Elecciones legislativas

Macron acusa a Reagrupación Nacional y a La Francia Insumisa de llevar al país a una "guerra civil"

La coalición de izquierdas y el lepenismo proponen rescatar a Francia de su declive económico sin cortar el grifo

El órdago electoral de Macron pone en jaque el futuro de Francia (y el de Europa)

El presidente francés, Emmanuel Macron, en un acto en el Elíseo.

El presidente francés, Emmanuel Macron, en un acto en el Elíseo. / NAHAN LAINE / BLOOMBERG

Leticia Fuentes

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A cinco días de la primera vuelta de las elecciones legislativas adelantadas en Francia, los líderes de las principales agrupaciónes, Jordan Bardella (la extrema derecha de Reagrupación Nacional), Gabriel Attal (mayoría presidencial) y Manuel Bompart (la coalición de izquierdas Nuevo Frente Popular), se han visto las caras en un debate televisado en el que, durante dos horas, el poder adquisitivo y la inseguridad han vuelto a ser los puntos fuertes del encuentro, como ya lo fueron en la pasada campaña de las elecciones europeas. Todo ello bajo la sombra de las acusaciones de llevar al país a una "guerra civil" lanzadas la víspera por el presidente Emmanuel Macron contra "los dos extremos".

La extrema derecha y la izquierda se niegan a seguir los pasos del macronismo y cortar el grifo con recortes que buscan reducir el déficit del país, situado en un 5,5%. Bompart ha abogado por subir el salario mínimo para "activar el círculo virtuoso", reducir el IVA y bajar los impuestos sobre la electricidad, el gas y los carburantes. Sin embargo, Attal se ha mantenido firme en sus ideas: "No voy a subir los impuestos (...), pero tampoco voy a derogar la reforma de las pensiones. No haré como ellos que prometen cosas en campaña que luego no podrán hacer", ha sentenciado el primer ministro durante el debate. A lo que Bardella ha replicado: "El nivel de impuestos de este país en estos momentos es insoportable y mi objetivo es hacer que los ciudadanos respiren mediante el poder adquisitivo". 

Tras un largo debate sobre el poder adquisitivo seguido de la reforma de pensiones y el aumento del salario minimo, la seguridad ha sido otro de los puntos claves. La extrema derecha mantiene su plan de enfocar la seguridad con un mayor control de las fronteras, eliminar la bionacionalidad o impedir que ciertos extranjeros puedan optar a "puestos de trabajo estratégicos". Bompart, por su lado, ha subrayado que la Francia actual también es gracias a esos inmigrantes que han trabajado por el país.

Los últimos sondeos publicados a principios de esta semana mantienen a Reagrupación Nacional a la cabeza, con un 36%, seguido de la coalición de izquierdas (socialistas, La Francia Insumisa de Jean-Luc Mélenchon, ecologistas y comunistas) con un 27%, y en tercer lugar con muy pocas posibilidades de salir fortalecido de estos comicios, la mayoría presidencial, con un 20%.

"Guerra civil"

Horas antes del debate, no obstante, el tema del día político fueron las declaraciones de Macron al podcast 'Génération Do It Yourself', donde el lunes una vez más se refirió a las dos fuerzas con más intención de voto (RN y La Francia Insumisa), como "los dos extremos", y consideró que sus programas conducirán al país "a la guerra civil".

"Hace unas semanas estábamos al borde de una guerra civil en Nueva Caledonia y no se disolvió la Asamblea, ¿y ahora sí?", criticó el editorialista político de BFMTV Laurent Neumann. Fuera de las pantallas, en la calle, censuraban a Macron por "dramatizar con el peligro", según explicó a EL PERIÓDICO un vecino del distrito 8 de París. 

"La respuesta de la extrema derecha (en términos de inseguridad), devuelve a la gente a una religión o a un origen, por eso divide y empuja a la guerra civil (...). Los 'rebeldes' (La Francia Insumisa) ofrecen una forma de comunitarismo poco electoral, que detrás de eso también está la guerra civil detrás", afirmó el presidente durante la charla en el podcast, en el que aseguró que ha entendido "el mensaje de los franceses".

La popularidad de Macron se encuentra en sus momentos más bajos. Según las encuestas, solo un 26%-27% de la población cree que es un buen presidente, y a pesar de que se esfuerza por recuperar la confianza de la población con intervenciones en televisión, cartas abiertas en redes o visitas estratégicas, muchos consideran que ya es demasiado tarde. 

La responsabilidad de los franceses

Los expertos han aconsejado al presidente ser más prudente con las palabras y evitar utilizar el "alarmismo social" como arma electoral. "Si estamos ante una posible guerra civil, ¿por qué convocar elecciones ahora?", se preguntó la periodista experta en política Neila Latrous.  

El primer ministro, Gabriel Attal, evita utilizar esos términos tan contundentes, pero sigue la línea de su lídera al acusar a Reagrupación Nacional y a La Francia Insumisa de tener "el odio como combustible" y asegurar que "la victoria de los extremos, de la extrema derecha, liberaría impulsos y podría incluso conducir a la violencia". 

Igualmente se suma al discurso del miedo el ministro del Interior, Gérald Darmanin, quién ha expresad en diversas ocasiones su "inquietud" por "posibles alteraciones del orden público" en las noches electorales.

Pero a pesar de los comentarios alarmantes del macronismo, la violencia no ha brotado en Francia. Al menos, por el momento. Las manifestaciones multitudinarias que se esperaban durante toda esta campaña contra la extrema derecha se redujeron a solo un día, el 15 de junio, cuando los sindicatos organizaron concentraciones por todo el país. Las movilizaciones de la izquierda no están siendo un factor determinante en esta campaña, a diferencia de las que se produjeron en 2002 contra Jean-Marie Le Pen, padre de Marine Le Pen, cuando llegó a la segunda vuelta en las elecciones presidenciales. 

"Cuando estamos hartos de todo, cuando la vida cotidiana es dura, podemos caer en la tentación de extremos que tienen soluciones más rápidas. Pero la solución nunca estará en el rechazo del otro", añadió Macron en su última intervención, reconociendo el hartazgo del pueblo francés ante la pérdida de poder adquisitivo y los problemas crecientes de inseguridad. Ambos temas son claves para los franceses en estas elecciones legislativas. 

Hay quienes critican la sobreexposición mediática del presidente. Sin embargo, su entorno defiende que está "en su lugar, respondiendo a las preguntas de los franceses", informa AFP. Según una fuente próxima a Macron, "quienes lo critican por hablar hoy, lo acusarían de esconderse si no lo hiciera".