También falleció un afgano

Tres turistas catalanes mueren en un tiroteo en Afganistán

Así es Bamiyán, la ciudad donde murieron los tres catalanes

Además de los fallecidos, otros cuatro extranjeros, entre ellos un español, y tres afganos han resultado heridos en el ataque

La ciudad turística de Bamiyán, en Afganistán

La ciudad turística de Bamiyán, en Afganistán / Goran Tomasevic

Mario Saavedra / El Periódico

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Tres turistas catalanes y tres ciudadanos afganos, entre ellos un miembro de seguridad y dos civiles, han muerto en un tiroteo a última hora de la tarde el viernes en Bamiyán, una ciudad del centro de Afganistán, en el que también han resultado heridas siete personas, entre las que se encuentran otro español, un noruego, un australiano, un lituano y otros tres afganos. El gobierno afgano ha condenado el ataque y ha informado que siete sospechosos fueron detenidos.

El Ministerio de Exteriores ha confirmado a El Periódico de España, de Prensa Ibérica, que tres turistas de procedencia española han muerto como consecuencia del ataque llevado a cabo por hombres armados, en el que al menos un cuarto ha resultado herido, según la información que ha ido llegando al departamento de José Manuel Albares, en contacto con la Delegación de la Unión Europea en la zona.

Los tres catalanes pertenecían a un grupo de 13 turistas que llegaron desde Kabul el día anterior para visitar uno de los principales centros turísticos del país asiático hasta la llegada de los talibanes. "Los 13 turistas vinieron de Kabul el día pasado y fueron atacados en el bazar de la ciudad de Bamiyán por hombres armados desconocidos", ha dicho este sábado a EFE el director de Información y Cultura provincial, Safiullah Rayed. Según 'The New York Times', el tiroteo sucedió alrededor de las 17.30, hora local.

Por el momento, ninguna organización insurgente o terrorista ha reivindicado la autoría de este ataque.

El origen catalán de los tres fallecidos ha sido confirmado por el president de la Generalitat, actualmente en funciones, Pere Aragonès. "Ante el trágico asesinato de tres ciudadanos catalanes en Afganistán, estamos en contacto con todas las autoridades para realizar el acompañamiento al resto de afectados y a las familias", ha expresado Aragonès en un mensaje publicado en la red social X, donde también ha indicado que el pueblo de Catalunya está al lado de los familiares "en estos momentos dolorosos y trágicos".

El Govern de la Generalitat ha recibido la noticia a través de la Delegación del Gobierno español. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se ha declarado "sobrecogido" por el fallecimiento de ciudadanos de nuestro país y ha indicado que "la Unidad de Emergencia Consular del Ministerio de Asuntos Exteriores está trabajando para ofrecer toda la asistencia necesaria". 

Tanto la Unión Europea como Estados Unidos también han condenado los asesinatos.

Condena del gobierno talibán

El gobierno talibán "condena enérgicamente este crimen, expresa sus profundos sentimientos a las familias de las víctimas y asegura que todos los criminales serán encontrados y castigados", ha declarado Qani en un comunicado. Un residente local, que no quiso dar su nombre, ha contado que oyó "el sonido de sucesivos disparos y las calles de la ciudad que conducían al lugar fueron bloqueadas inmediatamente por las fuerzas de seguridad".

Bamiyán, que albergaba dos monumentales estatuas de Buda destruidas en 2001 por los talibanes, es el principal destino turístico de Afganistán. Los ataques mortales contra extranjeros han sido poco frecuentes desde que los talibanes regresaron al poder en agosto de 2021. El turismo en Afganistán aumentó en los últimos años debido a que la seguridad mejoró desde que los talibanes pusieron fin a su insurgencia, tras derrocar al Gobierno respaldado por Estados Unidos.

Los talibanes han intentado promocionar la industria del turismo para impulsar así la economía y mejorar la imagen del Gobierno, aislado en la arena internacional. Las restricciones a las mujeres y a su educación y movimientos han recibido grandes críticas por parte de la comunidad internacional, y ningún país ha reconocido su Gobierno.

El mes pasado, funcionarios talibanes inauguraron un instituto dedicado al turismo y la hospitalidad para mejorar la infraestructura turística del país. Han intentado garantizar a las agencias de turismo que el país es seguro ara los extranjeros, a pesar de la amenaza persistente que presenta la filial regional de Estado Islámico, que ha llevado a cabo ataques esporádicos en Afganistán en los últimos años y han buscado desestabilizar al Gobierno.

Advertencia

Un turista extranjero que llegó el viernes por la noche a la provincia occidental de Herat publicó en un grupo de WhatsApp para viajeros en Afganistán que las autoridades talibanes lo pararon a él y a otros y les dijeron "que, debido a Bamiyán, ya no [estaban] seguros". Al final "les convencimos para que nos dejaran marchar, nos dijeron que fuéramos a comer rápido y que no nos quedáramos en la calle", relató.

La región de Bamiyán está habitada mayoritariamente por miembros de la comunidad chiita hazara. Esta minoría religiosa, históricamente perseguida, ha sido blanco reiterado del grupo Estado Islámico (EI), que los considera herejes.

Precisamente, el pasado mes de marzo, Estado Islámico de Jorasán (EI-J), la marca afgana de la marca de la organización ultrarradical supranacional, llevó a cabo un espectacular ataque terrorista contra el centro comercial Crocus, en Moscú, causando al menos 140 muertos y centenares de heridos. Los responsables del ataque eran ciudadanos centroasiáticos afincados en territorio de la Federación Rusa que habían sido radicalizados mediante las redes sociales.

EI-J cuenta con una limitada implantación territorial en zonas rurales de Afganistán, y en ningún caso ha llegado a controlar grandes ciudades o amplias franjas de territorio, como sí lo hizo en su día Estado Islámico en Siria e Irak. Su proselitismo se hace precisamente mediante captación en las redes sociales, en especial en territorio de la Federación Rusa, donde viven millones de inmigrantes de Asia Central sometidos a un constante maltrato y marginación, circunstancia que constituye un excelente caldo de cultivo para el extremismo religioso.