Nuevas conclusiones

Varias investigaciones cuestionan si las fuerzas israelíes mataron a sus propios civiles el 7 de octubre

Los colonos israelís sueñan con volver a ocupar Gaza

Israel esquiva el aislamiento internacional sin detener su guerra contra Gaza

Un tanque israelí cerca de la frontera con la Franja de Gaza.

Un tanque israelí cerca de la frontera con la Franja de Gaza. / TSAFRIR ABAYOV / AP

Andrea López-Tomàs

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A muchos israelíes aún les cuesta creer lo que les ocurrió el pasado 7 de octubre. Más allá de las pérdidas humanas, con 1.139 israelíes muertos, centenares de heridos y 250 secuestrados, la principal víctima de la masacre de Hamás probablemente fue esa sensación de seguridad tan preciada para este pueblo. Mientras construye memoriales y presiona para el retorno de sus cautivos, la ciudadanía israelí sigue exigiendo respuestas. Ya no está dispuesta a esperar a que termine la guerra. Además, en las últimas semanas, varias investigaciones han puesto de manifiesto que, en medio del caos, las tropas israelíes pusieron en marcha la Directiva Aníbal para evitar la captura de sus soldados por las fuerzas enemigas. Esto podría implicar que parte de las muertes de aquel trágico sábado fueron causadas por balas amigas.

El caso del kibbutz Be’eri ha sido el más polémico. Precisamente la semana pasada el Ejército israelí publicó los resultados de su primera investigación sobre lo que ocurrió el 7 de octubre, centrada en este lugar. Allí, murieron 101 civiles, un 10% de su población, y 31 personas fueron capturadas por centenares de milicianos de Hamás. Aún quedan 11 en la Franja de Gaza. La pesquisa, que ha tardado más de nueve meses en llegar, concluye que el Ejército no estaba preparado para el escenario de una infiltración masiva de combatientes de Hamás en Israel, no tenía fuerzas adecuadas en el área, tampoco tenía una imagen clara de los acontecimientos hasta bien entrado el mediodía, varias horas después del inicio del ataque, no alertó adecuadamente a los residentes de Be'eri y sus combates no estuvieron coordinados.

Tanque contra civiles

Pero, más allá de reconocer sus fallos aquel fatídico día, parte de la sociedad israelí miraba hacia Be’eri por lo ocurrido en casa de Pessi Cohen. Catorce rehenes, entre ellos dos gemelos de 12 años, fueron llevados allí por milicianos de Hamás durante el ataque del 7 de octubre. A los cautivos les acompañaban docenas de luchadores que exigían al Ejército y a la policía que rodeaba la casa garantías para un regreso seguro a Gaza con los rehenes. Yasmin Porat y Hadas Dagan son las únicas personas que quedan con vida de aquel día. Tras varias horas de negociaciones, que Porat presenció, finalmente, un tanque impactó contra la casa, matando a todos sus inquilinos, rehenes israelíes incluidos. En una entrevista en The New York Times, el general de brigada Barak Hiram, comandante a cargo de las operaciones en Be’eri, reconoció que le dijo al comandante del tanque, Nissim Hazan: "las negociaciones han terminado; entren, incluso a costa de bajas civiles".

Desde ese día, Hiram está enfrascado en el esfuerzo bélico en Gaza. En enero, durante la invasión terrestre del Ejército israelí, recibió una reprimenda disciplinaria por parte del jefe del Estado Mayor por volar el edificio principal de la Universidad de Israa en Gaza, sin recibir la autorización requerida de sus superiores. Los ministros ultraderechistas del gobierno del primer ministro, Binyamín Netanyahu, lo aplaudieron como el "héroe de Israel". Esta primera investigación militar sobre Be’eri no ha asumido la responsabilidad en el disparo del tanque contra una casa donde se sabía que había civiles, aunque considera que se necesitan más pesquisas. A parte de estos 13 civiles muertos, una investigación de la Fuerza Aérea israelí determinó que Efrat Katz, de 68 años, probablemente murió por los disparos de un helicóptero durante un intento de los milicianos de Hamás de tomarla como rehén del kibbutz Nir Oz.

Directiva Aníbal

Ante todos estos indicios, cada vez hay más sospechas de que el Ejército israelí aplicó la directiva Aníbal, creada en 1986 en medio de la invasión del Líbano. La orden original, redactada sin buscar asesoramiento legal, establecía que "en caso de captura, la misión principal pasa a ser rescatar a nuestros soldados de los captores, incluso a costa de golpear o herir a nuestros soldados", dando amplia libertad a los soldados para actuar. En el 2016, esta directiva fue cancelada por el entonces jefe del Estado Mayor –y hasta hace unas semanas, miembro del gabinete de guerra–, Gadi Eisenkot. Ahora, una investigación del medio israelí Haaretz apunta a que, en medio del caos del 7 de octubre, esta orden se volvió a aplicar. Gracias a documentos y testimonios de soldados y oficiales, han podido comprobar cómo la orden se estableció desde las primeras horas del ataque y en varios puntos del territorio.

Una fuente de alto rango del Ejército israelí ha confirmado a Haaretz que el 7 de octubre se empleó el procedimiento Aníbal y que las investigaciones posteriores a la guerra establecerán quién dio la orden. "Haaretz no sabe si civiles y soldados fueron alcanzados por estos procedimientos o cuántos, pero los datos acumulados indican que muchas de las personas secuestradas estaban en riesgo, expuestas a los disparos israelíes, incluso si no eran el objetivo", afirman en la investigación. Aún queda mucho por esclarecer de lo ocurrido en aquella jornada caótica. La policía israelí también investiga a tres civiles que no formaban parte del Ejército como sospechosos del asesinato de un palestino el 7 de octubre. Estos tres hombres presuntamente se desplazaron por su cuenta a la zona fronteriza de Gaza, se unieron a los combates, tomaron armas de soldados caídos y mataron a un palestino que afirman que tenía armas en su poder.