Luz Escobar: "Después del 11-J, el miedo en Cuba ha cambiado de bando"

La periodista Luz Escobar vivió las movilizaciones del 11 de julio de 2021 con tanta emoción como frustración. La alegría la ponían las noticias que le llegaban desde muchos rincones de Cuba de personas de toda orden y condición que habían salido a la calle a pedir comida y libertad, lo nunca visto en seis décadas de régimen castrista. La pena era no poder lanzarse a cubrir aquella jornada histórica.

Desde que empezó a trabajar en 2014 en ’14ymedio’, el diario independiente que dirige la periodista Yoani Sánchez, el gobierno le había puesto vigilancia policial y en ese momento se encontraba recluida en casa y sin capacidad de movimientos. “Al ver la magnitud del levantamiento, ingenuamente pensé: ya está, hemos ganado, Díaz-Canel va a dimitir. Para mi sorpresa, su respuesta fue la contraria: orden de combate y represión”, recuerda.

Pero ese día no se planteó abandonar Cuba. La idea empezó a rondarle la cabeza meses después, cuando aquella nueva vuelta de tuerca que el gobierno aplicó sobre las voces disidentes tras el 11-J se tradujo en insidiosos comentarios acerca de sus hijas, menores de edad. “En Cuba te pueden incriminar por el delito que quieran. Te pueden meter en el bolso un cigarro de marihuana y llevarte cinco años presa. De repente, me aterró que pudieran hacérselo a mis hijas para perjudicarme a mí”, apunta.

De pronto, a la ardua labor de reportar las detenciones ilegales que estaban ocurriendo en medio de un absoluto cerrojazo informativo –“llegamos a contabilizar 5.000 presos, pero la cifra total fue mayor, porque nos consta que muchos optaron por silenciar sus casos para que los soltaran antes”, advierte-, se unió la tarea de buscar una forma de salir de la isla. 

Al final, la oportunidad se la brindó el Premio Internacional de Periodismo que le concedió el diario madrileño ‘El Mundo’. En octubre de 2022 logró volar a España junto a sus hijas y su marido, el artista visual Julio Llopiz-Casal. Desde entonces, y a miles de kilómetros de distancia, se dedica a reportar las detenciones ilegales y el hostigamiento gubernamental que siguen produciendo en su país.

Escobar dirige un podcast sobre derechos humanos en el periódico online 'Diario de Cuba' y siente que tiene una misión: “Los que emigraron en crisis anteriores no se dejaron a sus amigos presos. Yo he dejado a decenas de conocidos entre rejas y sus historias deben conocerse”, señala.

Su otro apostolado, dice, está relacionado con el buen uso de las palabras y con la "imagen distorsionada" que, en su opinión, aún perdura en ciertos sectores políticos y culturales españoles. “Por favor, llamen a las cosas por su nombre: lo de Cuba es una dictadura, dejen ya la narrativa romántica del pasado”, le pide a cada político o intelectual español que tiene ocasión de entrevistar.

A sus 46 años, tiene asumido que su regreso es muy improbable, pero cree que el 11-J pasó algo histórico en su país. “Ese día, el miedo cambió de bando. La represión tan salvaje que el régimen está aplicando es la prueba de su debilidad. Temen al pueblo”, asegura.