Guerra contra Gaza

La libertad de prensa en Israel, en riesgo

El cierre del canal catarí Al Jazeera ha puesto de manifiesto cómo, desde el inicio de la guerra, la libertad de prensa en el Estado hebreo está en alarmante decadencia sin ninguna opción televisiva que muestra a la sociedad israelí el sufrimiento de los palestinos

Israel cierra Al Jazeera, altavoz para los pueblos y amenaza para el autoritarismo

Funeral per Salem Abu Tayour, periodista d’Al-Jazeera abatut a Gaza el 30 d’abril. | SAHER ALGHORRA / ZUMA PRESS

Funeral per Salem Abu Tayour, periodista d’Al-Jazeera abatut a Gaza el 30 d’abril. | SAHER ALGHORRA / ZUMA PRESS / CARLES PLANAS BOU

Andrea López-Tomàs

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Cada vez que un ciudadano israelí quiere ver los rostros llorosos de niños gazatíes en televisión se topa con un mensaje en hebreo en su pantalla. “De acuerdo con la decisión del Gobierno, las transmisiones del canal Al Jazeera han sido suspendidas en Israel”, se lee sobre un fondo azul. El cierre de la cadena catarí a principios de mes ha puesto de manifiesto cómo, desde el inicio de la guerra, la libertad de prensa en el Estado hebreo está en alarmante decadencia. Sin Al Jazeera en funcionamiento, los televidentes sólo pueden acceder a un relato prácticamente único de la guerra. Privadas del sufrimiento humano de los palestinos en pantalla, las cámaras se contentan con enfocar a épicos soldados y celebrar una devastación que, a ojos de la mayoría del público israelí, es sinónimo de victoria.

Desde el ataque del 7 de octubre, que acabó con la vida de 1.139 israelíes y con el secuestro de 250 personas en Gaza, las televisiones hebreas no han dejado de reproducir las imágenes de aquel trágico día. A continuación, muestran planos amplios que siguen siendo incapaces de capturar la inmensa destrucción en la Franja de Gaza junto con vídeos aéreos dónde las personas humanas son solo puntos a eliminar en segundos.

Sobre ellos, las voces de los periodistas narran los heroicos avances de sus soldados antes de conectar en directo con algún familiar de los rehenes retenidos en Gaza o con algún joven militar que aprovecha su permiso para relatar el coraje de su Ejército. Ni mención a los 35.233 palestinos muertos ni a los casi 80.000 heridos desde aquel día de otoño, ni a la hambruna que sufre la práctica totalidad de la población, ni a la pérdida de sus hogares, ni a la falta de ayuda humanitaria. Nada.

Nueva ley

"La población israelí se priva de un punto de vista necesario desde dentro de Gaza", explica Carlos Martínez de la Serna, director de programas en el Comité de Protección de Periodistas (CPP). El cierre de Al Jazeera ha reducido las opciones a cero, ya que, en estos siete meses de guerra, ha sido uno de los pocos medios que ha informado desde distintos puntos del interior del enclave de forma continuada. "Al no tener periodistas internacionales que puedan entrar al enclave, los israelíes carecen de esa perspectiva, y son ellos los que tienen que decidir lo que ven y lo que no ven, y cómo se conforman su opinión”, aclara a EL PERIÓDICO. “El Gobierno del [primer ministro israelí, Binyamín] Netanyahu no puede ser quien decida por ellos al privarles de una fuente de información; eso es totalmente contrario a la libertad de prensa”, añade. 

El pasado 1 de abril, la Knesset, el Parlamento israelí, aprobó por unanimidad el proyecto de ley Al Jazeera que permitía prohibir la difusión de medios de comunicación extranjeros que amenacen la seguridad del Estado. Un mes después, el canal catarí dejaba de emitir en Israel y sus periodistas eran obligados a abandonar suelo israelí. "Los términos con los que se le acusa son muy vagos", denuncia Martínez de la Serna. “Estas son medidas excepcionales que se tienen que justificar con una documentación y unas pruebas excepcionales, y no hay nada de eso”, añade el representante del CPP desde Nueva York. "Lo que provoca es que la población israelí no acceda libremente a un punto de vista crítico y añade otra capa de criminalización al trabajo que hacen", afirma.

Líder encarcelador

Pero esta no ha sido la primera acción del Gobierno de Netanyahu. Ya hace unos meses que el ministro de comunicaciones de Israel, Shlomo Karhi, prohibió el canal libanés Al Mayadeen y amenazó también con sanciones al medio israelí 'Haaretz', que es el único que ha compartido opiniones críticas en contra de la ofensiva militar desde el principio. La oposición del Sindicato de Periodistas evitó que el gabinete aprobara una resolución gubernamental para cesar cualquier publicidad estatal, suscripciones u otras conexiones comerciales con el diario. “Un país democrático en tiempos de guerra, en los que su población necesita información, no puede prohibir medios internacionales que no cometen ningún delito y simplemente informan con su punto de vista”, defiende Martínez de la Serna. 

Reporteros sin Fronteras (RSF) apunta que, ya a finales de 2022, “el panorama mediático israelí se vio afectado por la formación de un nuevo Gobierno, liderado por una corriente política conservadora”. Además, señala que, desde el inicio de la guerra, “la presión sobre los periodistas en Israel aumentó” y “se han multiplicado las campañas de desinformación y las leyes represivas”. Las acciones de las autoridades israelíes, que presumen de gobernar la única democracia de Oriente Próximo, han provocado una caída de cuatro posiciones hasta el puesto 101 en el índice de libertad de prensa que realiza la organización cada año. Además, Israel se ha convertido en uno de los principales encarceladores de periodistas del mundo, según un censo publicado en enero por el CPP. Con 17 periodistas entre rejas, comparte el sexto puesto con Irán.

Precedentes

Todos estos periodistas en prisión comparten su condición de palestinos. "Cualquier cosa puede llevarles a ser detenidos, como, por ejemplo, presentar riesgo de cometer un crimen en un futuro o incitación al odio con una simple publicación en redes sociales que no guste a los israelíes", explica Martínez de la Serna. Los familiares de estos periodistas denuncian que la mayoría están bajo régimen de detención administrativa, sin que hayan pasado por un juicio ni con una acusación formal, y con la posibilidad de que les extiendan su condena indefinidamente cada seis meses. "Estos hechos no son propios de una democracia", constata el representante del comité, recordando el más de un centenar de periodistas muertos en la Franja de Gaza desde el inicio del conflicto. "Un país democrático en tiempos de guerra tiene que hacer todo lo posible para proteger a los periodistas que la cubren y eso no está pasando", dice.

Desde el 7 de octubre, ser periodista en Palestina es una condena, incluso, de muerte. La oficina de medios de Gaza afirma que alrededor de 140 profesionales de la comunicación han perdido la vida en ataques israelíes.

Al otro lado de las militarizadas fronteras, tampoco es fácil. Una investigación de 'The Wall Street Journal' constata que en este tiempo, de 45 periodistas israelíes entrevistados, al menos seis han tenido que contratar guardaespaldas porque han recibido amenazas tras publicar su trabajo. El riesgo va mucho más allá de Tierra Santa, ya que estas acciones pueden sentar precedentes. "No puede ser que, en el momento en que haya una guerra, se asuma un nivel de opacidad y de represión que volvamos a tiempos en los que no hay unas mínimas garantías para documentarla y velar porque se cumplan sus normas", apunta Martínez de la Serna."“No se puede aceptar que este conflicto establezca un estándar de que no haya testigos o que si eres testigo, tu vida corra un grave riesgo", concluye.

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