Cumbre en Apulia

El G7 se reafirma en el pulso con China por su apoyo a Rusia y su política comercial

El Papa denuncia el uso de 'robots asesinos' en las guerras en la cumbre del G7 de Italia

El G7 acuerda un crédito de 50.000 millones de dólares a Ucrania financiado con activos rusos bloqueados

Los líderes del G7 miran al cielo durante una exhibición de paracaidistas en Borgo Egnazia.

Los líderes del G7 miran al cielo durante una exhibición de paracaidistas en Borgo Egnazia. / LUDOVIC MARIN / AFP

Irene Savio

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El G7, bloque integrado por las democracias más ricas del mundo, ha decidido enviar otro duro mensaje a China. Es lo que aparece en en la versión definitiva de la declaración final de la cumbre, que finalizará oficialmente este sábado. La razón es el apoyo que, según estos países, Pekín le está brindando a Rusia para que mantenga su guerra en Ucrania. Según advierten las potencias del G7, se seguirán tomando "medidas" contra "actores en China y terceros países que apoyen materialmente la maquinaria de la guerra de Rusia, incluidas instituciones financieras [...] y otras entidades en China que faciliten la adquisición por parte de Rusia de artículos para sus industrias de la defensa".

Para los países del G7, de hecho, dar este sostén a Rusia equivale a acciones que "socavan la integridad la integridad territorial, la soberanía y la independencia de Ucrania". Por esa razón, dice el bloque, "impondremos medidas restrictivas en consonancia con nuestros sistemas legales para prevenir abusos y restringir el acceso a nuestros sistemas financieros para individuos y entidades específicas en terceros países, incluidas entidades chinas, que participen en esta actividad". 

Equilibrismos

Además, el G7 también ha querido enviar una advertencia a China por lo que considera que están siendo sus prácticas comerciales desleales, por ejemplo, "adoptar medidas de control de exportaciones, particularmente en minerales críticos, que podrían provocar importantes interrupciones en las cadenas de suministro globales". Aún así, los países del G7 también insisten en que el objetivo del G7 no es "perjudicar a China ni obstaculizar su desarrollo económico".

Desde el inicio de la cumbre del G7 de Italia, China ha sido el gran elefante en la habitación. El propio Joe Biden, el presidente estadounidense, lo dejó claro en sus primeras declaraciones al llegar a la cumbre. "China no está suministrando armas (a Rusia), pero sí la capacidad para producir esas armas y la tecnología disponible para hacerlo, por lo que, de hecho, está ayudando a Rusia", ha afirmado el mandatario estadounidense. 

Sus palabras llegaron después de que el martes, la Unión Europea anunciara que impondrá aranceles adicionales (de hasta el 38%) a automóviles eléctricos importados de China a partir de julio, lo que la expone a represalias de Pekín.  

Impactos

Ya en la reunioón de G7 de Finanzas en mayo, China había sido uno de los grandes temas sobre los que los países del bloque manifestaron su preocupación. Allí los ministros de Economía del bloque ya consideraron la posibilidad de tomar medidas. "Si bien reafirmamos nuestro interés en una colaboración equilibrada y recíproca, expresamos nuestra preocupación por el uso por parte de China de políticas y prácticas no de mercado que socavan a nuestros trabajadores, industrias y resiliencia económica", se leía entonces en el documento firmado por las siete democracias más ricas.

Por eso "continuarán vigilando los posibles impactos negativos del exceso de capacidad y consideraran tomar medidas para garantizar la igualdad de condiciones, en línea con los principios de la Organización Mundial del Comercio (OMC)", añadía ese texto. Aun así, el tema, que también estaba previsto en una sesión de la cumbre del G7 sobre seguridad económica, puede que haya causado algunas diferencias entre los Estados miembros. Esto debido a que los países europeos en el pasado han manifestado su intención de querer evitar a toda costa una guerra comercial con el país asiático.

En los últimos meses, sin embargo, en particular el presidente francés, Emmanuel Macron, ha sido uno de los abanderados en manifestar su voluntad de adoptar una línea menos diplomática con Pekín. Tan solo semanas atrás, poco antes del viaje del presidente chino Xi Jimping, el mandatario galo sostuvo que Francia debería replantearse su relación con la potencia asiática. "El futuro de nuestro continente depende muy claramente de la capacidad para seguir desarrollando una relación equilibrada con China", dijo en una reunión a la que también participó la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.