Siderurgia

India y Turquía disparan la producción de acero y agravan la situación de la UE

Ambos países aceleran la fabricación hasta julio entre el 7% y el 15%, y China la recorta levemente pese a la caída de su demanda interna

Planta siderúrgica china.

Planta siderúrgica china. / AP Photo / China Out

Javier Cuartas

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India ha incrementado su producción siderúrgica entre enero y julio el 7,2% respecto al mismo periodo del año anterior y Turquía, el 14%, según los datos que acaba de difudir la organización World Steel, lo que está contribuyendo a elevar la presión sobre un mercado cuya demanda no repunta. Aunque China, mayor productor mundial, ha reducido la fabricación el 2,2% en los siete primeros meses del ejercicio, este recorte sigue siendo insuficiente dada su sobrecapacidad instalada, agravada por la acusada caída de la demanda interna del país –entre otros factores, por la crisis de su sector inmobiliario y de construcción–, lo que está motivando una creciente desviación de producto hacia el mercado internacional y en particular el europeo.

Las plantas siderúrgicas de la UE ha mejorado la producción el 1,5% respecto a los mismos meses de 2023, pero este incremento es poco significativo en la medida en que el pasado fue un ejercicio en el que, como afirmó hace varios días la patronal sectorial europea (Eurofer), las plantas comunitarias apenas fabricaron 126 millones de toneladas de acero bruto en el conjunto del año, "el nivel más bajo registrado" y que supone 25 millones de toneladas menos que la media de la última década.

Según World Steel, la producción mundial (con datos de 71 países) está plana, con una reducción de apenas el 0,7% respecto a los primeros siete meses de 2023.

Tanto Eurofer como la patronal siderúrgica española (Unesid) vienen alertando de que esta situación se está traduciendo en una incremento de la ofensiva exportadora hacia Europa, hacia donde algunos países con sobrecapacidad, "prácticas comerciales desleales" y "menor ambición climática" están dirigiendo de modo preferencial sus excedentes.

Eurofer se expresó la semana pasada en términos dramáticos y angustiosos sobre el porvenir de la industria europea del acero, y máxime cuando "las perspectivas para la demanda de acero en la UE" siguen siendo, dijo, "muy sombrías", por lo que existe el peligro, señaló, de que se produzcan "cierres permanentes con miles de puestos de trabajo en peligro".

"Ranking" empresarial

ArcelorMittal, con sede en Luxemburgo y propietaria de la siderurgia integral asturiana, se mantiene como segundo mayor fabricante mundial, tras la compañía China Baowu Group. De los cincuenta mayores peroductores mundiales de acero, 37 son asiáticos y, de ellos, 28 son chinos. Solo el gigante China Baowu produjo 130,77 millones de toneladas en 2023, el doble que los 68,52 millones de Arcelor. El tercer mayor fabricante mundial, Ansteel Group, se situó en 55,890 millones. De las once siderúrgicas chinas que figuran entre los 20 mayores fabricantes de acero del planeta, seis redujeron producción, pero cinco la incrementaron pese a la demanda en retroceso en su propio país.

China sigue siendo el país líder, con una producción total de 1.019,1 millones de toneladas de acero crudo, seguido por India (140,8), Japón (87), EE UU (81,4), Rusia (76) y Corea del Sur (66,7). El mayor productor europeo, Alemania, ocupa el séptimo lugar con 35,4 millones de toneladas. España ocupa el puesto decimoséptimo, con 11,4 millones, aunque se sitúa en el segundo lugar en la Unión Europea, por detrás de Alemania. España ganó un puesto en el "ranking" mundial por países pese a que redujo su producción el 1,72% respecto a 2022.

El año pasado, de los siete grandes países fabricantes, China mantuvo estable la producción, según las cifras oficiales, e India, EE UU, Rusia y Corea del Sur la aumentaron. Todos ellos, salvo India, la están reduciendo este año.

La UE precisa invertir 800.000 millones al año para no perder competitividad con China y EE UU

Rosa María Sánchez

— Madrid

La Unión Europea necesitará un aumento "masivo" de las inversiones para digitalizar y descarbonizar la economía y aumentar su capacidad de defensa, lo que supondrá un esfuerzo adicional de unos 5 puntos porcentuales del PIB al año, hasta alcanzar el 27% del PIB de la UE, en niveles de los años 60 y 70, si quiere mantener su competitividad frente a países como China y EE UY. Y esto requerirá el recurso a la deuda pública porque la inversión privada europea no sería capaz de acometer tamaño reto por sí sola, según el informe encargado por la Comisión Europea al ex primer ministro italiano y expresidente del BCE, Mario Draghi, cuyas conclusiones fueron dadas a conocer ayer. Se trata de un esfuerzo muy superior al realizado entre 1948 y 1951, cuando las inversiones suplementarias del Plan Marshall representaron cada año en torno al 1% y el 2% del PIB.

Para acometer estas necesidades de inversión –que la Comisión Europa ha cifrado en 800.000 millones de euros al año– el "informe Draghi" plantea 170 propuestas de reforma, entre las que se incluye la emisión de deuda conjunta por parte de la UE, siguiendo el modelo del actual programa de fondos europeos Next Generation. Además, serán necesarios "incentivos fiscales para desbloquear la inversión privada". "La única manera de ser más productivos es que Europa cambie radicalmente", dijo Draghi, para quien el propósito de crecimiento y de respecto al cambio climático conecta con los valores "fundamentales y fundacionales" de la UE: prosperidad, equidad, libertad, paz y democracia. "Si Europa no puede proporcionar estos valores habrá perdido su razón de ser", dijo.

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