Represión en China

Hong Kong condena a 14 activistas en la mayor campaña judicial contra la oposición política

Dos acusados por la Ley de Seguridad Nacional han sido absueltos por primera vez mientras que más de una docena han sido sentenciados culpables  “conspirar para cometer un acto de subversión” en las elecciones de 2020

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Hong Kong condena a 14 activistas en la mayor campaña judicial contra la oposición política, mientras exconcejales de distrito Lee Ye Shun (foto) y Laurence Lau Wai Chung han sido los dos únicos absueltos

Hong Kong condena a 14 activistas en la mayor campaña judicial contra la oposición política, mientras exconcejales de distrito Lee Ye Shun (foto) y Laurence Lau Wai Chung han sido los dos únicos absueltos / AP /Chan Long Hei

Adrián Foncillas

Adrián Foncillas

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Hong Kong ha condenado a 14 activistas y políticos por subversión en la primera oleada de sentencias de la mayor campaña judicial contra los movimientos prodemocráticos en la excolonia. Los 14 forman parte del proceso conocido como “Hong Kong 47”, en alusión al número de acusados, que ha extinguido la oposición.

El tribunal les ha condenado por “conspirar para cometer un acto de subversión” en las elecciones de 2020 que fueron finalmente retrasadas por la pandemia. Todos ellos participaron en la organización de unas primarias oficiosas con las que pretendían una suficiente presencia en el Legco o Parlamento para vetar toda acción gubernamental y llevarlo al bloqueo. Según los acusados, es una práctica admitida en la miniconstitución hongkonesa, un asunto puramente político que no debería tener consecuencias legales. Para el tribunal, en cambio, es un sabotaje y un abuso de poder. Aquella estrategia atemorizó a Hong Kong y acabó de convencer a China de que la democracia no es una buena idea. Poco después fue aprobada una reforma electoral con un filtrado de candidatos que blinda el Parlamento hongkonés de elementos “antipatriotas” y que ha acallado los viejos debates.

Entre los condenados hay figuras prominentes como los exdiputados del Partido Demócrata Lam Cheuk Ting y Helena Wong Pik Wan y los exconcejales de distrito Clarisse Yeung Suet Ying y Kalvin Ho Kai Ming. También la periodista Gwyneth Ho, que filmó a una caterva de facinerosos atacando a activistas en el metro durante las masivas protestas, y Leung Kwok-hung, un admirable y casi septuagenario activista de extrema izquierda, habitual durante décadas en el escenario político local con su melena y camisetas del Che, primero peleando contra el colonialismo británico y después contra China. La jornada es histórica por otra razón: dos acusados por la Ley de Seguridad Nacional han sido absueltos por primera vez. Son los exconcejales de distrito Laurence Lau Wai Chung y Lee Ye Shun.

Detenciones para acallar las protestas

Aquella estrategia masiva de boicot político entre los movimientos antichinos provocó 47 detenciones durante la mañana del 6 de enero de 2021. Muchos de ellos no han salido aún de la cárcel. Son viejos políticos y legisladores, jóvenes activistas, académicos, periodistas, sindicalistas… 31 de ellos se declararon culpables buscando una sentencia más generosa. Entre ellos está el célebre activista Joshua Wong y Benny Tai, fundador del movimiento Ocupa Central de 2014. Las 14 condenados hoy son los que defendieron su inocencia y dieron pelea en el tribunal. Sobre unos y otros recaerán pronto las sentencias.

La Ley de Seguridad Nacional había sustentado ya casi 300 detenciones en diciembre pasado, con 174 imputados y 112 condenados. Castiga la secesión, la subversión, el terrorismo y la colusión con fuerzas extranjeras con hasta cadenas perpetuas. También fijó unos procesos más cercanos a los del continente que a los de la tradición británica. Carecen de jurado, las fianzas concedidas son escasas, están dirigidos por magistrados elegidos por el Jefe Ejecutivo entre un grupo especial para asuntos de seguridad nacional y el porcentaje de condenas roza el 100%.

China cocinó de urgencia aquella ley para atajar las protestas violentas que habían empujado Hong Kong al borde del precipicio tras comprobar la inutilidad de las autoridades de la isla. Para Pekín y parte de la sociedad hongkonesa, funcionó: regresaron la paz y la estabilidad. Para los gobiernos occidentales y la otra parte de la sociedad hongkonesa, laminó las libertades que garantizaba la fórmula “un país, dos sistemas” y selló su destino como “otra ciudad china más”.