Elecciones EEUU 2024

Kamala Harris llega a su primer gran examen: 6 claves del decisivo debate con Donald Trump

El duelo televisivo en Filadelfia representa un momento crucial en la campaña y una prueba especialmente significativa para la candidata demócrata

Trump y Kamala se enfrentan en su primer debate con la presidencia de EEUU en juego

Trump y Kamala se enfrentan en su primer debate con la presidencia de EEUU en juego / EUROPA PRESS | CONTACTO| HYOSUB SHIN - ARCHIVO | VÍDEO: ATLAS NEWS

Idoya Noain

Idoya Noain

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La idea extendida de que los debates presidenciales televisados son intrascendentes en la carrera por la Casa Blanca saltó por los aires el 27 de junio. La desastrosa actuación de Joe Biden en ese encuentro en CNN con Donald Trump puso en marcha un terremoto que acabó con la renuncia del presidente demócrata a buscar la reelección y el paso del testigo a Kamala Harris. El debate que tienen la vicepresidenta y el expresidente y candidato republicano este martes en Filadelfia a las 9 de la noche (las 3 de la madrugada del martes al miércoles en España) quizá no sea tan trascendental como aquel pero es también un momento decisivo, con mucho en juego.

Estas son seis claves de la cita organizada por ABC News que va a tener lugar en el Centro Nacional de la Constitución en la mayor ciudad de Pensilvania, uno de los estados bisagra fundamentales para decidir la presidencia.

El momento

Una encuesta publicada este domingo de 'The New York Times' y Siena College recordaba que la carrera se encuentra en un empate técnico. En ese sondeo nacional entre probables votantes Trump saca un punto de ventaja a Harris. Aunque la distancia está dentro del margen de error refleja lo ajustado de la competición entre ambos y cierta mejoría de Trump respecto a encuestas anteriores, señales de que, tras un agosto eufórico, se ha estancado el apoyo a Harris.

Millones de estadounidenses verán el debate (y luego los clips de los momentos más destacados) pero la principal diana para los dos candidatos son los estadounidenses que aún se declaran indecisos sobre su decisión para el 5 de noviembre.

Una prueba para Harris

El debate se plantea como una prueba especialmente crucial para Harris. Desde que fue señalada por Biden como su relevo, se hizo con la nominación y formalizó la candidatura en la convención en Chicago ha mejorado sus índices de popularidad y elevado las perspectivas demócratas pero las encuestas demuestran que sigue siendo una desconocida para muchos.

Desde su nominación Harris solo ha ofrecido una entrevista. Ni una sola rueda de prensa. Y ha estado viviendo una luna de miel con los demócratas, pero sigue necesitada de definirse ante otros muchos estadounidenses. 

Este es su primer encuentro cara a cara con Trump, con el que en su vida solo coincidió una vez en la misma sala, cuando ella senadora y él dio en el Congreso como presidente uno de sus discursos sobre el estado de la Unión. Aunque se curtió en tribunales y ha participado en numerosos debates a lo largo de su carrera política, este es el primero presidencial, y frente a un rival para el que este es el séptimo y que, además, es un animal de instinto mediático más que probado.

Una prueba para Trump

En el primer debate presidencial Trump tuvo la gran ventaja de que Biden se hundiera prácticamente solo. Esta vez, su gran reto es mantener la disciplina y el autocontrol, algo que no siempre consigue. En la convención republicana, por ejemplo, hizo añicos cuatro días de un orquestado mensaje de unidad con un discurso eterno en el que entró en divagaciones y diatribas habituales en sus mítines, que le alejan de votantes más moderados.

Si en Biden Trump tenía a un rival de 81 años, ahora el republicano, de 78, enfrenta a una mujer de 59. En sus debates con Hillary Clinton en 2016 Trump dejó una imagen agresiva de tintes misóginos hacia una candidata a la que, intelectualmente, respetaba más que a Harris, cuya inteligencia pone en duda y a la que ya lleva semanas atacando también con ataques sexistas y racistas.

Clinton ha dicho que la estrategia de Harris debe ser “no picar el anzuelo” y lanzarlo ella. “Se le puede provocar, no sabe responder a ataques directos y con sustancia”, ha asegurado sobre Trump.

Las impresiones y los temas

Los debates presidenciales casi siempre son más relevantes en cuestiones de imagen e impresiones que por el contenido puramente político. En esta ocasión se puede aventurar que no será diferente pero los temas centrales para el electorado puede crear momentos determinantes para los dos candidatos. 

El descontento ciudadano con los altos precios y temas de seguridad o empleo que Trump vincula a la inmigración se dan por descontados en el arsenal del republicano, aunque tiene un desafío: a la vez que la retrata a Harris como una política débil, inefectiva e irrelevante trata de atribuirle influencia en las políticas de la Administración Biden.

Harris también debe realizar un equilibrio complejo entre la defensa de las políticas del gobierno en que ha sido vicepresidenta y la presentación de sí misma como una candidata de cambio, defensora de la clase media frente a un rival al que retrata como un hombre solo movido por sus propios intereses. 

Para la demócrata será central también identificar a Trump con la derogación del derecho al aborto y el retroceso en los derechos reproductivos, una cuestión que es también central en estas elecciones y en la que ahora el republicano no ha dejado claras sus posiciones si volviera a la Casa Blanca.

FILE - ABC World News Tonight Anchor David Muir, left, addresses members of the audience while standing with ABC News Live Anchor Linsey Davis, Friday, Feb. 7, 2020 in Manchester, N.H. (AP Photo/Elise Amendola, File) / FILE PHOTO

David Muir y Linsey Davis, los presentadores del debate Harris-Trump en la ABC / Elise Amendola

Las reglas

Tras tensas discusiones y amagos de Trump de saltarse el debate, la cita, 90 minutos con dos pausas publicitarias, se va a celebrar bajo las mismas reglas que guiaron el del republicano con Biden. Para decepción de la campaña de Harris, los micrófonos de los candidatos estarán silenciados cuando hable el otro. Fue algo que en el primer debate solicitó el equipo de Biden pero que quería cambiar el de la vicepresidenta. No habrá público en el museo dedicado a la Constitución, solo los dos candidatos y los dos moderadores: David Muir, presentador del informativo nocturno más visto en EEUU, y la periodista Linsey Davis. Ninguno de los dos está especializado específicamente en política.

Harris y Trump estarán en pie tras sus respectivos atriles, no podrán tener notas y solo se les dará un bloc de notas, un bolígrafo y una botella de agua. No habrá declaraciones iniciales, cada uno dispondrá de dos minutos para respuestas, otros dos para réplica y uno más para potenciales contrarréplicas. Lo que no se les permitirá, según las normas, es hacerse preguntas entre ellos. Y está por ver que los moderadores rompan el modelo que se siguió en CNN, donde los dos periodistas no interpelaron a los candidatos cuando hicieron declaraciones de veracidad cuestionable.

A cara o cruz, Trump ganó elegir cerrar el debate con su declaración de dos minutos y dejó a Harris escoger su posición (estará a la derecha en las pantallas).

La preparación

Harris lleva desde el miércoles encerrada en un hotel de Pittsburgh con un equipo en intensa preparación del debate. Lidera ese nutrido equipo de entrenamiento Karen Dunn, una abogada de Washington (que este lunes estará representando a Google en un caso planteado por el gobierno de Biden contra el gigante tecnológico) y que es una veterana en estas lides con los demócratas, a los que ha estado ayudando en la preparación de debates desde 2008.

En los ensayos de Harris, que ya había empezado en mayo a prepararse para el que se suponía que iba a ser su debate vicepresidencial, participa también Philippe Reines, un consultor político que, como hizo en los preparativos de Hillary Clinton, se encarga de encarnar a Trump con un traje y corbata similar a los que usa el republicano e incluso una peluca.

La vicepresidenta, según han revelado quienes han trabajado con ella en el pasado preparando debates, es concienzuda. Reúne primero para una conversación amplia sobre temas a su equipo, que luego prepara un documento con las ideas o propuestas políticas que se buscan transmitir que ella edita. Luego hay una reunión más para pulir el mensaje.

Trump y su equipo insisten en que él no hace ensayos y llama a las reuniones preparatorias “tiempo de política” pero sí hay preparativos. En ellos está contando esta vez con aliados como el congresista ultra de Florida Matt Gaetz, que le lanza las preguntas más duras que puede esperar. Ha sumado además a su equipo a Tulsi Gabbard, que fue congresista demócrata y logró en los debates demócratas de primarias en 2019 poner en aprietos a Harris, acusándole por ejemplo de hipocresía por cambios de postura o señalando a su historial como fiscal. El mes pasado Gabbard anunció su respaldo a Trump.

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