Entrevista

Tareq Baconi: “No es posible un futuro de justicia y paz en Oriente Próximo sin incluir a Hamás”

Tareq Baconi, autor de 'Hamás, auge y pacificación de la resistencia palestina' (Capitán Swing).

Tareq Baconi, autor de 'Hamás, auge y pacificación de la resistencia palestina' (Capitán Swing). / Anastacia Casey

Ricardo Mir de Francia

Ricardo Mir de Francia

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En los discursos de los líderes israelíes y sus aliados occidentales, Hamás es poco más que una sangrienta organización terrorista motivada por el odio a los judíos y propulsada por el oscurantismo religioso. Una descripción que a ojos de Tareq Baconi (Amán, 1983) no es más que una caricatura interesada que impide entender la complejidad del principal movimiento de la resistencia palestina a la ocupación israelí y avanzar hacia una solución del conflicto. El académico palestino, presidente del laboratorio de ideas Al Shabaka y bregado como profesor en universidades como Columbia, publica ahora en español 'Hamás, auge y pacificación de la resistencia palestina' (Capitán Swing), una historia de los últimos 30 años del conflicto desde la perspectiva de Hamás, con una lúcida introducción actualizada para abordar los acontecimientos del 7 de octubre, el día en que Hamás cambió el curso de la historia con su brutal incursión en el sur de Israel.

Muchos medios y políticos occidentales tienden a reducir a Hamás a organización terrorista, pero usted argumenta que esa definición impide entender lo que en realidad es.

Es importante señalar que antes de Hamás estaba la OLP (Organización para la Liberación de Palestina), y Occidente e Israel usaban exactamente la misma terminología con la OLP que usan con Hamás, describiéndola como una organización terrorista comprometida con la destrucción del Estado de Israel. A cualquier proyecto político palestino que desafíe el sistema de control de Israel, su apartheid sobre los palestinos, se le pone esa etiqueta. Pero no clarifica mucho. Lo que hace es dar a países como Estados Unidos e Israel carta blanca para atacar con una fuerza militar desproporcionada a aquellas organizaciones que consideran terroristas.

¿Qué es Hamás entonces?

Es una organización polifacética, con una vasto tejido social, que ha participado en elecciones democráticas y tiene una misión política. En paralelo, tiene una rama militar considerada por los palestinos como una forma legítima de resistencia anticolonial. Por eso cuando se la reduce a organización terrorista, se implica que actúa irracionalmente, sin un objetivo estratégico y con el único propósito de hacer daño a los israelíes. No es el caso. Y la realidad es que la mayoría de asesinatos de civiles en la región son responsabilidad del ejército israelí. No de las facciones palestinas.

De hecho usted describe los ataques del 7 de octubre como “una demostración sin precedentes de violencia anticolonial”, una lectura que no ha hecho ningún gobierno occidental.  

No me sorprende. En países como Francia, el Reino Unido, Alemania, y ciertamente Estados Unidos, existe un apoyo muy arraigado a la narrativa israelí. Cualquier planteamiento que la desafíe, se considera irracional o una mala comprensión de la realidad sobre el terreno. Pero la mayoría de países del mundo, probablemente también del continente africano, lo ven como un gran acto de resistencia anticolonial. Particularmente las naciones anteriormente colonizadas entienden lo que pasó el 7 de octubre.

A lo largo de los años Israel y Hamás han mantenido una suerte de equilibrio del terror. ¿Por qué Hamás decidió romperlo el 7 de octubre?

Hamás utilizó esa expresión en el contexto de la Segunda Intifada para explicar el uso de los atentados suicidas, subrayando que no hay simetría entre ocupante y ocupado. Quería transmitir al Gobierno israelí que cada vez que se mata a civiles palestinos o se ataca sus centros urbanos, Hamás atacará a sus civiles y centros urbanos. Pensaba que si los israelíes entendían los costes de la ocupación, obligarían a su gobierno a abandonarla. Pero sucedió lo contrario. Israel opera bajo la premisa de que toda violencia contra los palestinos es aceptable para que sus ciudadanos puedan vivir en paz y seguridad. Y, especialmente durante el mandato de Ariel Sharon, utilizó la guerra contra el terror de Bush para fortalecer la ocupación. Lo que llevó a Hamás a entender que debía apoyarse más en la vía política.

Hamás entró en política tras la Segunda Intifada y ganó las elecciones. Israel impuso el bloqueo en Gaza con apoyo de Occidente. Por el camino modificó su carta fundacional para aceptar un Estado palestino en las fronteras de 1967. Y de ahí al 7 de octubre: Casi 800 civiles asesinados, más de 300 militares y policías, 250 secuestrados y una condena internacional generalizada.

El 7 de octubre fue realmente un intento de acabar con el bloqueo impuesto desde 2007. Un bloqueo hermético que, desde la perspectiva israelí, buscaba contener a Hamás impidiendo que pudiera actuar fuera de la Franja de Gaza con el fin de incrementar la seguridad de sus ciudadanos. Para los palestinos, sin embargo, es un bloqueo violento y la idea de que se mantuviera indefinidamente sin ningún tipo de avance era algo inaceptable. Hamás tomó la decisión de desafiar realmente el bloqueo, lo que pocos pensaban es que pudiera conseguirlo.

Muchos mitos cayeron aquel día…

El 7 de octubre demostró que la supuesta invencibilidad de Israel era falsa. Mi interpretación es que la operación de Hamás iba dirigida contra los batallones militares israelíes alrededor de la Franja. Querían asestarles un golpe, obtener inteligencia y probablemente capturar rehenes. El hecho de que Hamás, y luego muchas otras facciones y grupos de civiles pudieran permanecer en territorio israelí durante tanto tiempo, sin enfrentar apenas resistencia y tropezando con un festival de música hizo que esa operación selectiva adquiriera unas dimensiones mucho mayores a las esperadas y que en algún momento dejara de estar bajo control de Hamás. Un hecho que merece ser criticado, pero también comprendido.

¿Qué tipo de debate ha habido en Hamás desde entonces, dada la brutalidad con la que actuaron sus cuadros? Muchos palestinos de Gaza acusan le acusan de haber cometido un grave error de cálculo.

No estoy en contacto ni he tenido acceso a Hamás desde el 7 de octubre. Este libro se publicó inicialmente en 2018. Pero sí ha habido una serie de discusiones que han sido informativas. La primera es que Hamás sostiene que no atacó activamente a los civiles y rechaza las acusaciones de violencia sexual que siguen sin ser demostradas por Israel. Lo que no quiere decir que esos asesinatos no se produjeran. Históricamente el apoyo a Hamás aumenta después de los ataques militares de Israel y retrocede después hasta un nivel básico en torno al 20-30%. Esta vez el apoyo se disparó, no sólo en Gaza, sino entre los palestinos en general. No sorprende que haya disminuido desde entonces. Nadie podría haber anticipado este genocidio ni que la comunidad internacional permitiría a Israel mantener semejante nivel de violencia genocida durante tanto tiempo. Así que la rabia y las preguntas de la gente de Gaza son válidas.

¿Hay algún posible desenlace de la catástrofe en Gaza que permita a Hamás afirmar que el 7 de octubre no fue un desastre estratégico?

Yo creo que Hamás puede cantar victoria porque lo que hizo el 7 de octubre fue desafiar el paradigma impuesto por Israel y Occidente a los palestinos. Es decir, que puede haber estabilidad para los israelíes, incluso cuando Israel mantiene un apartheid violento contra los palestinos. Hamás destrozó por completo esa ilusión. Y rompió de manera irreversible otro pilar fundamental del sionismo, que Israel puede brindar seguridad a los judíos en Palestina sin abordar la cuestión palestina. Al romper esa suposición, lo que Hamás hizo el 7 de octubre ya puede considerarse una victoria.

¿Es posible una vuelta a la situación anterior al 7 de octubre?

No lo creo. Occidente habla de relanzar el proceso de paz, pero francamente es una tontería. Desde la perspectiva israelí, ésta es una guerra de exterminio. Hablan de ello abiertamente. Ben-Gvir ha dicho varias veces que quieren completar la Nakba (expulsión de los palestinos). Están armando a sus colonos, acelerando la desposesión en los territorios ocupados y perpetrando un genocidio en Gaza. Del lado palestino, con la excepción de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), vista como ilegítima y colaboracionista por sus ciudadanos, esta es una guerra por la supervivencia y, a la vez, una verdadera guerra por la liberación. En este punto nos encontramos ahora. No hay nada intermedio. Todo el mundo intentará poner de nuevo a Israel y Palestina en la casilla del 6 de octubre. Podría funcionar unos meses, un año, quizás dos, pero las intenciones de cada bando son meridianas.

Está diciendo que se dan las condiciones para resolver el conflicto de una forma u otra, incluso si no es la solución justa que muchos han esperado durante años.

Exactamente. Estamos en una etapa en la que Israel completa la Nakba, y con esto me refiero al exterminio y expulsión de los palestinos, lo que ya está ocurriendo, o los palestinos son capaces de desarrollar un proyecto político similar al de la OLP en los años 60 y 70 o al del Congreso Nacional Africano en Sudáfrica con demandas de liberación, igualdad y justicia para judíos y árabes desde el río y el mar. No creo que quede espacio para otras vías intermedias.  

Pero usted advierte también que la ideología de Hamás podría destruir la legitimidad de la causa palestina, refiriéndose principalmente a su islamismo político.

Hay que entender la lucha palestina por la liberación ha sido siempre diversa. Incluye a los islamistas, pero también a los nacionalistas seculares, la izquierda marxista, los palestinos de Israel o la diáspora. Mientras Hamás pueda ser parte un elemento más de esta amalgama se le considerará movimiento nacional islamista. Pero el problema empieza cuando Hamás trata de imponer su ideología islamista sobre todos los palestinos. Es inaceptable. La solución pasaría por que se integre en la OLP, que es la estructura para canalizar la lucha palestina. Lo ha intentado, pero tanto Occidente como el propio Fatah se oponen. Y sin Hamás dentro, nunca tendremos un liderazgo representativo en la OLP que hable en nombre de todos los palestinos.

Muchos líderes de Hamás han sido eliminados y Netanyahu insiste en erradicar al movimiento. Usted sostiene que no sucederá. ¿Espera que Hamás se reinvente tras la guerra?

No es una tesis mía, también el aparato de seguridad israelí reconoce abiertamente que los planes de Netanyahu no son realistas. No solo porque Hamás es también una idea, sino porque ha sido capaz de aguantar mejor de lo esperado en el campo de batalla. No creo que sea posible un futuro de justicia y paz entre el río y el mar sin incluir a Hamás. La idea de que Hamás podría ser excluido es la misma lógica imperante detrás del bloqueo y, como hemos visto, ha fracasado política y militarmente. También moralmente. La mayoría de palestinos no apoyan a Hamás por su ideología islamista, sino por su proyecto político, que es el mismo que defendió en su día la OLP. Y mientras exista el apartheid israelí, existirá la resistencia palestina a ese régimen de opresión, supremacía judía y falta de igualdad de derechos.

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