Elecciones en EEUU

De Lyndon B. Johnson a Joe Biden: qué pasa cuando un presidente de EEUU renuncia

Los paralelismos históricos dan una pista de lo que puede pasar a continuación: la necesidad de unir apoyos alrededor de la vicepresidenta y reestructurar el partido para evitar que la crisis se perpetúe

Joe Biden y Lyndon B. Johnson.

Joe Biden y Lyndon B. Johnson. / EL PERIÓDICO

Irene Benedicto

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La decisión del presidente Joe Biden de abandonar su carrera a la Casa Blanca, si bien inusual, tiene un precedente: Lyndon B. Johnson retiró su candidatura a la reelecciónen 1968, en mitad de una fallida guerra de Vietnam, cuando las primarias del Partido Demócrata ya habían empezado y no le eran tan favorables como esperaba. Medio siglo después, la sociedad estadounidense adolece de males similares: guerras en el extranjero que causan descontento doméstico, una sociedad polarizada y un mandatario de popularidad decadente. 

"Hay un fuerte paralelismo", explica a EL PERIÓDICO Julio Cañero, investigador del Instituto Franklin de la Universidad de Alcalá. 

Lo que Biden comunicó en redes sociales, Johnson lo hizo en la televisión por cable, ambos buscando maximizar su audiencia. Johnson se puso ante las cámaras el 31 de marzo de 1968 para dar un anuncio importante: tras media hora contando que suspendía parcialmente el bombardeo estadounidense de Vietnam, añadió, en el tiempo de descuento, que no buscaría la reelección porque no quería dedicarse a "ninguna causa partidista personal", señalando así que sentía al aparato del partido en su contra. Un discurso muy similar al de Biden, que apuntó en su carta de renuncia que "en tanto que había sido su intención buscar la reelección", creía que "era del interés del partido" que se retirara.

Este precedente, si bien en momentos históricos diferentes, da algunas claves para dilucidar cómo es el camino que le espera a un Partido Demócrata que, tras forzar el paso a un lado de su líder, queda inmerso en la incertidumbre

Guerras y protestas

"A Biden se le achaca un caos migratorio, el abandono deshonroso de Afganistán, y el apoyo a la guerra de Gaza, que ha producido manifestaciones en los campus universitarios con un fuerte paralelismo con las protestas contra la guerra de Vietnam", dice Cañero. Los conflictos fueron todavía más decisivos para Johnson. El movimiento contra antibelicista despertó y aglutinó un cúmulo de causas sociales, desde la lucha antirracista por los derechos civiles, hasta el movimiento pacifista hippie.

El descontento doméstico crecía mientras la Administración hacía equilibrios económicos precarios. Johnson, como Biden, consiguió que la economía del país creciera y el paro disminuyera. Sin embargo, el poder adquisitivo caía ante una fuerte subida de precios debido a la inflación. Esto contribuyó a una caída de la popularidad. Para Biden, la edad se convirtió en su principal signo de debilidad. Johnson, que se retiró con 69 años, padecía sin embargo del corazón y murió apenas cinco años después de un infarto, el cuarto que sufría.

Giro de guion

Los tiempos elegidos para la renuncia pueden marcar la diferencia. Johnson lo hizo al principio de las primarias, mientras que Biden deja menos de un mes de margen de maniobra. "Johnson cogió a su partido completamente por sorpresa; Biden, en cambio, está siendo forzado a marcharse por las élites demócratas", explica a EL PERIÓDICO Iwan Morgan, del Instituto de las Américas del University College de Londres.

Sin embargo, "Johnson dejó a los demócratas profundamente divididos mientras que Harris, si se convierte en candidata, toma el relevo con un mayor consenso en el partido", argumenta Morgan. En 1968, dos demócratas más se habían presentado a las primarias del partido: el antiguerra de Vietnam Eugene McCarthy y Robert F. Kennedy, hermano del expresidente muerto John F. Kennedy, a quien Johnson había sustituido. La campaña todavía dio un giro de guion más. Tras la renuncia de Johnson en marzo, Robert F. Kennedy fue asesinado de un disparo, como su hermano cinco años atrás. Fue el cuarto y último magnicidio de la década sangrienta de los 60, en la que también fueron abatidos Malcolm X y Martin Luther King. Antecedentes que también reverberan en esta campaña, que vio el intento de magnicidio a Donald Trump.

Candidata de consenso

Tras este nuevo drama nacional, Johnson reclutó los votos necesarios en el partido para designar a su vicepresidente, Hubert Humphrey, como candidato demócrata, tal y como está haciendo Biden desde el mismo momento de su renuncia con Kamala Harris. Sin embargo, Humphrey perdió ante el republicano Richard Nixon y el desentendimiento interno del partido demócrata dio paso a 20 años de los republicanos en el poder, solo con la excepción de un mandato de Jimmy Carter, que no renovó. 

Con todo, "tiene que haber una reestructuración del Partido Demócrata", señala a este diario Luís Martínez del Campo, investigador de Historia de EEUU en la Universidad de Alcalá. El Partido Republicano ya lo ha hecho: atrás queda el Tea Party de una extrema derecha apolillada. Ahora es el turno de los demócratas para renovarse.

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