La guerra contra la infancia

Los niños, objetivo militar de Rusia en la invasión de Ucrania

Los misiles lanzados contra un hospital infantil de Kiev son el último de una serie de ataques contra instalaciones sanitarias y educativas

Directo | Última hora de la invasión rusa de Ucrania

Un trabajador herido del hospital infantil de Kiev observa cómo los niños son objetivo de Rusia en la guerra de Ucrania

Un trabajador herido del hospital infantil de Kiev observa cómo los niños son objetivo de Rusia en la guerra de Ucrania / DPA

Irene Benedicto

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Cuando Vsevolod llegó a lo que antes había sido un hospital, no quedaba absolutamente nada. Los niños supervivientes, algunos todavía acompañados de un adulto, sujetaban las maletas que habían llevado a este hospital infantil de Kiev para tratar enfermedades graves que solo allí podían llegar a tener cura. Algunos habían llegado de muy lejos, en un extenso país en el que, incluso en condiciones normales, puede tomar más de 12 horas llegar a la capital. Entre escombros y cristales rotos, las familias buscaban con la mirada una respuesta, con la esperanza de ser evacuados a otro centro médico. 

"Era una escena aterradora. Esos niños, entre ellos pacientes oncológicos, necesitan cuidados las 24 horas del día", dice a EL PERIÓDICO el portavoz de Save the Children en Ucrania, Vsevolod Prokofiev. "Escuelas y hospitales son objetivos militares, y seguimos sin conocer el número exacto de niños separados de sus familias", añade.

Unos 20.000 niños de orfanatos ucranianos han sido deportados forzosamente y muchos son dados en adopción a padres afines al Kremlin, como parte de una 'rusificación' que constituye un crimen de genocidio

El ataque del lunes, que dejó al menos 44 muertos, es el último de los ejemplos de cómo la infancia no es un mero daño colateral sino que se ha convertido en blanco del Ejército ruso en Ucrania. Más allá del uso indiscriminado de armas de amplio alcance en zonas muy pobladas, que matan a miles de civiles entre los que se cuentan niños, la ONU certificó al día siguiente de este ataque que fue intencionado: el hospital se desplomó por el impacto directo de un misil ruso. Es el centro médico derribado número 447 desde el inicio de la invasión en febrero de 2022. Más de 3.790 escuelas han sido dañadas o destruidas desde entonces. Y los orfanatos han sido vaciados.

"No hay ningún lugar seguro para los niños en Ucrania", dice a este diario Munir Mammadzade, representante en Ucrania de UNICEF. La organización ha registrado a 2.041 niños muertos o heridos en los últimos dos años y medio de ofensiva, pero apuntilla que saben que la cifra real es mucho más alta. La estimación de las deportaciones forzosas, según un informe de la Unión Europea, se cifraría ya en más de 20.000 niños y son 10 veces más los desaparecidos, según el Gobierno ucraniano.

Crimen de genocidio

"Los niños están siendo un objetivo indiscutible", explica a EL PERIÓDICO Olena Rozvadovska, cofundadora de Voices of Children, miembro de la red internacional Eurochild. "Los utilizan como rehenes, alegando 'evacuación humanitaria' a campos infantiles en Rusia", agrega.

Desde antes del inicio de la guerra, Rusia transportó niños de orfanatos ucranianos, que no siempre son huérfanos, de forma masiva y forzosa a través de supuestos corredores humanitarios hasta el otro lado de su frontera. Allí, decenas de ellos están siendo dados en adopción, en un solo día, desde un mismo centro. El presidente ruso, Vladímir Putin, adaptó la ley para acelerar el proceso. Los padres adoptivos, afines al Kremlin, reciben desde entonces una cantidad muy por encima del salario medio en el país como compensación por hacerse cargo del menor. Los niños reciben pasaporte ruso, con un nombre distinto al suyo, imposibilitando la trazabilidad de sus familias biológicas.

"Son crímenes de guerra y contra la humanidad", dice a este diario Ewelina Ochab, jurista en el Instituto de Derechos Humanos de la Asociación Internacional de Abogados y pionera en la lucha para que estos casos se reconocieran como deportación y traslado ilegal de niños de un territorio ocupado al propio. 

Ochab, que trabaja estrechamente con el Parlamento británico para informar las posiciones de Westminster, se pasó un año entero argumentando que robar a los niños de un grupo poblacional invadido y quedárselos para adoctrinarlos constituye una de las estrategias de genocidio según la definicion de la Convencio de Ginebra. Finalmente, la primera de búsqueda y captura que emitió la Corte Penal Internacional contra Putin fue por esta razón, en marzo de 2023. También contra María Lvova-Belova, comisionada presidencial para los Derechos del Niño en Rusia, que posaba con los menores que daba en adopción en vídeos que luego distribuía en redes sociales. 

Rusificación masiva

"Los niños son el futuro así que atacándolos a ellos destruyes el futuro de la nación", argumenta Ochab. La 'rusificación' (convertir niños ucranianos a las costumbres, la lengua e ideología rusa) sucede desde la educación, a la que solo tienen acceso los niños deportados a Rusia. Los menores que se quedaron en Ucrania tienen vetado ese derecho. Las escuelas no disponen de búnkeres antiaéreos por tanto no pueden dar cobijo a alumnado y profesores cuando suenan las alarmas. Conectarse a las clases en remoto es imposible en gran parte del país por los constantes cortes de luz.

Ambos siguen libres ya que para ser detenidos deberían poner un pie en un país adscrito que permitiera su detención. Pero la jurista recuerda que basta con que haya "serias evidencias de genocidio" para la intervención de la comunidad internacional, que "no tiene que esperar a que haya pasado".

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