Acuerdo del tripartito alemán

La coalición de Scholz firma "la paz presupuestaria", pero activando el freno a la deuda

Récords de impuntualidad, atascos, malas conexiones... Alemania, del adiós al "mito" de su eficiencia a la fe en Gündogan

Scholz zanja la crisis de coalición con recortes y más austeridad

El canciller alemán Olaf Scholz firma la paz presupuestaria

El canciller alemán Olaf Scholz firma la paz presupuestaria / EFE / CHRISTIAN THIEL

Gemma Casadevall

Gemma Casadevall

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Tras 23 reuniones en Cancillería, con un total de 80 horas de duración, el tripartito de Olaf Scholz entre socialdemócratas, verdes y liberales presentó, con meses de retraso, un acuerdo que les permitirá desbloquear los presupuestos de 2025. Se contempla además un paquete coyuntural para impulsar inversiones récord en infraestructuras, según el canciller, y se retoma el freno a la deuda, caballo de batalla incuestionable para el ministro de Finanzas y líder liberal, Christian Lindner. Había quedado en suspenso durante cuatro años por crisis extraordinarias, como la pandemia y estragos posteriores, pero con el compromiso de retomarla sin más dilaciones en esta legislatura.

El anuncio de la "paz presupuestaria" lo hicieron, tras la última de esas reuniones maratonianas nocturnas, los tres principales actores de la coalición: Scholz, su ministro de Economía y vicecanciller, el verde Robert Habeck, y Lindner.

"Dormir está sobrevalorado", fue la frase irónica con que el canciller plasmó los esfuerzos que se han precisado hasta lograr presentar un proyecto presupuestario. En medios alemanes se hablaba desde hace semanas de conatos de ruptura en la coalición. "Los tres socios de gobiernos compartimos el compromiso alcanzado", resumió de nuevo Scholz. El liberal Lindner, por su parte, insistió en que su defensa del freno a la deuda, instrumento que limita el endeudamiento a un máximo del 0,35 % del Producto Interior Bruto (PIB), no era una "obstinación" de su partido, sino un mecanismo "anclado en la Constitución" que por tanto no puede quebrantarse sin más.

La pelea en torno a ese freno ha dividido a la coalición en dos bloques. Tanto los socialdemócratas de Scholz como los Verdes de Habeck insisten en que el mecanismo debe, cuando menos, reformarse o suprimirse, porque lastra el crecimiento e imposibilita la tarea de poner al día unas infraestructuras obsoletas y de acometer de una vez la digitalización en sectores esenciales, incluida sanidad y administración pública. Los liberales se aferran a ese mecanismo como plaza para el objetivo de la contención del gasto público.

Retrasos en trenes: la punta del iceberg

Lo cierto es que Alemania arrastra un retraso considerable en infraestructuras esenciales, como la red ferroviaria, los puentes y autopistas, tras décadas de aplicar como un dogma la disciplina presupuestaria. Para cualquier ciudadano del país es una realidad inapelable que sus trenes acumulan récords de impuntualidad. Las críticas a esa situación surgidas desde los medios extranjeros que cubren estas semanas la Eurocopa de fútbol parecen haber causado un impacto mayor que las quejas de los contribuyentes.

El proyecto presentado por Scholz y sus socios contempla un volumen total de 481.000 millones de euros, de los cuales 57.000 millones serán para inversiones en infraestructuras. Se destinarán 52.000 millones a Defensa, necesarios ante cumplir con el compromiso como miembro de la OTAN de destinar un 2 % del PIB a esa partida. Son menos de los inicialmente previstos, pero según Scholz se ciñen a un concepto ascendente que llegará a los 80.000 millones de euros en 2028 para Defensa.