Elecciones EEUU 2024

Biden se aferra a su candidatura pese al agravamiento de la crisis por su estado

"Me presento. Soy el líder del partido. Nadie me va a hacer a un lado", dice en una llamada con el Comité Nacional Demócrata

En privado ha asumido la gravedad de una situación en que aumentan la frustración y ansiedad de políticos y donantes demócratas

El candidato demócrata a la presidencia de EEUU, Joe Biden.

El candidato demócrata a la presidencia de EEUU, Joe Biden. / EFE/EPA/SAMUEL CORUM

Idoya Noain

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"Me presento. Soy el líder del partido. Nadie me va a hacer a un lado". Con ese mensaje pronunciado en una llamada con el Comité Nacional Demócrata este miércoles el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha mostrado su determinación de seguir en la carrera por la reelección, una continuidad que ha sido cuestionada intensamente desde la calamitosa actuación del demócrata en su debate con Donald Trump el jueves pasado.

Según filtraciones sobre la llamada, a la que Biden y la vicepresidenta Kamala Harris se han sumado por sorpresa, el presidente ha dicho que está "en la carrera hasta el final". Y Harris, en el centro de las conversaciones sobre un posible relevo, ha reafirmado su respaldo al presidente. "No daremos un paso atrás. Seguiremos el liderazgo de nuestro presidente. Pelearemos y ganaremos".

Ese mensaje de firmeza ratifica el enroque del candidato y es es el último esfuerzo público del mandatario y sus más cercanos aliados por intentar dejar atrás la crisis abierta que, tras el debate, ha disparado las preocupaciones sobre su estado a los 81 años que durante meses mostraron muchos votantes. Llega conforme él, su equipo y su campaña pisan el acelerador para tratar de contener la ansiedad, intensificando los contactos de Biden con líderes de la formación, cargos electos y donantes y su agenda del presidente.

La crisis, no obstante, no solo no remite, sino que se agudiza. Y el propio Biden, al menos en privado, parece ser consciente de este momento crítico.

El demócrata ha dicho a un aliado cercano, según ha publicado 'The New York Times' que sabe que quizá no pueda salvar su candidatura. La Casa Blanca ha desmentido de forma inmediata y como "absolutamente falsa" la información, titulada de forma algo engañosa con la idea de que Biden "sopesa si seguir en la carrera", y ha acusado al diario de haberle dado solo siete minutos para hacer comentarios antes de publicar.

El rotativo neoyorquino, no obstante, no era el único que ofrecía la información. CNN, citando a una fuente también anónima, aseguraba que el demócrata "ha reconocido en privado que los próximos días son críticos para ver si puede salvar su campaña de reelección". Y luego ABC News, con otras dos fuentes anónimas, reforzaba la idea de que el presidente tiene la "mente abierta" sobre el camino que tiene por delante, reconociendo los retos que enfrenta su candidatura.

Los próximos momentos determinantes

Los tres medios van en la misma dirección. Biden sabe que los esfuerzos desde el debate "no están funcionando" y que su idea de poder superar aquella debacle volviendo de nuevo el foco hacia el peligro que representa una victoria de Trump no cuaja. Sabe, también, que serán determinantes varios factores en las próximas horas y días: las encuestas, qué hacen los donantes y sus próximas apariciones públicas, especialmente una entrevista que mantiene el viernes con George Stephanopoulos en la cadena ABC y actos electorales añadidos a su agenda para el viernes en Wisconsin y el domingo en Pensilvania.

En el apartado sondeos, las noticias no son buenas. Este miércoles el 'Times' ha publicado una encuesta en la que Trump amplia a seis puntos su ventaja sobre Biden entre posibles votantes, 49% frente a 43%. Son tres puntos más para el republicano que hace una semana, antes del debate. Entre votantes registrados el margen es aún mayor: 49% frente a 41%.

Además, en la encuesta el 74% lo ven como demasiado mayor para el cargo, un 5% más que antes del debate. Entre demócratas, esas preocupaciones han subido desde entonces el 8% y ahora ya alcanzan al 59%. Entre independientes la opinión la comparten el 79%

Caída acelerada

Todo está ocurriendo a un ritmo de vértigo. Este martes, por primera vez, un congresista electo, el representante de Texas Lloyd Doggett, instaba públicamente a su líder, de 81 años, a abandonar. Según una fuente del Congreso citada por ‘The Guardian’, hay al menos 25 demócratas más en Capitol Hill preparados para dar ese mismo paso. Y 'Bloomberg' asegura que congresistas que enfrentan elecciones en distritos firmemente demócratas han puesto en circulación una carta en la que se le solicita la retirada, que podrían firmar varias docenas.

En las Cámaras hay palpable frustración con la falta de contacto directo que la mayoría de congresistas han tenido con el mandatario desde el debate del jueves para que les tranquilice sobre su estado, que solo el martes llamó a Jakeem Jeffries, el líder de la minoría en la Cámara Baja, y este miércoles marcaba el teléfono de Chuck Schumer, líder en el Senado, y de Nancy Pelosi, la otrora poderosa 'speaker'. También iba a llamar a James Clyburn, el congresista que fue fundamental para que se hiciera con la nominación en 2020 y ahora es uno de los copresidentes de su campaña.

Tanto Pelosi como Clyburn, dos figuras de enorme peso en la Cámara Baja y en el partido que hasta ahora le han dado su respaldo para mantener la candidatura, habían hecho el martes declaraciones problemáticas para Biden. La californiana' admitía que es “legítimo” preguntar si la mala actuación de Biden en el debate fue un "episodio" o síntoma de un “problema médico”, algo que también ha urgido a clarificar el senador Sheldon Whitehouse, una de las dos voces de la Cámara Alta que se han lanzado abiertamente a cuestionar a Biden. Clyburn, por su parte, abría la puerta a una elección sin Biden y aseguraba en MSNBC que apoyaría a la vicepresidenta, Kamala Harris, si el presidente se retirara.

Miedo en el Congreso y entre donantes

Son muchos congresistas sin posiciones de liderazgo los que cuestionan la especie de “burbuja” en que tanto la Casa Blanca como la campaña y sobre todo el círculo más cercano de Biden le han mantenido, que empeora las ansiedades. Y hay temor a que, si insiste en seguir siendo el candidato, dañe sus propias elecciones en noviembre.

Es un miedo que comparten algunos grandes donantes, que como ha publicado Axios esperan ansiosos encuestas antes de ejecutar planes que ya tienen preparados para traspasar dinero que iban a destinar a la carrera presidencial a las de las Cámaras. La idea es intentar asegurar un muro de contención en Capitol Hill ante una eventual victoria de Trump.

Uno de los grandes donantes de Biden, Charles Myers, apuntalaba en Bloomberg la idea de la velocidad vertiginosa a la que está moviéndose todo. Y expresaba su opinión de que el presidente tiene "probablemente cinco o seis días" de margen.

Agenda intensificada

Desde la Casa Blanca y la campaña tratan de esquivar la crisis y han intensificado la agenda de Biden. Este miércoles va a mantener por la tarde una reunión con gobernadores demócratas (con algunos presentes en persona y otros de forma virtual), un encuentro que llega dos días después de una reunión de los gobernadores solos donde se expusieron las ansiedades ante el momento crítico.

Tras la celebración de la fiesta del 4 de julio, el viernes Biden va a grabar la entrevista con la cadena ABC y viajar al acto de campaña en Wisconsin. El domingo llegará el mitin de Pensilvania y la semana que viene participará como es costumbre en una rueda de prensa en la cumbre de la OTAN en Washington.

Lo que está por ver es que con todo Biden vaya a lograr contener problemas que se evidencian de muchas maneras. Ya antes de la encuesta del 'Times' en otra de Reuters e Ipsos publicada el martes uno de cada tres demócratas opinaba que debería abandonar. Y Puck News obtuvo un sondeo interno de los demócratas que muestra que se ha deteriorado la desventaja de Biden frente a Trump en prácticamente todos los estados y en todos los bisagra determinantes.

Además, según una noticia de ‘The Washington Post’, el expresidente Barack Obama, que públicamente ha dado su respaldo a la continuidad de Biden, ha reconocido en privado a aliados que una campaña de reelección que ya estaba cuesta arriba se ha vuelto aún más complicada tras el debate. 

“Lapsus cada vez más pronunciados”

La discusión sobre el estado físico y mental de Biden ocupaba buena parte de la rueda de prensa diaria de la Casa Blanca del martes, donde la portavoz insistía en la línea oficial que defiende que está en plenas facultades. Pero lo que vieron los espectadores del debate y ha centrado la conversación estos días volvía al primer plano con un artículo de ‘The New York Times’ que, citando a personas que han estado con el presidente en las últimas semanas y meses, hablaban de lapsus aparentemente “cada vez más frecuentes, más pronunciados y más preocupantes”. 

El artículo, por ejemplo, incluía las declaraciones desde el anonimato de un alto cargo europeo que estuvo con el demócrata durante la cumbre del G7 en Italia que asegura que en el último año ha habido un declive notable en el estado físico de Biden y que los líderes europeos se quedaron en “shock” por lo que vieron.

Llegaba un día después de revelaciones similares de Carl Bernstein. En CNN el veterano reportero explicó el lunes que múltiples fuentes le habían dicho que en el último año y medio vieron a Biden tan mal como en el debate y que “en los últimos seis meses particularmente ha habido marcados incidentes de declive físico y cognitivo”.

Jet lag

El propio Biden buscaba este martes dar una explicación a su agónica actuación ante las cámaras frente a 51 millones de espectadores que vieron su duelo con Trump. En un acto de recaudación de fondos en Virginia, hablaba de sus dos viajes a Europa en dos semanas y del impacto de los cambios horarios. “No fui muy inteligente”, dijo. “No escuché a mi equipo y volví y casi me duermo en el escenario. No es excusa pero es una explicación”, declaró.

El problema que algunos han destacado de esa argumentación es que tras el regreso del segundo viaje a Europa Biden pasó dos días en una casa en la playa y luego seis más preparando el debate en Camp David. Según su propio equipo, esos preparativos no empezaban hasta las 11 de la mañana y se reservaba un tiempo a diario para la siesta.

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