Guerra en el país africano

La hambruna amenaza Sudán sumida en una guerra sin fin: "La respuesta internacional sigue siendo inadecuada"

La mitad de la población sudanesa requiere ayuda humanitaria urgente tras más de un año de conflicto entre el Ejército y los paramilitares, con más de 10 millones de personas desplazadas

Mujeres sudanesas esperan para recibir arroz en Chad, tras huir de Sudán

Mujeres sudanesas esperan para recibir arroz en Chad, tras huir de Sudán / Reuters / Zhora Bensemra

Jordi Grífol

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"Imaginen una ciudad del tamaño de Londres siendo desplazada", dice la directora general de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), Amy Pope. Habla de Sudán, donde el conflicto que se inició en abril de 2023 entre el Ejército y los paramilitares continúa recrudeciéndose más de un año después, con más de 10 millones de personas desplazadas y unos 25 millones de personas --la mitad de la población-- que requieren ayuda urgente. La violencia no cesa con el país al borde de la hambruna.

"La respuesta de la comunidad internacional sigue siendo lamentablemente inadecuada, incluso cuando el número de muertes civiles aumenta en el país", manifiesta a EL PERIÓDICO Flavia Mwangovya, directora regional de Amnistía Internacional en África Oriental y Meridional.

Más de 15.500 personas han perdido la vida desde que empezaran en Jartum, la capital, los enfrentamientos entre el Ejército de Sudán (SAF) y las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR), antiguos aliados al frente del Gobierno y contrarios a la transición del poder del Ejército a los civiles. Sus líderes, Al Burhan (SAF) y Hemetti (FAR) pugnan desde el año pasado por el control del país.

Las FAR cuentan con hasta 70.000 soldados, aunque no tienen capacidad aérea a diferencia del Ejército. "Son un grupo paramilitar con una capacidad enorme, han sido las fuerzas de choque de Sudán durante muchísimo tiempo. No quieren perder los privilegios militares, políticos y sobre todo económicos", relata Iván Navarro, investigador de la Escola de Cultura de Pau de la Universitat Autònoma de Barcelona.

Ayuda humanitaria bloqueada

La falta de fondos --solo se ha financiado el 16% del plan humanitario de la ONU-- y la obstrucción de ambas fuerzas está bloqueando la ayuda humanitaria, con acusaciones cruzadas de estar utilizando el hambre como arma de guerra.

Al menos cinco millones de personas están al borde de la hambruna. UNICEF ha advertido de que la guerra está empujando el país hacia la hambruna y a una pérdida catastrófica de vidas, especialmente entre los niños. Según Save the Children, más de 2,9 millones de niños sudaneses padecen desnutrición aguda grave.

Este lunes, los Emiratos Árabes Unidos anunciaron que asignarán 70 millones de dólares --prometió 100-- a las agencias humanitarias de Naciones Unidas en Sudán, pese a que el Gobierno de Jartum les acusara por ello de "planear" la rebelión de los paramilitares.

"Fracaso de la respuesta internacional"

"La catástrofe que se está desarrollando en Sudán revela un fracaso de la respuesta regional e internacional", afirma Mwangovya. Estados Unidos, los Emiratos Árabes, Egipto y Arabia Saudí lideran el proceso de negociación de más peso internacional en Jeddah. Al mismo tiempo, instituciones regionales como la Unión Africana (AU) y la Autoridad Intergubernamental sobre el Desarrollo (IGAD) trabajan activamente con la intención de resolver el conflicto, aunque no se ha logrado el cese de las hostilidades, tampoco temporalmente.

"Todos estos múltiples actores, procesos y hojas de ruta, a menudo en desacuerdo o compitiendo entre sí, han tenido un éxito limitado. Las dispares iniciativas diplomáticas y multilaterales no han ejercido suficiente presión sobre las partes en conflicto para alterar significativamente su conducta", explica Mwangovya.

Recientemente, el Consejo de Paz y Seguridad de la Unión Africana solicitó a la Comisión Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos que "investigue urgentemente la situación de los derechos humanos y que informe al Consejo, incluidas las recomendaciones para responsabilizar a los perpetradores".

Varias milicias han tomado parte en el conflicto a medida que ha ido avanzando, algo que también ha complicado aún más las negociaciones. "Sudán tiene varios conflictos armados internos que en un inicio declararon su neutralidad. Cuando las Fuerzas de Apoyo Rápido tomaron gran parte de Darfur en octubre, los grupos armados como los de Darfur o del Kordofán Sur y otras regiones empiezan a participar de manera activa en las hostilidades. Aquí ya tenemos un caleidoscopio de muchos actores involucrados en la violencia", analiza Navarro.

El tiempo se agota para millones de sudaneses, inmersos en conflictos armados desde hace años y ahora en una crisis humanitaria sin precedentes, con ambas fuerzas cometiendo crímenes de guerra y contra la humanidad. "Las partes beligerantes creen que son inmunes a las consecuencias. Para romper este ciclo de impunidad, es crucial que se garantice la justicia y la rendición de cuentas por violaciones y abusos recientes y pasados", concluye Mwangovya.