Prisión para dos disidentes

Condenada a cinco años una célebre feminista y catalizadora del #Metoo en China

Huang Xueqin dio voz a varias mujeres víctimas de acoso y ha sido culpada por "incitar a la subversión del poder estatal"

Un juzgado en Pekín.

Un juzgado en Pekín. / Shutterstock

Adrián Foncillas

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Una prominente feminista y pionera del movimiento #metoo en China ha sido condenada hoy a cinco años de cárcel en un caso que revela el menguante espacio del que disfruta el activismo social. Un tribunal de la ciudad sureña de Guangzhou ha encontrado culpable a Huang Xueqin de “incitar a la subversión contra el poder el Estado”. Por el mismo delito ha sido condenado a tres años y medio su amigo, Wang Jianbing, defensor de los derechos laborales de las clases desfavorecidas. El Ministerio de Exteriores ha explicado en su rueda de prensa diaria que “China se opone a que ningún país u organización desafíe su soberanía judicial”.

Gobiernos extranjeros y organizaciones internacionales han pedido durante años la inmediata liberación de ambos. El caso amontona indicios inquietantes. Casi un mil días tras su detención ha necesitado la el tribunal para emitir una sentencia muy severa incluso para los estándares nacionales. Los acusados estuvieron incomunicados y han sufrido intensos interrogatorios. Ningún periodista ni organización internacional ha podido entrar al juicio, que ha sido a puerta cerrada. Lo poco que ha trascendido es que ambos se han declarado inocentes y apelarán. “Utilizar la excusa de la seguridad nacional para suprimir el activismo social es una mala señal que niega el valor de la justicia social y rechaza las voces moderadas de la sociedad civil”, ha dicho un amigo de los condenados al diario hongkonés South China Morning Post.

Huang, de 36 años, ha ejercido periodismo durante más de una década. Escribió sobre el acoso sexual que había sufrido y dirigió una encuesta entre 255 periodistas mujeres que reveló que el 80 % había pasado por episodios similares. En 2018 lideró la investigación sobre los abusos de un profesor universitario sobre sus alumnas en un caso que recibió la atención pública y estimuló una cascada de denuncias similares en todo el país. Muchos sitúan ahí la génesis del #Metoo en China. 

Huang ya fue detenida en 2019 en Guangzhou cuando se dirigía a estudiar un máster sobre Derechos Humanos en la vecina Hong Kong. Fue acusada de “provocar problemas”, una fórmula habitual contra el activismo, pero fue liberada tres meses después, sin juicio. Dos años después fue arrestada de nuevo en el aeropuerto de Guangzhou cuando se dirigía al Reino Unido para estudiar un máster en la Universidad de Sussex para “excepcionales líderes jóvenes en todo el mundo” y en el que había sido becada.

Los cargos oficiales aluden a su rol catalizador del activismo en el sur del país. Huang y Wang organizaban reuniones para discutir de feminismo, la comunidad LGBTIQ, los abusos sexuales, la misoginia en las aulas o los derechos laborales entre visionados de películas y juegos de mesa. La Fiscalía les acusó de publicar beligerantes y distorsionados artículos sobre el Gobierno y de difamarlo en la red. El escrito destaca que Huang mostraba cómo “usar eventos y movimientos sociales en China y el extranjero para incitar a los participantes a la desafección del poder del Estado”. Huang y Wang fueron detenidos en el marco de una ola represiva contra el activismo cuando empezaba a cundir cierto hastío en el país por las estrictas medidas contra la pandemia. Ante el temor de un incendio, el Gobierno cerró aún más las grietas. Una setentena de amigos de los detenidos fueron interrogados por la policía y algunos fueron obligados a marcharse de la capital de la antigua Cantón, según la organización Chinese Human Rights Defenders.

“Sus esfuerzos y dedicación a los derechos de los trabajadores, de las mujeres y de la sociedad en general no serán negados por este juicio injusto ni el país olvidará sus contribuciones”, señala el comunicado de un grupo formado por miembros en el extranjero que pide la liberación de ambos activistas. “Al contrario, si la opresión persiste y la injusticia aumenta, más activistas como ellos continuarán su camino”, sigue. Si podrán cumplir este propósito está por ver. La opresión sobre el activismo han logrado en los últimos años cierto efecto desincentivador.