Inmigración y elecciones

Biden restringe severamente el derecho a solicitar asilo en EEUU

El demócrata ha firmado una orden ejecutiva con ecos de una que trató de implementar Trump en 2018 y entonces criticó

A partir de 2.500 intercepciones diarias de migrantes sin papeles se "cerrará" temporalmente la frontera con México

Un grupo de inmigrantes se entregan a las autoridades de EEUU tras cruzar la frontera con México.

Un grupo de inmigrantes se entregan a las autoridades de EEUU tras cruzar la frontera con México. / ADREES LATIV / REUTERS

Idoya Noain

Idoya Noain

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha adoptado con efecto inmediato la medida más restrictiva respecto al asilo tomada por ningún mandatario demócrata en los tiempos modernos. A través de una orden ejecutiva ha permitido "cerrar" la frontera en cuanto se superen diariamente y a lo largo de una semana las 2.500 intercepciones de migrantes sin papeles. Aunque hay algunas excepciones, la medida efectivamente deja en suspenso para decenas de miles de personas el derecho de solicitar asilo en EEUU y su aplicación será inmediata.

El componente electoral de la medida es ineludible. La inmigración es tema central de la campaña para las elecciones presidenciales de noviembre en las que Biden se mide a Donald Trump. Y los sondeos muestran altos índices de desaprobación de la gestión del demócrata en este terreno.

"La buena voluntad del pueblo estadounidense se está agotando y no hacer nada no es una opción", "esta medida nos permitirá recuperar el control de nuestra frontera y restaurar orden al sistema migratorio", ha dicho Biden en la Casa Blanca, donde ha comparecido rodeado de cargos electos y autoridades de los dos partidos de localidades y zonas fronterizas para anunciar la orden ejecutiva. Y en sus declaraciones, además de defender que la orden es "consistente" con todas las obligaciones de EEUU bajo el derecho internacional, ha pedido "paciencia" a quienes critican como demasiado estricta la medida y ha asegurado que "

En esa ola de críticas se incluyen miembros del ala progresista de su propio partido y organizaciones que trabajan con los inmigrantes y los derechos humanos, incluyendo la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU), que ha anunciado ya que presentará una demanda para tratar de frenar la orden en los tribunales.

Funcionamiento

La medida, según habían detallado fuentes de la Administración en una llamada informativa con la prensa antes de la comparecencia de Biden, cerrará la frontera cuando a lo largo de una semana se superen esas 2.500 intercepciones diarias (lo que, dadas las cifras actuales, supone su inmediata entrada en vigor). La frontera permanecerá cerrada hasta que a lo largo de otras dos semanas el secretario de Seguridad Nacional determine que las cifras de intercepciones han bajado hasta menos de 1.500 diarias.

Mientras la frontera esté cerrada quienes entren en EEUU sin papeles no podrán solicitar asilo salvo en "circunstancias excepcionalmente persuasivas". Esos migrantes serán procesados para su deportación inmediata y se reducirán las circunstancias en que son remitidos a una entrevista para solicitar asilo, interrogatorios donde además se endurecerán los parámetros para probar un "miedo creíble". Las autoridades estiman que las deportaciones pueden realizarse "en cuestión de días, e incluso de horas".

Cubanos, haitianos, nicaragüenses y venezolanos seguirán siendo deportados a México, pero con otras nacionalidades se intentará la deportación a sus países de origen. Una vez expulsados, los migrantes tendrán prohibido entrar en EEUU durante cinco años y se arriesgan a ser perseguidos por lo penal si lo hacen.

Las excepciones se realizarán para menores que lleguen no acompañados, residentes permanentes y quienes tengan un visado válido. Tampoco a quienes sufran una emergencia médica aguda o enfrenten una "amenaza inminente y extrema a su vida y su seguridad". Además, seguirán pudiendo solicitar asilo quienes están usando CBP One, una aplicación creada para asegurar desde fuera de EEUU una cita para pedir el asilo, que ha sido criticada por su lentitud, o quienes estén siguiendo el proceso de solicitud desde países de origen.

Ecos de Trump

La medida tiene ecos de una que Trump trató de implementar en 2018 y que entonces criticaron los demócratas y fue bloqueada por un tribunal federal. Entonces el propio Biden la denunció, acusando a Trump de ser el primer presidente en la historia de EEUU que obligaba a pedir asilo desde otro país. "Vienes a EEUU y argumentas tu caso, así se busca asilo, explicando por qué lo mereces bajo la ley estadounidense", defendió en un debate en 2019.

Desde entonces, no obstante, se ha elevado para Biden la presión de algunos sectores de su propio partido y la de encuestas que, de cara a los comicios de noviembre, ponen en un lugar muy destacado la preocupación de los estadounidenses con la migración. Los sondeos también exhiben descontento con la gestión de Biden de la cuestión.

El demócrata trata de mostrarse proactivo, especialmente después de que los republicanos en el Congreso, siguiendo instrucciones de Trump para no darle ninguna victoria en el tema de la inmigración de la que pudiera sacar rédito político, hundieran una propuesta bipartidista de legislación que habría reforzado la seguridad en la frontera y los fondos para tratar de reducir los problemas del sistema, donde un embudo en los tribunales de inmigración hace que los migrantes puedan pasar años en EEUU mientras se resuelven sus casos de asilo.

En sus declaraciones Biden ha acusado a los republicanos de "politizar" la frontera, de realizar "juegos políticos" y de "obstrucción". Ha insistido en que "habría preferido lidiar con el tema a través de legislación bipartidista" en el Congreso, que ha definido como "la única panera de arreglar el actual sistema, que no funciona"".

Biden ha tratado también de marcar diferencias entre su orden y las medidas migratorias que adoptó su predecesor y que ha prometido también para un potencial segundo mandato. "La Estatua de la Libertad no es una reliquia de la historia estadounidense, así que yo nunca demonizaré a los inmigrantes, nunca me referiré a ellos diciendo que envenenan la sangre de nuestro país, nunca separaré a niños de sus familias en la frontera, nunca vetaré a gente de este país porsus creencias religiosas, no usaré a las fuerzas armadas para ir por vecindarios de todo el país y sacar a gente de sus casas, para crear campos de detención", ha dicho.

Críticas

Pese a las afirmaciones de Biden su decisión ha sido denunciada por demócratas progresistas y por grupos como Amnistía Internacional. Amy Fischer, directora de derechos de refugiados y migrantes en el capítulo estadounidense de la oenegé ha criticado que la orden "marca un precedente internacional peligroso" al representar "el primer límite numérico al asilo de su estilo". Fischer ha cuestionado también que Biden emplee la misma autoridad legal que usó Trump para sus "peligrosos y xenófobos" vetos a musulmanes y migrantes africanos.

"Esta orden no arreglará los problemas que plagan la frontera. Es un movimiento vergonzoso de un país que ayudó a escribir la Convención del Refugiado", ha dicho Fischer, que ha apuntado a la "necesidad de soluciones reales que respeten los derechos humanos, lidien con las causas raíz de la migración foroza, permitan vías seguras y ordenadas hacia la seguridad y cubran las necesidades de comunidades en la frontera y en el interior de EEUU".

Los republicanos, por su parte, han acusado al presidente de actuar con intenciones electoralistas. Mike Johnson, presidente de la Cámara de Representantes, ha denunciado la medida como "una pantomima fronteriza en año de elecciones" y desde el Senado Mitch McConnell ha dicho que es "demasiado poco demasiado tarde".