Los ejércitos de China y Estados Unidos recuperan el diálogo y pactan un teléfono rojo para evitar conflictos

China pide a Japón y Corea del Sur un tratado de libre comercio y lamenta sus lazos con Washington

El presidente de EEUU, Joe Biden, y su homólogo chino, Xi Jinping

El presidente de EEUU, Joe Biden, y su homólogo chino, Xi Jinping / AP/ Doug Mills

Adrián Foncillas

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Los ejércitos de China y Estados Unidos ya hablan y el mundo duerme más tranquilo. Han roto esta mañana 18 meses de silencio en el Diálogo de Sangri-la, una cumbre internacional que sirve en los últimos años como termómetro de las relaciones entre las dos potencias. Tras el rechazo chino a la invitación estadounidense en la pasada edición, esta vez dialogaron los titulares durante 75 minutos, secundados por una decena de generales y consejeros por bando.

De la reunión emergió el plan de recuperar los mecanismos directos para evitar conflictos. Un intercambio “positivo, práctico y constructivo”, según ha explicado la parte liderada por el almirante chino Dong Jun. Por su parte, el secretario de Defensa estadounidense, Lloyd Austin, se felicitó por los planes de formar un “grupo de comunicaciones de crisis” a finales de año. Son las líneas directas o teléfonos rojos entre las cúpulas militares para evitar que un incidente desemboque en un conflicto irreparable.

No es una hipótesis descabellada porque, aunque ambas partes mantienen un cuidado exquisito para impedir un enfrentamiento fatal en sus rutinarias maniobras militares, la densidad creciente de barcos y aviones de guerra alimenta el riesgo de accidentes. Pekín y Washington se han lanzado acusaciones recíprocas de maniobras irresponsables cuando apenas unas decenas de metros han separado sus barcos. Esa línea directa había sido prioritaria para el presidente estadounidense Joe Biden. Pekín respondía que no hay remedio más eficaz para evitar las crisis que Estados Unidos deje de pasear sus barcos y aviones de guerra frente a sus costas con esos pomposos “ejercicios de libertad de navegación”. Austin ha aclarado tras la reunión que seguirán operando allá donde la ley internacional lo permita.

Taiwán, asunto central

La conversación ha versado sobre Taiwán, el mar del Sur de China y Ucrania han hablado esta mañana Dong y Austin. El ministro le ha pedido que deje de enviar “mensajes equivocados” a la isla y que “corrija sus errores”. La reunión llega tras la investidura del nuevo presidente taiwanés, las maniobras militares chinas como castigo y en plena romería de representantes estadounidenses a la isla para mostrar su solidaridad. No hay asunto más conflictivo que Taiwán, le ha recordado Dong. También le ha afeado el apoyo creciente a Filipinas en sus cuitas territoriales con China, un nuevo foco de tensión en el Pacífico, y le ha alertado sobre el nuevo sistema de misiles que pretende plantar en ese país asiático. No hay entendimiento posible en los conflictos que separan a las dos potencias pero ambas han concluido que es mejor el diálogo que el silencio.

China y Estados Unidos habían roto sus contactos en agosto de 2022 tras la visita a Taiwán de Nancy Pelosi, entonces presidenta de la Cámara de Representantes de EEUU. Pekín no le veía la utilidad a hablar con el que se afanaba en pisarle todos los callos. Los conflictos se amontonaron después: el globo chino abatido por Washington, los contactos políticos con la presidenta taiwanesa, las nuevas bases militares estadounidenses en Filipinas… Aquella deriva inquietante terminó con la reunión presidencial en San Francisco en noviembre. Xi Jinping y Joe Biden frenaron el deterioro y se comprometieron a recuperar los contactos militares.

Pero sus ministros de Defensa no hablaban en persona desde 2022. Austin se reunió en Camboya con Wei Fenghe, relevado tras el tercer mandato presidencial otorgado a Xi por el efímero Li Shangfu. Li declinó la reunión ofrecida por Austin el pasado año en Singapur porque, entre otras razones, figuraba en la lista de sancionados de Washington. Fue defenestrado poco después en el marco de una campaña anticorrupción en el ejército y sustituido por Dong. Los ministros en China tienen una función protocolaria porque las directrices parten del partido y, en el estamento castrense, de la poderosa Comisión Central Militar. Dong, a diferencia de Li, ni siquiera forma parte de él.