Proceso histórico en EEUU

La conspiración como norma o como fraude: el choque final en el juicio a Trump

Defensa y fiscalía presentan en una maratoniana sesión sus alegatos finales al jurado

El juicio a Trump encara su recta final. Qué ha pasado y qué puede pasar

Donald Trump.

Donald Trump. / AFP/ TIMOTHY A. CLARY

Idoya Noain

Idoya Noain

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

No queda más que decir. Si Donald Trump es culpable o inocente de los 34 cargos que le han convertido en el primer expresidente de Estados Unidos imputado por lo penal es ya algo que solo pueden decidir los siete hombres y cinco mujeres que componen el jurado en este juicio sin precedentes, 12 neoyorquinos que a partir de este miércoles tendrán la historia en sus manos.

Antes de llegar a esas deliberaciones ese panel popular escuchaba este martes los alegatos finales de la defensa y la fiscalía, que en una maratoniana sesión presentaban dos relatos en las antípodas.

La jornada había desatado más expectación que ningún otro día previo del juicio. Y eso que el proceso ya ha vivido momentos álgidos de prensa y público peleando por los escasos asientos que permiten ser testigo de un caso no televisado, especialmente cuando pasaron por el estrado Stormy Daniels, la estrella del porno que asegura que en 2006 tuvo un encuentro sexual con Trump, y Michael Cohen, durante una década abogado y muñidor del ahora candidato republicano, y quien pagó a Daniels 130.000 dólares antes de las elecciones de 2016 para silenciarla.

En esa decisión de pagar a Daniels, en la forma de hacerlo falsificando contablemente el reembolso a Cohen como “gastos legales” vulnerando leyes de campaña y fiscales y, sobre todo, en la intención de hacerlo para influir en los comicios que Trump ganó a Hillary Clinton está el argumento jurídico construido por el ministerio público para imputar a Trump.

La defensa

La defensa, para la que hablado en primer lugar y a lo largo de tres horas el abogado Todd Blanche, ha insistido en que no hubo delito alguno. Todo ha sido, según sus argumentos, una invención de Cohen, el testigo clave en el que Blanche ha centrado la mayor parte de sus ataques y al que el abogado ha llegado a llamar “el mvp de los mentirosos” y “el mayor mentiroso de todos los tiempos” y “la encarnación de la duda razonable”.

En la versión de Blanche nunca se produjo el encuentro sexual entre Trump y Daniels, a la que ha acusado de intentar “extorsionar” al republicano. Y, sobre todo, no hubo intención de interferir en las elecciones ni vulneraciones de leyes de campaña o fiscales, el argumento con que fiscalía ha agravado los 34 cargos de meras faltas contables hasta los agravados que pueden ser penados hasta con cuatro años de cárcel.

“No importa si hubo una conspiración para intentar ganar una elección. Cada campaña en este país es una conspiración”, ha llegado a decir Blanche, que ha asegurado que no hay “ni una pizca de evidencia” que incrimine a su cliente.

“Esto no es un referendo sobre sus opiniones del presidente Trump, no es un referendo sobre sus opiniones electorales. El veredicto que intentan alcanzar tiene que ver con las pruebas presentadas y, si se concentran solo en eso, este es un veredicto de no culpabilidad rápido y fácil”, ha concluido.

La fiscalía

El problema para Blanche, y para Trump, es que ese alegato y esos argumentos no eran lo último que escuchaba el jurado. Tras la pausa para la comida le llegaba el turno a Joshua Steinglass como representante del ministerio público. Y aunque a la hora de escribir estas líneas el fiscal seguía con unos alegatos que calculaba que podían durar más de cuatro horas, había empezado su narrativa con fuerza, asegurando que sí existió conspiración y fue "un fraude para el pueblo estadounidense".

Trataba de desarticular algunos de los argumentos de la defensa, incluyendo el cuestionamiento de la credibilidad de Daniels y, sobre todo, de Cohen, recordando además que no es el muñidor quien está siendo juzgado.

El fiscal rechazaba también la idea de que la colaboración del ‘National Enquirer’ en suprimir historias negativas sobre Trump fuera algo normal e insistía en que había un intento de influir en las elecciones también en el pago a Karen McDougal, la modelo de ‘Playboy’ cuya alegación de otra relación sexual con Trump el tabloide compró y suprimió.

A la hora de escribir estas líneas el fiscal seguía con sus alegatos. Cabía la opción de que no pudiera acabar este mismo martes, algo que quería evitar el juez Juan Merchan. En cualquier caso es con ese retrato de culpabilidad trazado por Steinglass con el que el jurado se iba a marchar a dormir. Y este miércoles, una vez que reciban las últimas e importantes instrucciones del magistrado, podrán empezar su trascendental deliberación, una ante la que no solo Trump contiene la respiración.