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Theresa Zabell: una vida por y para el mar | Olimpiadas Barcelona 92

Theresa Zabell con su segundo oro olímpico

Theresa Zabell con su segundo oro olímpico / @TZabell

Inés Sánchez

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El auge actual del deporte femenino no puede entenderse sin los Juegos Olímpicos de Barcelona. Hasta entonces, ninguna mujer española había logrado subirse a un podio en unas olimpiadas. Y en esa edición, lo hicieron ocho. Ellas abrieron el camino de muchas niñas que ahora, igual que ellas, han hecho historia.

La vida de Theresa siempre estuvo ligada al mar. La primera vez que se subió a un crucero no tenía ni un año de edad. Sus padres emigraron de Inglaterra a Canarias. Y pocos años después de Tenerife a Málaga, donde se inició con la vela. Zabell era una de aquellas niñas que se marcaron objetivos sin precedentes. Ella soñó con ir a las olimpiadas mucho antes de que la vela femenina entrase en la programación de los Juegos. Se marcó este ambicioso reto cuando tenía once años, uno de sus amigos no se despegaba de la televisión, y se unió a él. Desde aquel momento tuvo claro su sueño, aunque por aquel entonces ni la vela femenina era una disciplina olímpica ni ella la practicaba.

Tenía catorce años cuando se subió por primera vez a un velero. Habían abierto un club náutico en Fuengirola, y el padre de una de sus amigas formaba parte de él. A ella no le gustaba demasiado la idea de hacer un curso de vela, pero el verano de una adolescente no le ofrecía muchas más actividades. Y desde aquel momento, descubrió su verdadera pasión.

La primera vez que acudió a un Mundial fue en 1981. Se marchó a Holanda con una tienda de campaña porque no tenía dinero para nada más. Y lo mismo pasó con los siguientes campeonatos. Siete años después, la vela entró por primera vez como deporte olímpico. Ella acababa de ser campeona de Europa y estaba convencida de que acudiría como representante del país. Incluso se había trasladado a Barcelona para prepararse los Juegos con su compañera, pero la federación apostó por otra tripulación, y ella aún desconoce los motivos. Zabell, que confiaba plenamente en su participación, dejó de navegar durante varios meses, hasta que encontró la motivación suficiente para volver a cumplir su sueño y acudir a las olimpiadas de la ciudad condal. 

Actualmente es la única mujer española que ha logrado ser doble campeona olímpica. La primera fue en Barcelona y la siguiente, en 1996 en Atlanta. Unos meses después de ganar su segunda medalla de oro se tomó un año sabático que acabó siendo definitivo meses después. Nació su primera hija, Olimpia. Aquellas dos medallas de oro le habían cambiado la vida. Y se evidenció un nuevo reto. Devolver al mar lo que le había brindado.

Desde niña, Zabell se preocupó por lo poco que se cuidaba el mar. Y cuando creció, se dio cuenta de que los culpables éramos los humanos. Con ese objetivo creó la asociación Ecomar - hace 23 años- en la que se dedica a concienciar a las nuevas generaciones. El lema es «Cuida de los únicos dos sitios de los que no te podrás mudar jamás, tu cuerpo y tu planeta». Además, tuvo la oportunidad de seguir luchando por esta meta como Eurodiputada del PP, que le dio el altavoz que necesitaba para apostar por un cambio que todavía no se ha logrado y por el que sigue batallando 30 años después.

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