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Osmany Montero: "En Cuba no hay futuro, solo miseria"

El bailarín cubano vive desde el verano de 2021 en Barcelona, donde recaló huyendo de las pésimas condiciones de vida y la falta de libertad que hay en Cuba

El nuevo exilio cubano

Osmany Montero, bailarín cubano exiliado en España

Osmany Montero, bailarín cubano exiliado en España / MANU MITRU

Juan Fernández

Juan Fernández

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Hijo de una profesora de marxismo y criado en una familia de devotos miembros del Partido Comunista –él mismo llegó a tener el carné de las Juventudes en la adolescencia-, para Osmany Montero no fue fácil poner en cuestión el sistema de vida y los principios políticos con los que creció. Pero tuvo el baile, que le permitió salir de Cuba y viajar por el mundo desde que terminó sus estudios de danza, y en aquellas giras enrolado en su cuadro de bailarines pudo descubrir que había un mundo muy distinto lejos de la isla.

También, pudo averiguar que el paraíso comunista en el que creía vivir su familia tenía poco de paradisíaco. "Discutía mucho con mi padre, nos enfadábamos a diario, no lograba hacerles ver que estaban siendo engañados", recuerda.

La idea de aprovechar una turné internacional para no volver siempre estaba ahí, pero siempre acababa volviendo. Fue el estado en que quedó el país tras la pandemia lo que acabó animándole a dar el paso. "Las cosas venían estando mal en Cuba desde hacía tiempo, pero a partir de ese momento se pusieron mucho peor. Colas de más de un día para conseguir un kilo de arroz, gente deambulando por las calles sin trabajo ni pan para echarse a la boca…", describe.

En julio de 2021, coincidiendo con el 11-J, que le pilló en plena gira, habló con el director de su grupo de baile y abandonó al equipo en París, a punto ya de terminar una turné. De piso de amigo en piso de amigo, acabó recalando en un apartamento compartido en Barcelona y aquí ha vivido todo este tiempo. 

Aparte de danza, en Cuba estudió Audiovisuales y esto le ha servido para trabajar varios meses como operador de cámara en una cadena de televisión. También ha hecho danza contemporánea en el Mercat de les Flors de Barcelona y ha colaborado con alguna que otra compañía de baile. Pero ve difícil poder vivir de su arte. "Por desgracia, en el mundo capitalista las artes son espuma. Necesitas mucha suerte o ser una estrella para poder dedicarte solo a esto", asume.

Sin embargo, está convencido de que aquí, al menos, podrá tener una oportunidad para salir adelante. "En Cuba no hay futuro, solo queda miseria", claudica. Allí siguen sus padres, pero ha conseguido convencerles para que emigren a Estados Unidos, donde ya vive su hermano. "Para ellos no es fácil reconocer que todo en lo que creyeron se ha venido abajo y no funciona. La necesidad ha acabado abriéndoles los ojos", asegura.