EEUU

Arranca el juicio a Hunter Biden, primer hijo de un presidente de EEUU juzgado en un caso penal

Joe Biden no comenta sobre el proceso pero muestra su amor "sin límites" a su hijo, procesado por mentir sobre sus adicciones en la compra de un arma

Cuatro días tras la condena a Trump, el caso da combustible a republicanos y medios conservadores para tratar de desviar la atención

Hunter Biden llega al tribunal de Delaware junto a su esposa, Melissa Cohen, este lunes.

Hunter Biden llega al tribunal de Delaware junto a su esposa, Melissa Cohen, este lunes. / MATT ROURKE / AP

Idoya Noain

Idoya Noain

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

La campaña electoral para las presidenciales de Estados Unidos este año pasa por los tribunales. Cuatro días después de que Donald Trump entrara en la historia como el primer expresidente y candidato de uno de los dos grandes partidos que es un criminal convicto, este lunes se ha abierto en Delaware un juicio muy diferente pero que, aunque sea de forma tangencial, representa un reto para el presidente Joe Biden: el proceso penal a su hijo Hunter originado en la compra y posesión de un revólver en 2018, una adquisición para la que mintió en un formulario federal y a un vendedor con licencia sobre su adicción a las drogas.

Ni los dos casos ni sus protagonistas son comparables. Trump es un expresidente y candidato mientras que Hunter Biden es un ciudadano privado. En el caso de Trump el jurado popular le declaró culpable de 34 cargos tras los que la fiscalía planteó una conspiración para interferir en las presidenciales de 2016 y en el de Hunter Biden no hay nada relacionado con la política, más allá de que sea el hijo del actual presidente, y el primero de un mandatario en activo juzgado por lo penal.

El momento en que llega este proceso lo coloca, no obstante, en el centro de atención. Promete dar combustible y munición a los conservadores y a sus medios afines para intentar desviar la atención de la condena a Trump e intensificar los esfuerzos de los republicanos para tratar de vincular al presidente a los problemas legales de su hijo, especialmente en el caso de sus negocios en el extranjero, donde alegan beneficio económico para el presidente y tráfico de influencias. Es algo que de momento no han conseguido hacer en el Congreso pese a haber abierto investigaciones y haber puesto en marcha un proceso de 'impeachment'.

El origen del caso

Hace algo menos de un año pareció que este juicio no se celebraría. Hunter Biden había llegado a un acuerdo por el que, declarándose culpable de un par de faltas fiscales, evitaba tanto el proceso por esa evasión de impuestos como cargos vinculados al arma de fuego. Aquel acuerdo, no obstante, colapsó estrepitosamente cuando una jueza federal, Maryellen Noreika rechazó aceptarlo.

Tras aquel descalabro Merrick Garland, titular del Departamento de Justicia, elevó a fiscal especial a David Weiss, que había dirigido la investigación sobre Hunter Biden. Este logró en septiembre que un gran jurado de Delaware le imputara con tres cargos, de los que se ha declarado inocente: mentir a un vendedor de armas con licencia federal; mentir en un formulario y poseer de forma ilegal un arma durante 11 días. En caso de condena la pena máxima son 750.000 dólares de multa y hasta 25 años de prisión, aunque la falta de antecedentes penales y que no se cometiera ningún delito con el arma reducirían las opciones de que sea encarcelado.

En diciembre llegaron nueve cargos por los delitos fiscales en Los Ángeles, donde se espera el juicio en septiembre.

Apoyo familiar

Este lunes en Delaware los procedimientos, que preside la juez Noreika, arrancaban con la selección del jurado. Al imputado, de 54 años, le han acompañado una de sus hermanas, su yerno y también la primera dama, Jill Biden.

Antes, el fin de semana, toda la familia, incluyendo el presidente, había estado en la residencia de vacaciones de la familia en Rehoboth. Padre e hijo salieron juntos a andar en bici y fueron juntos a una misa. Y este lunes el presidente emitía un comunicado en el que anunciaba que no iba a hacer comentarios sobre el caso pero también expresaba públicamente su apoyo incondicional a su vástago. “Soy presidente pero también soy un padre”, ha escrito. “Jill y yo queremos a nuestro hijo y estamos orgullosos del hombre que es hoy”. Biden también de la “resiliencia” de su hijo y su “fuerza” para superar las adicciones a las drogas, que admitió en su libro de memorias. “Tengo amor sin límites por mi hijo, confianza en él y respeto por su fuerza”, concluía.

En las próximas semanas, los Biden serán puestos a prueba y los detalles escabrosos pueden ser abundantes. La fiscalía, por ejemplo, pretende llamar a testificar a la exmujer de Hunter Biden, con la que ha tenido una agria lucha por manutención, así como a la viuda de su hermano Beau, con la que mantuvo una relación, para que ambas hablen sobre sus adicciones.