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Carlos Meilán: "En Cuba estaba malgastando mi vida"

El realizador y periodista cubano vive exiliado en Barcelona desde la primavera de 2023

El nuevo exilio cubano en España

Carlos Meilán, realizador y periodista cubano exiliado en España

Carlos Meilán, realizador y periodista cubano exiliado en España / ZOWY VOETEN

Juan Fernández

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“Y así fue como me vi envuelto en esta balasera”. Carlos Meilán concluye con esa descriptiva palabra el relato de sus últimos años, en los que la historia reciente de Cuba le ha pasado por encima como una apisonadora. Se considera miembro de la “generación Obama”, formada por los jóvenes que vivieron con ilusión el “deshielo” que puso en marcha el régimen castrista tras la visita del presidente norteamericano. Su aportación a aquel momento de esperanza iba a ser contar historias, que es lo que mejor se le da.

Estudió cine, hizo varios cortos, escribió guiones y, atraído por el gusto de plasmar la realidad, desde su Santiago natal empezó a publicar crónicas en la revista independiente ‘El estornudo’, motivo por el que recibió su primera citación de la policía política. “En Cuba, si no te llama la policía política es que no haces nada que merezca la pena”, dice con ironía. No en vano, toda su red de amigos estaba fichada por entonces por la policía, por delitos como publicar un relato en un periódico o comentar un post en las redes sociales.

Siguiente cita con la historia (y la balasera): 11 de julio de 2021. “Nunca he sido un activista, pero ese día lloré de alegría viendo las calles de Santiago llenas de chicos, jóvenes, adolescentes pidiendo poder vivir en libertad”, recuerda. Luego vino lo que vino. La represión gubernamental y el hostigamiento al que seguía sometiéndole la policía política se le acabaron haciendo irrespirables. Hostigamiento él, que jamás se había interesado por la política y que solo quería -y sigue queriendo- contar historias humanas. 

La muerte de su madre por desatención hospitalaria y la ruptura de su matrimonio fueron las gotas que colmaron su paciencia y acabaron con su esperanza de ser feliz en Cuba. En marzo de 2023, a través de un programa de Reporteros sin Fronteras para periodistas perseguidos, logró subirse a un avión junto a su ex mujer y sus hijas.

Desde entonces reside en Barcelona. Tiene 45 años y aspira a vivir de lo suyo, pero las historias que querría contar ya no son caribeñas. Ni tristes. “En Cuba sentía que estaba malgastando mi vida, pero no me considero un exiliado. Soy un emigrante. Me niego a ser un subproducto de Fidel”, afirma. En la isla no quedó nada para él. Sus amigos, los de la “generación Obama”, están ya todos fuera. “En Cuba solo queda el recuerdo de algo a lo que no deseo volver”, concluye.