Crisis institucional en EEUU

La división de los republicanos frustra la elección del ultra Jordan como ‘speaker’ del Congreso

La implosión del Partido Republicano: incapaz de gobernar y de ser gobernado

Parálisis, dudas y batallas internas: los efectos de la inédita situación en el Congreso de EEUU

El congresista republicano Jim Jordan, este martes a su llegada a la Cámara de Representantes.

El congresista republicano Jim Jordan, este martes a su llegada a la Cámara de Representantes. / JONATHAN ERNST / REUTERS

Idoya Noain

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Dos semanas después de la destitución del republicano Kevin McCarthy como presidente de la Cámara Baja tras una moción iniciada por uno de los suyos, Matt Gaetz, el Congreso de Estados Unidos, paralizado desde entonces, ha votado este martes buscando un nuevo ‘speaker’ pero sin conseguirlo en la primera ronda de votaciones y postergando el siguiente intento hasta este miércoles.

La cruenta guerra intestina abierta en el Partido Republicano y el caos y la disfuncionalidad que arrastran han vuelto a reaparecer en el pleno y Jim Jordan, el ultraderechista congresista de Ohio que tiene el respaldo de Donald Trump y que la formación eligió el viernes pasado como su candidato tras la retirada dos días antes del primer nominado, Steve Scalise, no ha conseguido unificar a su bancada y superar así la oposición demócrata. Ha recibido 220 votos a favor y 232 en contra (los de 212 demócratas y los de 20 republicanos).

La cámara ha entrado en receso. Han vuelto las negociaciones frenéticas para intentar cambiar votos. Y aunque en el aire ha estado realizar una segunda votación este mismo martes, finalmente Jordan ha decidido darse más tiempo para intentar convencer a los reacios y se ha fijado la segunda votación para este miércoles por la mañana en Washignton.

Mientras no haya ‘speaker’, segundo cargo en la línea de sucesión presidencial tras la vicepresidencia, el Congreso estadounidense no puede legislar o tomar medidas como aprobar nueva ayuda militar para Israel, que es una prioridad para la Administración de Joe Biden, para los republicanos y para muchos demócratas.

La parálisis también eleva la presión sobre la aprobación de presupuestos que permitan mantener operativo el gobierno: el 17 de noviembre se agota el plazo para conseguirlo según la legislación que se aprobó bajo la presidencia de McCarthy, que sacó adelante con apoyo demócrata una norma por la que le castigaron Gaetz y los otros siete republicanos que votaron para destituirle.

Negar la victoria de Biden

Este martes Jordan solo podía permitirse perder cuatro votos republicanos dada la exigua mayoría de los conservadores en la Cámara Baja pero llegaba con seis anunciando de antemano su firme no y al final han sido 20 los congresistas de su partido que han votado en contra, en su mayoría representantes del aparato más tradicional del Partido pero también seis elegidos por distritos moderados donde ganó Biden.

Uno de los motivos centrales para esa oposición es la negativa de Jordan de declarar que Trump perdió las elecciones de 2020. El congresista de 59 años, que llegó al Congreso en 2007, es uno de los fundadores del radical Freedom Caucus y ha sido calificado en alguna ocasión como “terrorista legislativo”, es posiblemente el más firme aliado de Trump en la Cámara Baja, donde desde enero preside el Comité Judicial.

Jordan habló frecuentemente con Trump entre las elecciones de 2020 y el 6 de enero de 2021, día del asalto al Capitolio. Fue uno de los que votó contra la certificación de la victoria de Biden. Y fue citado a declarar pero se negó a comparecer ante el comité especial que investigó el reto a las elecciones y el asalto, la cuestión por la que Trump enfrenta una de sus imputaciones federales .

Algunos de los congresistas moderados se niegan a elevar a alguien así al puesto de 'speaker'. Otros, pese a cuestionar su postura, han acabado dándole su voto. Y lo cierto es que Jordan ha tenido éxito en convencer a muchos en una intensa campaña de negociaciones, pero también de presiones, que ha realizado desde su nominación el viernes (un día en el que, en otra votación a puerta cerrada, 55 republicanos habían dicho que no votarían por él).

Algunos de los 35 que han cambiado de opinión de esa oposición el viernes al apoyo este martes lo han hecho tras conversaciones directas con Jordan en las que él les ha sugerido que desde el cargo podría moderar sus radicales posturas de extrema derecha y dar prioridad a propuestas como evitar un cierre del gobierno o seguir dando ayuda a Ucrania, algo a lo que hasta ahora se ha opuesto públicamente. No les ha hecho, en cualquier caso, promesas específicas ni concretas.

En algunos cambios de postura, además, han pesado otros factores. Hay congresistas que han recibido amenazas de ser retados en primarias desde la derecha, han sufrido campañas de acoso en redes sociales y medios del ecosistema de la ultraderecha y han recibido llamadas de actores como Sean Hannity, uno de los presentadores estrella de Fox News. Esas presiones, en cambio, han ratificado en su oposición a Jordan a otros de sus colegas.

Jordan se ve forzado así a seguir sometiéndose a votaciones públicas, algo que inicialmente trató de evitar pero que ahora cree que es el camino para elevar la presión sobre los republicanos que aún se le resisten. McCarthy en enero, en un proceso sonrojante y humillante, necesitó 15 rondas para ser elegido, algo que solo logró tras hacer importantes concesiones a la minoría ultra.un proceso que ya permitió aventurar muchas de las convulsiones y el caos que se han acabado confirmando produciendo.

Opciones demócratas

Los demócratas han votado en bloque por Hakeem Jeffries, el líder de su minoría en la Cámara, que no tiene ninguna opción de ser elegido, y van a mantener su oposición frontal a Jordan, cuyo ascenso al cargo ratificaría el radical giro hacia la extrema derecha que ha dado el Partido Republicano.

En el discurso de Pete Aguilar nominando a Jeffries este martes, el demócrata ha acusado directamente a Jordan de "incitar violencia" en la Cámara, en referencia al asalto al Capitolio, y le ha señalado también por ser un negacionista electoral o como arquitecto del intento de imponer legislativamente un veto fedral al aborto. Además ha subrayado que, en sus 16 años en la Cámara, no ha impulsado ninguna propuesta legislativa que haya acabado convertida en ley.

Los demócratas han empezado a barajar ideas que podrían dar una solución a la crisis institucional, aunque las posibilidades de que salgan adelante son entre mínimas y prácticamente nulas. Una sería elevar a Patrick McHenry, que tras la destitución de McCarthy es ‘speaker’ interino, con poderes actualmente limitados a organizar la elección de presidente de la Cámara. Es una idea que también ha defendido algún congresista republicano, aunque sea con caracter temporal.

Otra idea que se ha lanzado, a todas luces impracticable dada la deriva del Partido Republicano, sería proponer para el cargo a la excongresista Liz Cheney, que fue castigada por su partido por sus denuncias de Trump, y confiar en que algunos republicanos respaldaran su elección.