Elecciones EEUU 2024

Trump culmina la conquista y transformación perfecta del Partido Republicano

Obama da la estocada a la candidatura de Biden al afirmar que debe replantearse su continuidad

J.D. Vance: “Seré un vicepresidente que nunca olvida de dónde viene”

El candidato republicano Donald Trump, durante la convención de Milwaukee.

El candidato republicano Donald Trump, durante la convención de Milwaukee. / ANDREW CABALLERO-REYNOLDS / AFP

Idoya Noain

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Nada podía salirle mejor a Donald Trump. Puede parecer una frase exagerada menos de una semana después de que el expresidente republicano fuera víctima, a los 78 años, de un intento de asesinato, pero es que hasta ese atentado ha servido para que cualquier resquicio de resistencia que le quedara dentro del Partido Republicano desaparezca. Mientras se derrumba la campaña demócrata por el colapso de la candidatura de su rival para noviembre, el presidente Joe Biden, Trump navega, viento en popa a toda vela, hacia la reelección.

La convención de Milwaukee, que se cierra este jueves con su discurso de aceptación formal de la nominación para las presidenciales de noviembre, ha sido una coronación, una ceremonia que lo ha entronizado y endiosado como dueño y señor de un partido ya irremediablemente transformado a su imagen y semejanza bajo sus designios, sus intereses, sus objetivos y, también, sus innegables instintos políticos.

Es el partido del 'América primero', reconfigurado al menos en su mensaje público como el partido de los trabajadores, una imagen que afianzó el miércoles en un efectivo discurso su elegido como número dos, J. D. Vance. El senador de Ohio, de solo 39 años, se ha convertido en un activo determinante para tratar de buscar derribar de nuevo el muro azul en Michigan, Wisconsin y Pensilvania que Trump ya tumbó por sorpresa en 2016 pero que luego se le escapó conforme se alejaban de él por su caos y radicalidad partes clave del electorado: moderados y mujeres.

Estrategia de campaña organizada

Con el partido y sus bases más fieles ya irremisiblemente entregadas, es a ellos, así como a más votantes negros y latinos, los que busca atraer Trump. Y lo hace avanzando con una máquina perfectamente engrasada, con una estrategia de campaña organizada, disciplinada y quirúrgicamente orquestada, donde absolutamente nada queda al azar y que está mostrando una estabilidad destacable.

¿El eje? Moderar en público los elementos más extremistas del movimiento MAGA, ya sea en aborto, políticas sociales o en los ataques al sistema y las instituciones democráticas. Y mostrarse como un líder con coraje capaz de unificar al país, en contraste con un Biden debilitado, aunque justo tras el atentado el grito que lanzara con el puño en alto, y que ya se ha hecho eslogan republicano, fuera "luchad, luchad, luchad". ¿Contra qué? ¿Contra quién?

Resurrección política extraordinaria

Ante los ojos del país y del mundo, así, culmina una historia de resurrección política extraordinaria, como ha sido prácticamente todo lo que ha rodeado a Trump desde que, hace ahora poco más de nueve años, entró en la política estadounidense para también transformarla radicalmente. Es el único ocupante del Despacho Oval que dos veces ha sido sometido a impeachment, el único que ha sido condenado por lo penal, quien acercó más al país al abismo de no permitir una transición pacífica de poder. Y es el primero que se acerca a lo que solo logró Grover Cleveland en el siglo XIX: ocupar la Casa Blanca, perderla y luego volverla a ganar.

Si en el segundo de los juicios políticos los republicanos le hubieran condenado, Trump nunca habría podido volver al poder. Pero no lo hicieron. Y en noviembre de 2022, poco después de malos resultados para los conservadores en las legislativas que se atribuyeron a su influencia y solo cuatro meses antes de recibir la primera imputación penal, Trump anunció su candidatura.

Las persecuciones legales le han hecho un mártir entre sus fieles. Lo que a otro le habría hundido a él lo ha reforzado. El Tribunal Supremo en que asentó con tres jueces una supermayoría conservadora le ha dado victorias fundamentales, especialmente reconociendo una inmunidad que convierte a presidentes en prácticamente reyes intocables. Solo le falta volver a ponerse la corona y la acaricia ya.

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