Iglesia católica

El Vaticano, en superávit tras registrar 45,9 millones de euros de beneficio neto

La Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica registra unos beneficios netos de 45,9 millones de euros

El papa Francisco, durante la ceremonia en la que ha anunciado el Jubileo 2025.

El papa Francisco, durante la ceremonia en la que ha anunciado el Jubileo 2025. / Efe

Irene Savio

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Los regaños del Papa de los últimos años sobre la situación económico y financiera del Vaticano están provocando movimientos. O, al menos, eso parece al mirar el último balance de la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica (APSA), publicado esta semana. El Vaticano, de acuerdo con sus últimos datos relativos al año pasado, ya aprobados por los órganos de control vaticanos, está en superávit. En concreto, los beneficios netos registrados por el APSA ascienden a 45,9 millones de euros. 

El buen resultado, sin embargo, tiene matices. De hecho, la principal fuente de beneficios ha sido el patrimonio inmobiliario, que registró un superávit de 35 millones de euros en beneficios netos (frente a unos ingresos de 73,6 millones de euros), lo que deriva de una evidente mejor gestión de los más de 5.000 inmuebles que administra el APSA tanto en Italia como fuera de este país.

Las del extranjero, de hecho, son alrededor de 1.200 propiedades administradas por tres empresas (una francesa, la otra suiza y la tercera inglesa, fundadas en los años treinta del siglo pasado) y ubicadas en ciudades como Londres, París, Ginebra y Lausana. En cambio, las italianas son unas 4.200, el 92% de las cuales están en la provincia de Roma, sobre todo en los alrededores de la Ciudad del Vaticano. 

Bajo riesgo

En este sentido, la información representa también una buena noticia para el pequeño Estado porque llega después del escándalo del edificio de Londres comprado con dinero destinado a la beneficencia, que estalló en 2020 y desde entonces ha dado mucho de qué hablar. Tanto que finalmente el Papa se decidió a tomar la decisión de convertir el APSA en el que es hoy el verdadero centro financiero del Vaticano, y administra también activos (acciones, obligaciones) precedentemente gestionados por la Secretaria de Estado. Resultado: de unas pérdidas de 6,7 millones en 2022, el APSA en 2023 registró unos beneficios de unos 27 millones. 

Todo ello —en teoría— cumpliendo con lo prometido a Francisco: invertir solo en acciones de bajo riesgo y con impacto social positivo, tal como recordaba el APSA en su comunicado. La gestión actual se realiza "persiguiendo fines no especulativos, de bajo riesgo y probado impacto social, en sintonía con la doctrina social de la Iglesia", señaló el organismo en la nota con la que informó de sus resultados. 

El dinero ya ha sido destinado. Concretamente, se asignó (37,9 millones) a las misiones del Papa y los gastos de la Curia Romana, y una parte (unos 8 millones) se ha convertido en patrimonio del Vaticano. "Estos resultados se han logrado con la convicción de que tenemos que trabajar constantemente para aumentar el flujo de ingresos, para cubrir los gastos, sin afectar al patrimonio de la Santa Sede y sin prever la venta de propiedades inmuebles institucionales", ha dicho, en esta línea, el arzobispo salesiano Giordano Picciotti, presidente del APSA. Aun así, Piccioti también mencionó un gasto que sigue creciendo y preocupa también en el Vaticano: el de las pensiones

Donaciones, en caída

Además de ello, una de las voces no muy positivas en los balances vaticanos sigue siendo la relativa al Óbolo de San Pedro. Este organismo que administra las donaciones de los fieles, tuvo el año pasado unas entradas de apenas 57 millones de euros y unas salidas de unos 109 millones de euros. Lo que remite en particular a los altos gastos de las actividades realizadas por los dicasterios (ministerios) vaticanos y las nunciaturas (embajadas) del Papa en el mundo.

De hecho, según una reciente investigación publicada en el diario italiano Domani, desde 2021 a 2023 los gastos de los dicasterios vaticanos han crecido notablemente, por unos 137 millones de euros. Todo ello cuando las donaciones de los fieles no están aumentando, sino que es más bien al revés. En concreto, de los 82 millones de euros que el Óbolo recibía en 2009, se pasó a 78 millones en 2013, a 48 millones en 2023. Con ello, solo unos 13 millones del Óbolo se destinaron en 2023 directamente a 236 proyectos de asistencia a los pobres en 76 países.

Con esto aún por solucionar, uno de los caminos que el Vaticano parece decidido a recorrer para subsanar estos traspiés económicos es la venta de al menos una parte de sus inmuebles, tal como se leía ya en el informe del APSA del año pasado: "[hay que] incrementar el flujo de ingresos anuales derivado de la gestión del patrimonio inmobiliario. Esto requiere una correcta identificación y valorización del patrimonio inmobiliario, aprovechando las oportunidades que ofrece el mercado, continuando con el proceso de venta de los inmuebles que se consideran no adecuados o no estratégicos para la generación y gestión de ingresos que se destinarán a cubrir las necesidades de la Curia Romana".  

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