero Nagayama, molesto, ni reaccionó, pegando sus brazos al cuerpo en un gesto antideportivo que el público recriminó.

Surrealismo

Pasaron los minutos, y Nagayama seguía en el tatami, en una escena surrealista de la que Garrigós nada quiso saber, marchando hacia la zona mixta. No era ya su guerra.

Nagayama se niega a saludar a Garrigós.

Nagayama se niega a saludar a Garrigós. / RC

Garrigós, en cualquier caso, se sacaba así definitivamente los nervios del estreno, engendrados después de que en en los Juegos de Tokio como en los de Río cayera Garrigós en su primer combate.

La tensión ya fue palpable en su duelo de octavos ante el belga Jorre Verstraeten, un chico de 26 años que comparte vida con la atleta Noor Vidts, dos veces campeona del mundo de pentatlón en pista cubierta (2022 y 2024). El combate fue durísimo. Quizá ahí brotaran algunos demonios del pasado. La pelea se fue hasta los tres minutos de la técnica de oro. Al español se le suele dar bien ganar al límite de la extenuación,

Hasta tres minutos tardó Garrigós en apuntarse un waza-ari.

Después, Nagayama, fue una presa más sencilla de la esperada. Algo que no se esperaba el judoca japonés, que se fue del tatami entre pitos y visiblemente malhumorado después de que Garrigós se llevara el 'ippon'.

La momentánea decepción llegó ante el kazajo y doble medallista olímpico Smetov, que tomó el 'ippon' en la técnica de oro pese a que Garrigós partía como favorito en el duelo.

Laura Martínez celebra su acceso a semifinales.

Laura Martínez celebra su acceso a semifinales. / Ap

El sueño de Laura Martínez

Laura Martínez también se ha ganado el derecho a soñar. La judoca madrileña de 25 años, tras derrotar, primero, a la chilena Mary Dee Vargas por 'waza-ari' en 3:09 en octavos, y después a la serbia Milica Nikolic tras acumular ésta tres 'shidos' (penalizaciones), pudo vivir un momento increíble ante la kazaja Abiba Abuzhakynova en los cuartos de final.

Martínez, que se veía apurada hasta el Golden Point, se lanzó a por un 'seoi nage' increíble que le concedió el 'ippon' definitivo.

Quino, su maestro, el mismo ángel de la guarda que el de Garrigós y cuyo dojo de Brunete se ha convertido en epicentro del judo, se llevaba las manos a la cara. Y Laura contenía como podía las lágrimas ante lo que acababa de ocurrir. No paró de apretar los puños, de mirar a su familia, de mirar al cielo.

En semifinales Bavuudorzhiin Baasanjüü, un hueso demasiado duro, acabó siendo un muro para Laura Martínez. La madrileña alargó el combate hasta el Golden Score tras una pelea muy técnica, pero su rival tiró de categoría con un 'ippon' de cierre que obligó a Quino a animar a su alumna. La francesa Shirine Boukli será su último obstáculo por el bronce.