A tres días de los comicios

Maduro ofrece ganancias extraordinarias a las multinacionales petroleras en plena campaña electoral

Millones de migrantes venezolanos no pueden votar pese al peso económico de sus remesas

El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro

El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro / Europa Press/Contacto/Juan Carlos Hernandez

Abel Gilbert

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A pocas horas de que concluya la campaña electoral, Nicolás Maduro se multiplica de cuerpo presente en numerosas ciudades y en las pantallas. Una serie televisiva, 'Nicolás', lo muestra capítulo a capítulo como un hombre que tenía el destino fijado de antemano. "Eres un líder innato", le dicen desde joven e incluso cuando canta en un grupo de rock, llamado Enigma.

Las imágenes de una presentación musical en 1981 se han vuelto a divulgar como parte de un canto a sí mismo desde los medios estatales. Los venezolanos vieron estos días a un Maduro jocoso que se menea en TikTok y los escenarios, y otro capaz de levantar la voz para calificar a la prensa extranjera como "sicarios de la mentira" o llamar "demonio" a su principal adversario en las urnas, Edmundo González Urrutia. No se ha privado de la ironía frente al "susto" de Luiz Inácio Lula da Silva a una deriva violenta. "Que se tome un té de manzanilla", dijo. El miércoles encontró, sin embargo, un momento de serenidad y autoconfianza al definirse como el presidente más capacitado para ofrecer ganancias extraordinarias a las multinacionales petroleras.

No lo hizo sobre una tarima ni en medio de consignas de guerra. Maduro recuperó sus mejores trajes para celebrar un acuerdo entre Petróleos de Venezuela (PDVSA), Bristish Petroleum (BP) y la Compañía Nacional de Gas de Trinidad y Tobago que permitirá desarrollar depósitos de gas natural de un billón de pies cúbicos en el mar Caribe.

Seguridad jurídica para inversores

El presidente "obrero", como suele llamarse, pese a que gestionaba buses, recibió a los participantes del entendimiento energético en el Palacio de Miraflores. Frente a ellos aprovechó para lanzar un llamamiento a todas las compañías del sector. "Estamos listos y dispuestos para negociar lo que haya que negociar. Le digo a los inversionistas de Estados Unidos, Europa, la India, China, Rusia, Brasil, yo soy Nicolás Maduro, presidente de Venezuela y el único que garantiza la seguridad jurídica para todos los proyectos de petróleo y gas que ustedes quieran desarrollar aquí. Soy hombre de palabra y juego con las cartas sobre la mesa". Y añadió: "si quieren venir a invertir vengan a tiempo, ya han llegado muchos, algunos no los podemos decir, ya que hemos firmado en el marco de leyes especiales para protegerlos, pero está llegando una lluvia de inversiones en petróleo, gas, petroquímica".

Oportunidad económica

En los actos proselitistas, Maduro, el exguitarrista de Enigma, ha resaltado su condición de "cristiano", "chavista" y "socialista". Frente a los representantes de BP y Trinidad Tobago optó por un lenguaje más pragmático. "La gente ve que a Venezuela se le están abriendo las compuertas y pudimos activar una nueva economía con esfuerzo propio, con más dificultad, a veces sufriendo, pero del sufrir surgen las oportunidades y las nuevas ideas. No se puede aspirar a que las cosas cambien siempre haciendo lo mismo".

Venezuela es un país monoproductor de hidrocarburos, más allá de la repentina aversión presidencial a hacer "siempre lo mismo". El carácter rentista de su economía ha definido la vida y la política de ese país. Sentó las bases de lo que el antropólogo Fernando Coronil ha llamado el "Estado mágico" en un ensayo clásico del mismo nombre.

Venezuela es, según Coronil, "una nación con dos cuerpos: un cuerpo político compuesto por sus ciudadanos y un cuerpo natural cuya materia es su rico subsuelo" y siempre ofrece un horizonte de prosperidad. PDVSA fue fundada en 1976 por el socialdemócrata Carlos Andrés Pérez para materializar el anhelo de una república de tipo saudí en Sudamérica. Hugo Chávez y su heredero se aferraron a ese credo, superior a cualquier jerga revolucionaria. El petróleo ha sido en estos años el maná de las riquezas efímeras y la desgracia cuando su precio internacional se hundió y abrió las puertas de las crisis internas.

Esa dependencia se ha acentuado en los últimos años. En plena campaña electoral, y a tono con la promesa de Maduro de promover esta vez la tan tantas veces prometida diversificación de la economía, la Asamblea Nacional (AN) ha aprobado el proyecto de Ley de Fomento de las Exportaciones No Petroleras.

Historial de desfalco

En la tarde del miércoles, después de estrechar las manos con los directivos de BP, Maduro exhortó en el estado Yaracuy, a unos 300 kilómetros de Caracas, a expandir y fortalecer "el modelo humanista y socialista". El proyecto bolivariano se ha construido desde 1999 con PDVSA como eje casi exclusivo. Chávez tuvo que enfrentar en 2002 una huelga gerencial de proporciones para disciplinarla.

Rafael Ramírez dirigió la empresa estatal entre 2004 y 2013, cuando se peleó con Maduro. Conoció la bonanza y su reverso oprobioso. Tuvo que exiliarse bajo acusaciones de corrupción. Eulogio del Pino lo reemplazó en coincidencia con el inició del madurismo. Tres años más tarde lo apresaron por haber malversado fondos públicos. Nelson Martínez tomó la posta de PDVSA hasta que lo detuvieron por delitos similares.

Falleció en la cárcel. Maduro recurrió a la misma muletilla: había llegado el momento de poner fin a la corrupción en la gran fuente de las exportaciones venezolanas. Y por eso nombró a Tareck El Aissami, un chavista de pura cepa, exdiputado, exministro, como zar petrolero. En abril pasado, este descendiente de sirios y libaneses fue arrestado por "conspirar" con la oposición y Estados Unidos para "derrocar" al presidente y haber participado de una trama que permitió el desfalco de 17.000 millones de dólares en PDVSA por el que fueron imputadas a su vez otras 65 personas.

Nueva etapa

Tras el escándalo, y la reiterada voluntad de comenzar una era definitiva de transparencia, Maduro ubicó a un militar e ingeniero al frente de la petrolera estatal. Pedro Rafael Tellechea ha suscrito los convenios con la norteamericana Chevron, Maurel & Prom, de Francia, y Repsol, de España, que han permitido dinamizar otra vez el sector, con un impacto positivo en la economía. "Estamos abiertos a que compañías extranjeras vengan a Venezuela", dijo días atrás.

La oposición es más audaz en la materia: quiere expandir radicalmente el papel del sector petrolero privado y renegociar la multimillonaria deuda de PDVSA. Lo que suceda en Venezuela olerá a petróleo y sus derivados, gane quien gane el domingo. Así lo entienden los fondos de inversión William Blair, Gramercy Funds y la española Auriga Global Investors, que la semana pasada decidieron adquirir cantidades importantes de bonos de PDVSA, valorados en apenas un 11% de su valor inicial.