Comicios en la República Islámica

El nuevo presidente reformista de Irán inicia su andadura con las manos atadas

Masud Pezeshkian, ganador de las elecciones presidenciales del país persa, ha prometido reformas en su campaña, pero carece del poder para realizarlos

Quién es Masud Pezeshkian, el nuevo presidente iraní

La tensión con Israel aviva el debate en Irán sobre la necesidad de culminar la bomba nuclear

Masud Pezeshkian, vencedor de las elecciones en Irán. Masud Pezeshkian Europa Press

Masud Pezeshkian, vencedor de las elecciones en Irán. Masud Pezeshkian Europa Press / Rouzbeh Fouladi EUROPA PRESS

Adrià Rocha Cutiller

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Fue una doble sorpresa para todos. Irán, con Ebrahim Raisí de presidente, iba hacia un camino claro: los ultraconservadores, liderados por Raisí y el líder supremo, Alí Jameneí, controlaban cada vez más poder y sillas en Teherán. Y el futuro, con Raisí como uno de los favoritos para ser elegido el nuevo ayatolá una vez muera Jameneí, parecía atado y bien atado.

Pero en mayo de este año, Raisí murió en un accidente de helicóptero en el norte del país, y su fallecimiento forzó unas elecciones presidenciales anticipadas este julio que llevaron a la segunda sorpresa. Los comicios, contra todo pronóstico, los ganó Masud Pezeshkian, un parlamentario y antiguo ministro de Salud de la facción reformista iraní relativamente desconocido hasta hace pocos meses. 

Cuando Pezeshkian jure su nuevo cargo --se espera que la ceremonia se lleve a cabo a finales de julio-- Irán habrá pasado de tener un Gobierno radicalmente conservador a otro moderado que ha prometido cambios durante la campaña. Sus capacidades de realizar estos cambios, sin embargo, son mínimas.

Pocas diferencias

"El poder de decisión de la presidencia iraní es reducido, y esto se entiende con un ejemplo claro. En EEUU, podríamos decir que, en ciertos aspectos, la diferencia entre las políticas que pueden hacer Joe Biden y Donald Trump pueden implicar un giro de 180 grados", explica Ali Vaez, director del programa de Irán del 'think tank' internacional Crisis Group. "En Irán --continúa el experto--, la diferencia que puede existir entre un radical y un reformista es de 45 grados".

La máxima autoridad del país no es el presidente sino el líder supremo, y por esto esta diferencia siempre será menor. Pero existe una diferencia política entre radicales y conservadores. Y esta diferencia tiene un impacto en la vida de los iranís", dice Vaez, que sitúa a Pezeshkian, de hecho, en el sector más conservador dentro de los moderados.

Medidas en silencio

Durante la campaña electoral para la presidencia, Pezeshkian evitó hablar de medidas concretas y de cambio en el sistema, y alegó en varias ocasiones que la figura del presidente no tiene potestad, en muchas cuestiones, para tomar decisiones. Un claro ejemplo de ello es la política nuclear, militar y exterior iraní, que recaen exclusivamente en manos del ayatolá y de la Guardia Revolucionaria.

Pero Pezeshkian sí se ha referido a su intención de mejorar los derechos y libertades en el país persa, sobre todo con las mujeres. "Mi expectativa es que habrá un cambio muy lento y gradual. Pezeshkian ha señalado su intención de querer volver a un sistema de gente más competente y técnica, algo que podría reducir el riesgo de que se tomen malas decisiones", explica el analista.

"La gran pregunta es cómo de lejos está dispuesto a ir. Con Hasán Rohaní —el anterior presidente moderado, sustituido por Raisí en 2021—, las penalizaciones por la ley del hiyab eran mucho más laxas. Fue Raisí quien las endureció, lo que creó la reacción popular que llevó a las protestas de 2022. Creo probable un retorno a una política similar a la de Rohaní: una política sin anuncios, silenciosa, sin admitir que se ha tomado. No se retirará completamente la policía de la moral de las calles, pero puede ser que haya menos agentes patrullando. Cambios sutiles como este son probables. Pero, al final, estos cambios son cosméticos. No estructurales. Mis expectativas son limitadas", continúa Vaez.

Teherán llamando a Washington

Según el experto, estos cambios tibios no llegarán a afectar a la política iraní de confrontación a Israel y al apoyo de Teherán a las milicias que componen el Eje de la Resistencia. Estas políticas se decide en la oficina del ayatolá y no en la del presidente. 

Pero Pezeshkian ha afirmado en varias ocasiones que su administración buscará reducir las tensiones con Occidente y EEUU, además de revivir el acuerdo nuclear iraní. Todo dependerá, eso sí, de las elecciones estadounidenses de noviembre. 

"Si sigue la administración demócrata, las posibilidades de progreso en las relaciones entre Washington y Teherán mejorarían. Creo que sería posible el retorno a entendimientos formales entre gobiernos, y a cambio del retorno de activos iranís congelados en el extranjero, Irán podría devolver transparencia a su programa nuclear, rebajar las tensiones regionales, parar la venta de misiles balísticos a Rusia…", dice Vaez.

El experto ve todo esto imposible en caso de victoria de Trump: "En ese caso, la historia cambiaría totalmente. Hay un gran odio a Trump en Teherán —fue Trump quien mandó a asesinar el líder de las Fuerzas Quds, Qasem Soleimaní—, y su presidencia pondría de nuevo a Irán y EEUU en una trayectoria de choque y confrontación, lejos de la mesa de negociaciones".

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