La batalla por la 5ª circunscripción

Los franceses residentes en Catalunya, entre la perplejidad y la expectación ante unas elecciones históricas

Tres candidatos: el actual diputado independiente y los aspirantes del Nuevo Frente Popular y Reagrupamiento Nacional, se juegan el escaño que representa a los franceses residentes en España, Portugal, Andorra y Mónaco

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Johana Maurel (Reagrupamiento Nacional), Maxime da Silva (Nuevo Frente Popular) y Stéphane Vojetta (independiente), los tres candidatos con más opciones en la batalla por la quinta circunscripción de franceses en el extranjero (España, Portugal, Mónaco y Andorra).

Johana Maurel (Reagrupamiento Nacional), Maxime da Silva (Nuevo Frente Popular) y Stéphane Vojetta (independiente), los tres candidatos con más opciones en la batalla por la quinta circunscripción de franceses en el extranjero (España, Portugal, Mónaco y Andorra). / CEDIDA / JORDI OTIX / CEDIDA

Laura Puig

Laura Puig

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Un sentimiento de encrucijada histórica se palpa entre los integrantes de la comunidad francesa de Catalunya. Como sus compatriotas y otros expatriados en diferentes países del mundo, están llamados a las urnas para escoger este domingo y el siguiente, el 7 de julio, a su representante en la Asamblea Nacional en unas elecciones que podrían dar un vuelco al tablero político del hexágono y colocar por primera vez a la extrema derecha al frente del Gobierno.

Los franceses residentes en España comparten diputado con los de Portugal, Andorra y Mónaco, la quinta de las 11 circunscripciones en el extranjero, que se suman a las 539 de la Francia metropolitana y las 27 de los territorios de ultramar. En las últimas elecciones legislativas, en 2022, este escaño acaparó los focos por la candidatura de hispano-francés Manuel Valls, ex primer ministro galo (2014-2016) y exconcejal del Ayuntamiento de Barcelona (2019-2021), que concurrió bajo las siglas del partido de Emmanuel Macron, pero que finalmente no ganó.

El sentimiento de estar viviendo una elección trascendental se combina en algunos casos con la perplejidad que causó la decisión de Macron de adelantar los comicios tras el duro revés sufrido en las europeas del 9 de junio. "Era el momento de hacer algo, pero fue muy precipitado. Todo el mundo esperaba que las elecciones fueran en otoño, cuando debía aprobarse el presupuesto. Para mí y muchas personas de mi entorno es una provocación, un capricho, un sinsentido político", explica a EL PERIÓDICO Guillaume Horn, historiador de 34 años que lleva 7 años viviendo en Barcelona tras 3 en Salamanca. Horn considera que el presidente francés se inspiró en Pedro Sánchez: "Pero cuidado, Sánchez tiene al PSOE, un partido fuerte; Macron no".

Alexandre Tagger (3 años en Madrid y desde hace 9 en Barcelona) no descarta que el adelanto fuera algo premeditado por Macron para "no dar mucho tiempo a los partidos a organizarse". "Después de dos años casi ingobernables por la falta de mayoría en la Asamblea y la estrategia del caos de La Francia Insumisa, y los resultados catastróficos de las europeas, Macron sabía que en la votación del presupuesto en septiembre la oposición iba a tumbar al Gobierno con una moción de censura", añade Tagger, de 52 años y director financiero de una empresa basada en Barcelona.

Voto en clave nacional

En la batalla por la quinta circunscripción concurren este año 13 candidatos, pero el juego está entre tres: Stéphane Vojetta, actual diputado e independiente; Maxime da Silva, del Nuevo Frente Popular que engloba a socialistas, La Francia Insumisa (LFI), ecologistas y comunistas; y Johana Maurel, de Reagrupamiento Nacional (RN).

La función del diputado de la quinta circunscripción está enfocada principalmente a velar por los derechos de los franceses que residen en estos cuatro países: agilizar trámites burocráticos como la renovación del pasaporte, facilitar el acceso a la educación francófona de los hijos de los expatriados, asuntos de impuestos, cobro de la pensión... "Son temas más administrativos que políticos", señala Vojetta a EL PERIÓDICO. Pero en esta elección, esas preocupaciones han pasado a un segundo plano. "La gente que viene a las reuniones está mucho más interesada en hablar de la situación política en Francia. Hay mucha inquietud y notamos más movilización", añade el diputado, que llegó al escaño en sustitución de Samantha Cazebonne en octubre de 2021, cuando esta fue elegida senadora por La República en Marcha. Seis meses más tarde, en las legislativas de 2022, el partido de Macron decidió que su candidato sería Manuel Valls, apartando a Vojetta, quien a pesar del revés decidió concurrir sin siglas y venció.

Según Vojetta, hay "miedo a los dos extremos", en referencia a la extrema derecha de Marine Le Pen y a la extrema izquierda de Jean-Luc Mélenchon, y aboga por una "coalición republicana" que aglutine al centroderecha y el centroizquierda. "Es nuestra última oportunidad de hacer lo que nunca hemos hecho en Francia", añade el diputado, que se ve de nuevo vencedor.

Da Silva, residente en Rouen (Normandía) y aspirante en varias elecciones sin haber logrado ninguna victoria, se plantea esta elección como un revulsivo y pide a los votantes disgustados con Macron que no lo expresen con un voto de castigo que premie al lepenismo. En todo caso, confía en que habrá un "levantamiento popular para impedir que la extrema derecha gobierne el país", y ante la pregunta de si vislumbra un acuerdo del macronismo con el Nuevo Frente Popular el 8 de julio, responde, contundente: "Cada vez que la extrema derecha se interponga en nuestro camino, nosotros, la izquierda, siempre asumiremos la responsabilidad de impedir que lleguen al poder".

Por su parte, Maurel, consejera de la Región de Occitania, recuerda el resultado de las recientes elecciones europeas y considera que, con sus votos, los franceses expresaron que ya no confían más en el Gobierno de Macron, a quien acusa de gobernar de forma autoritaria por su abuso del artículo 49.3 de la Constitución (que permite aprobar leyes sin el voto de la Asamblea) y de los problemas económicos y de seguridad del país. "Jordan Bardella será primer ministro si tenemos mayoría absoluta. Estamos preparados para gobernar", añade, confiada en que RN tendrá la oportunidad de forjar coalición con la derecha tradicional de Los Republicanos, a pesar del rechazo frontal expresado por los barones del partido a la propuesta de su ya exlíder, Éric Ciotti, de una entente entre las derechas.

Caos, miedo y enfado

Los votantes coinciden en que estas elecciones son diferentes. "El actual momento político en Francia es un momento de caos, miedo y enfado social, alimentado por medios de comunicación cada vez más potentes", apunta Nadège Bon Marchetto, de 49 años y residente en Barcelona desde 2006. En su opinión, este enfado, "alimentado por la fuerza mediática de las redes sociales y la televisión basura" nublan el juicio a la población "y a raíz de eso se toman decisiones extremas".

Otro de los puntos en los que coinciden los franceses residentes en Catalunya consultados por EL PERIÓDICO es en la normalización de la extrema derecha. Es vista como una alternativa plausible, algo impensable hace unos años. "Llega un momento en que ya se ha probado todo, no avanzamos y mucha gente piensa que quizás ellos tengan las buenas decisiones. Cuando la gente está harta tiene tendencia a decir 'me da igual, que pete todo y ya veremos qué pasa'. Pero esto es peligroso", opina Laurent Colette, consultor internacional de 61 años y vecino de Barcelona desde hace 33.

De manera parecida piensa Carla Cortale, de 25 años y nacida en Barcelona de padres franceses, que atribuye al hartazgo ante la evolución de la inmigración y de la inseguridad el auge de RN. Pero también a su estrategia. "Han jugado muy bien a las redes sociales, han escogido un candidato joven que parece más cercano, más normal, ya no hablan de salir de la UE, del aborto, han sabido entender que rebajando algunos discursos ganarían electores", afirma.

Escenario de ingobernabilidad

Nicolas Pigeon, de 47 años y residente desde hace 15 en Roses, donde tiene tres tiendas de cosmética, abunda en la misma idea. "Durante muchos años los franceses han evitado votar a la extrema derecha porque no parecía razonable, pero parece que es el único partido que va a poder hacer algo", señala, en referencia al problema de la inseguridad. Y matiza: "No es un problema de racismo (...). Los franceses no somos racistas, somos un país de derechos humanos, pero la situación se ha vuelto insoportable".

La expectación por el resultado se desliza en la voz de estos seis votantes. Seguramente habrá que esperar al 7 de julio para saber el destino de su país de origen, porque en la primera vuelta no suelen decidirse demasiados escaños (pueden pasar a la segunda las candidaturas con al menos un 12,5% de votos). Y quizás entonces tampoco haya un resultado claro. "Si nadie obtiene mayoría absoluta, si las tres principales fuerzas quedan 30-30-30, la situación será bastante ingobernable", apunta Alexandre Tagger. "La ingobernabilidad es lo peor que puede pasar", añade Laurent Colette.