Sin tregua olímpica

Deporte y guerra: las tensiones internacionales por Ucrania y Gaza permean los JJOO de París

El Gobierno francés ha reforzado la seguridad en las villas olímpicas ante las amenazas denunciadas por la delegación israelí

15 deportistas rusos participan en los JJOO como atletas individuales neutrales, una delegación de mínimos que contrasta con los 335 que acudieron a Tokio 2021

Protesta propalestina para pedir un boicot a Israel, en París.

Protesta propalestina para pedir un boicot a Israel, en París. / BENOIT TESSIER / REUTERS

Leticia Fuentes

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En la antigua Grecia, se impuso una tradición según la cual todos los conflictos armados se suspendían siete días antes del inicio de los Juegos Olímpicos y se podían retomar siete días después de su finalización. El objetivo era garantizar la seguridad de los asistentes al acontecimiento deportivo. A principios de los 90, el Comité Olímpico Internacional (COI) y Naciones Unidas llamaron a recuperar esa tradición y exhortaron a todos los países a cumplirla. La bautizada como tregua o paz olímpica ya está descartada en las guerras de Ucrania y Gaza, pues las bombas no han dejado de caer, y las tensiones internacionales se sienten en los estadios, las canchas y piscinas de París 2024.

La presencia de atletas israelíes en estos Juegos Olímpicos no es vista con buenos ojos, no solo en la calle sino también en la política, especialmente en Francia, donde 26 representantes políticos, incluidos miembros de La Francia Insumisa, pidieron sin éxito al COI bloquear la participación del Estado hebreo. La tensión ha ido 'in crescendo' y se ha traducido en amenazas a deportistas israelíes, tal y como denunció el Comité Olímpico de su país el pasado 21 de julio. Unas amenazas ante las que el Gobierno francés se ha visto obligado a aumentar la seguridad de esta delegación, concretamente en las Villas Olímpicas, que cuentan con 20.000 agentes de seguridad privada. "Desde el inicio hasta el fin de los Juegos Olímpicos, los atletas israelíes estarán protegidos por la GIGN y la RAID (las unidades élite de la Gendarmeria y la Policía Nacional francesa)", garantizó el ministro del Interior en funciones, Gérald Darmanin.

Uno de los objetivos del aumento de la seguridad de la delegación israelí es evitar imágenes como las del pasado 20 de julio, cuando un grupo de activistas llevaron a cabo una acción frente a la sede del COI en París, para denunciar la participación de atletas de este país en estos Juegos en protesta por la dura represalia en la Franja de Gaza por el ataque terrorista de Hamás, del que se han cumplido ya más de nueve meses. 

Desde el primer momento, el presidente francés, Emmanuel Macron, prometió que durante los Juegos Olímpicos "la bandera israelí estaría allí" y "los atletas también", pero también lanzó una advertencia: los deportistas son responsables de ser "vectores de paz". El presidente israelí, Isaac Herzog, acudió a la ceremonia de inauguración. 

Israel sí, Rusia no

A pesar de que el COI busca mantener la neutralidad y que los conflictos políticos no influyan en la competición, las guerras de Ucrania y Gaza están ocasionando un verdadero trabajo de equilibrismo para los organizadores. Aunque cláusula de la Carta Olímpica exige la "no discriminación", en estos Juegos hay excepciones sobre la "neutralidad de los deportistas" que han levantado ampollas: ¿por qué Israel participa y Rusia no? El país euroasiático ha sido excluido de los Juegos en castigo por la invasión de Ucrania, iniciada en febrero de 2022.

Respecto a esta diferenciación, Macron defendió la presencia de Israel en una entrevista para BFMTV: "Rusia decidió una guerra de agresión que dura ya más de dos años", e "Israel no es un atacante".

La excepción sobre la neutralidad de los deportistas permite a 15 atletas rusos competir en los Juegos Olímpicos, pero no pueden hacerlo bajo sus banderas, sino como Atletas Individuales Neutrales (AIN), como tampoco pudieron desfilar por el Sena durante la ceremonia inaugural. Bajo estas condiciones, según el COI, los atletas no deben mostrar "ningún apoyo a Rusia en la guerra que libra contra Ucrania" y no pueden exhibir ningún signo distintivo que pueda recordar a los países en cuestión durante la competición.

Se trata de una delegación de mínimos, en la que participan siete tenistas --entre ellos Daniil Medvedev--, tres piragüistas, tres ciclistas, un nadador y una gimnasta de trampolín, y que contrasta con los 335 deportistas rusos que acudieron a los Juegos de Tokio hace tres años, cuando también se vieron obligados a competir bajo bandera neutral tras el escándalo del programa de dopaje gubernamental.

Aunque todos los ojos están puestos en estos dos países, hay otro que también genera controversia: Afganistán. Desde 2021, los talibanes ocupan el poder y aunque este Gobierno no está reconocido por ningún país, una pequeña delegación de atletas compite representando a Afganistán "de una manera simbólica".

Su presencia en los Juegos ha sido vista como algo extraño y ha generado dudas, por eso los organizadores mirarán con lupa cualquier gesto o actuación durante la competición para evitar acciones propagandísticas. 

Según el director general del Comité Nacional Afgano, Dad Mohammad Payenda Akhtari, todos menos un atleta viven en el extranjero y señaló en declaraciones a AFP: "Como el deporte femenino está suspendido en Afganistán, las atletas no han sido enviadas desde el país. Todas viven en el extranjero y fueron enviadas por el COI". Esta pequeña delegación compite bajo la bandera afgana previa a la llegada de los talibanes al poder. 

Una tensión olímpica que no es nueva

"Si venís a París repetiremos los acontecimientos de Múnich de 1972", es una de las amenazas que han recibido supuestamente los atletas israelíes que compiten en estos Juegos. 

En Múnich 1972, el grupo terrorista Black September irrumpió en la villa olímpica y tomó como rehenes a atletas israelíes, matando a 11 de ellos y a un oficial de policía alemán. 

En 1976 en Montreal, también se vivieron momentos de tensión cuando varios países africanos decidieron no viajar a Canadá para protestar contra Nueva Zelanda, que en aquel momento celebraba encuentros deportivos con la segregada Sudáfrica, que había sido excluida por el COI.

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