Conflicto en Oriente Próximo

Crece la oposición a Hamás en Gaza a medida que se alarga la guerra

El caos y la ausencia de ley facilitan la proliferación de críticas entre una población acostumbrada a la mano de hierro del gobierno islamista y la persecución de la disidencia

Palestinos se desplazan por la Franja de Gaza ante los ataques de Israel.

Palestinos se desplazan por la Franja de Gaza ante los ataques de Israel. / Europa Press/Rizek Abdeljawad

Andrea López-Tomàs

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El jolgorio de aquel día rápidamente se desvaneció. Decenas, hasta centenares, de personas tomaron las calles de la Franja de Gaza para sumarse a la alegría colectiva. Era 7 de octubre y, de repente, ya no había muros. Milicianos de Hamás, hijos y nietos de refugiados palestinos, retornaban con vida tras haber pisado por primera vez su tierra ancestral. Todo el enclave palestino se concentró para recibirlos en un episodio que imaginaron como la fuga definitiva de la prisión del bloqueo a través de la humillación de su eterno rival. Pero las breves visitas de esos luchadores no fueron un simple paseo. Al contrario, a su paso, mataron a 1.139 israelíes y secuestraron a unos 250. En esa jornada de jarana compartida, muchos gazatíes prefirieron ignorar, por un momento la realidad. La respuesta que vendría después sería casi inconcebible. Ahora, esas calles donde celebraban ya no existen, algunos de sus acompañantes ya no están y no hay ningún futuro en el horizonte para los palestinos de Gaza.

No son pocos los que empiezan a coincidir en que Hamás es el culpable de su sufrimiento. Sin el trágico ataque del 7 de octubre, consideran, no habrían perdido sus casas, sus familiares, sus vidas. “¡El 7 de octubre no nos representa!”, grita una mujer anónima en un vídeo compartido en redes sociales. Los escombros que la rodean hacen eco y amplifican su lamento, que es el de cada vez más gente. “Nada de lo que ocurrió aquel día ni nadie de los que tomaron la decisión de arrastrarnos a una guerra nos representan”, denuncia a gritos. A medida que la guerra se prolonga –esa misma que ha matado a más de 39.400 palestinos en apenas 10 meses–, los habitantes de Gaza empiezan a expresar su oposición a Hamás. Ya no le tienen miedo a la mano de hierro que reinaba antes de la ofensiva militar israelí. Saben que, tal vez mañana, ellos mismos pueden engrosar la cifra de víctimas mortales y no quieren irse callados.

Pese a las dificultades para medir la opinión pública en Gaza, que ya eran muchas antes de la guerra, hay algunos centros demoscópicos que están consiguiendo registrar el renovado panorama del enclave palestino. El último estudio del Centro Palestino de Investigación de Políticas y Encuestas, con sede en Ramala, muestra que los islamistas solo cuentan con el apoyo del 38% de los habitantes de la Franja. El 62% de los gazatíes no apoyan a Hamás, pero la mitad de la población quiere que continúe en el poder, ya que consideran que todas las alternativas son peores. Antes de la guerra, el apoyo general a Hamás era del 22% y el apoyo a su rival secular Fatah, del 26%. A día de hoy, en la Franja de Gaza, el apoyo a Hamás asciende al 38% y un 24% para Fatah. No obstante, esta encuesta demuestra que un 57% de los palestinos de Gaza aprueban el ataque del 7 de octubre, porque consideran que ha vuelto a poner la causa palestina en el centro del debate internacional.

Cultura del miedo

Antes de la guerra, Hamás, que gobierna Gaza de facto desde el 2007, controlaba el territorio a través de una cultura del miedo con un sistema gubernamental opresivo. Cualquiera que se atreviera a criticarlo recibiría amplias represalias. No estaban permitidos los actos políticos y, para una reunión de una decena de amigos, se necesitaba permiso del Ministerio del Interior. El líder de Hamás, Yehia Sinwar, incluso supervisaba una fuerza policial secreta que vigilaba a los palestinos comunes, creando archivos sobre jóvenes, periodistas y disidentes que cuestionaban al gobierno. Aquellos que asistían a protestas, criticaban públicamente a Hamás o eran denunciados por sus propios vecinos pasaban a estar bajo la vigilancia de esta fuerza con más de 865 miembros. Debido al duro golpe a la capacidad militar y de gobierno del grupo palestino, se desconoce el estado actual de esta unidad.

La población de Gaza era consciente de los mil ojos que las observan, de cómo los enemigos se unían a la hora de vigilarles. Por eso, la mayoría callaban. Pero ahora, casi 40.000 muertos después, algunos han decidido romper su silencio, y las redes sociales son el mejor escenario para su crítica. “Este vídeo está dedicado a la resistencia en Gaza”, es decir, a Hamás, dice un joven mirando a la cámara. “Hermanos, ¿en qué os ha beneficiado esta guerra?”, se cuestiona con rabia. Gran parte de ella va dirigida a Sinwar. “Una generación entera de Gaza nunca vio un tanque en su vida; el loco trajo los tanques al centro del campo de refugiados por pura estupidez”, escribió Mohanad Mehrez en sus redes. Otras, para preservar su seguridad y la de los suyos, optan por criticarlos una vez han abandonado Gaza. “Si la muerte y el hambre de su pueblo no les importan, no tienen por qué importarnos [ellos] a nosotros”, publicó el conocido fotoperiodista gazatí Motaz Azaiza desde fuera del enclave.

"Esto es locura"

El actual caos y la ausencia de ley que dominan las ruinas de Gaza han permitido a algunos valientes organizar protestas improvisadas para expresar la frustración con Hamás a causa de la guerra. “Netanyahu y Sinwar, basta de guerra y de destrucción; el pueblo exige un alto el fuego”, coreó una muchedumbre en Jan Yunis hace unas semanas. La población de Gaza empieza a considerar a Hamás como el responsable de iniciar la guerra y ayudar a provocar la muerte y la destrucción sobre ellos. Critican a los líderes militares la falta de planificación: sabían que Israel iniciaría una guerra devastadora contra Gaza así que podrían haber proporcionado alimentos, agua o refugio para ayudar a la gente a sobrevivir. “Esto no es resistencia, esto es locura: lo que no apoyamos es que sigan con esta guerra cuando no han logrado ninguno de los objetivos que se propusieron”, dijo un abogado anónimo a The New York Times (NYT).

“Hamás se centra principalmente en permanecer en el poder, gobernando Gaza, pero no les importa la gente de Gaza, no les importa su sufrimiento”, denuncia Jamal, que perdió su casa en la Ciudad de Gaza, al mismo diario. El exprofesor de ciencias políticas gazatí y exministro de Cultura de la Autoridad Palestina, Ibrahim Abrash, denunció en un artículo en la agencia de noticias palestina Ma’an que antes de la guerra, los líderes políticos de primer nivel de Hamás habían huido de Gaza hacia Turquía y Qatar. Pese al aumento del apoyo al grupo islamista en la Cisjordania ocupada, en Gaza sus líderes cada vez son más impopulares. “Hamás sigue buscando su porción de poder, y no sabe cómo bajarse del árbol al que se subió”, constata Raed el Kelani al NYT.