Abolición de la tauromaquia

Natalia Parra, una de las artífices de la prohibición de los toros en Colombia: "Catalunya fue un referente"

Solo siete países permiten las corridas: España, Francia y Portugal en Europa; y México, Ecuador, Perú y Venezuela en Latinoamérica

Tras más de 15 años, el movimiento animalista consigue que el Congreso apruebe el fin de esta práctica en el país

Natalia Parra Osorio

Natalia Parra Osorio

Irene Benedicto

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Natalia Parra es una de las artífices de la prohibición de los toros en Colombia, que sale de lo que ella llama la "lista negra" de los solo siete países que permiten la tauromaquia (España, Francia, Portugal, México, Ecuador, Perú y Venezuela). Tras más de 15 años detrás del movimiento animalista, ha conseguido que el Congreso apruebe esta abolición. Parra, de 43 años, es subdirectora de cultura ciudadana y gestión del conocimiento del Instituto de Protección y Bienestar Animal de Colombia y pertenece a esa generación de "mujeres de Bogotá" que tratan de renovar la política del país. La persona más solicitada de la capital colombiana el día siguiente de aprobarse esta ley histórica, atiende a EL PERIÓDICO para una entrevista.

¿Cómo mira a Colombia hacia España tras prohibir la tauromaquia?

Siempre estuvimos mirando a España, lo cual puede parecer contradictorio siendo esta la cuna de la tauromaquia. Pero hay que ser muy valiente para ir en contra de los toros en un país donde lo llaman fiesta nacional, por eso España nos despertaba admiración. Hemos estado en contacto estrecho con Leonardo Anselmi y Anna Mulà, figuras clave en la prohibición de los toros en Catalunya, donde cabe destacar que la oposición a los toros no era por no sentirlo como una fiesta propia sino por la voluntad de acabar con la crueldad de la práctica. También hemos estudiado los casos del País Vasco, A Coruña y Canarias. También con Portugal, donde celebran las 'tauradas', en las que aunque no se mata al toro en público se le tortura hasta la agonía, cosa que es casi peor.

¿Cómo ha sido el camino para llegar hasta aquí?

Los líderes de los 80 y los 90 estuvieron muy solitos. Líderes históricos como Emiliano Castro o Pilar Ramírez convocaban las protestas a las que íbamos de chiquillos. Dentro de la misma plaza de toros, se ponían de pie en mitad de la corrida y empezaban a gritar consignas antitaurinas. Los que llegamos en los 1990- 2000 pudimos profesionalizarnos, muchos son veterinarios, abogados. Empezamos muy jóvenes porque nos dolía lo que veíamos y pusimos al servicio de los animales lo que aprendimos cuando pudimos estudiar. Este es un logro intergeneracional, de los que nunca cejaron en su lucha y de los que aprendimos de ellos para tomar el relevo.

¿Cómo van a gestionar la pérdida económica de acabar con un sector entero?

La mayor cantidad de dinero que mueven las corridas es por parte de los toreros, que son en su mayoría españoles. Comprobamos que estos pagos se suelen hacer directamente a sus cuentas en el extranjero, por lo que ni siquiera pagan impuestos en Colombia. En cuanto a las plazas de toros, el Ministerio de Cultura tiene ante sí el reto de reconvertirlas, algo de lo que ya hay casos exitosos. En la feria de Cali, por ejemplo, los toros eran el acontecimiento central pero cada vez iba menos gente. En cambio, es una ciudad muy salsera, así que en los últimos años la plaza acoge 'bailatones', maratones de baile. Otro ejemplo: en Cartagena seguimos el ejemplo de Las Arenas de Barcelona y en la plaza de toros ahora hay un centro comercial.

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Activistas animalistas celebran la prohibición de la tauromaquia en Colombia (Natalia Parra, de rosa, la segunda por la derecha) / Imagen cedida

Y la adaptación del campo, ¿no será más difícil?

Desde el punto de vista del ganadero, sale más rentable la producción bovina que del toro de lidia, que es muy demandante de criar. Necesita espacio, para correr y criarse fuerte. Por eso la gran mayoría de granjeros ya venían diversificando el tipo de ganado. En cuanto al factor cultural, es verdad que, en los pueblitos de provincias, las tradiciones, incluidas las que conllevan explotación animal, están muy arraigadas. Pero también la gente de estos lugares se nos ha ido acercando a lo largo de estos años y preguntándonos cómo contribuir a un cambio de mentalidad en sus comunidades, y en muchos sitios la costumbre se ha erradicado incluso antes de prohibirse.

¿Qué pasa con los vendedores ambulantes?

Los vendedores ambulantes son la gran falacia de la derecha para darle un valor social a su defensa de la tauromaquia. Los vendedores lo que quieren son eventos, les da igual corridas que conciertos. De todos modos, los toros ya estaban en caída de popularidad y las temporadas eran cada vez más cortas. Mientras, en las ferias de ciudades menores la gente se concentra en la periferia de la plaza de toros, más interesada en otros espectáculos de música y baile así como en los puestos de comida y bebida. Ahora toca traer a esa gente al centro de las plazas. Las corridas se habrían extinguido por sí solas pero no podíamos esperar a que hubiera más muertes.

¿Es la tauromaquia un asunto que polarice la política colombiana tanto como en España?

Es cierto que, en general, la derecha defiende el estatus quo y ha preferido capitalizar el descontento que de primeras sienten de las personas que trabajan directamente en esta industria, pero para eso están los tres años de transición que van a seguir antes de su prohibición total. La derecha lo que quiere es sus corridas y alegan que no pueden ejercer su arte. Pero si tu arte es matar, pues no es un arte y no puedes ejercerlo ya. También hemos visto cómo políticos de derechas se han concienciado y se han convertido en actores clave para conseguir los apoyos suficientes para esta ley. Como se suele decir, las revoluciones suceden cuando existen convergencias de intereses. Lo importante es que Colombia ya salió de esa lista negra de países que permiten maltratar a los animales por espectáculo.