Seísmo en el Atlas

La comunidad marroquí de Catalunya se vuelca con la ayuda por el terremoto: "No nos podemos quedar de brazos cruzados"

Marruecos trata de recuperar la normalidad entre los escombros

Terremoto en Marruecos: ¿por qué ha pasado y por qué ha sido tan destructivo?

Mohamed Chair en la mezquita de Trinitat Vella, ordena las donaciones de mantas o ropa de invierno para los afectados del terremoto en Marruecos.

Mohamed Chair en la mezquita de Trinitat Vella, ordena las donaciones de mantas o ropa de invierno para los afectados del terremoto en Marruecos. / JORDI OTIX

Elisenda Colell

Elisenda Colell

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Algunos se enteraron la madrugada del viernes al sábado que un terremoto dejó bajo los escombros miles de vidas en su país y les llevó a una noche en vela. A otros, la tragedia les impactó al levantarse, con una desazón que aún hoy arrastran. La comunidad marroquí en Catalunya, la más numerosa de origen migrante, se está volcando en la ayuda humanitaria para afrontar el desastre del país vecino. Aunque la mayoría de los migrantes provienen del norte del país, las mezquitas y asociaciones transculturales ya organizan iniciativas solidarias de todo tipo. Incluso hay quien hace días que ha cruzado el estrecho para ayudar 'in situ'. La angustia es común. "No podemos hacer otra cosa, no podemos quedarnos de brazos cruzados", insisten.

El pasado domingo, un día después de que se empezara a conocer el alcance de la tragedia en Marruecos, la mezquita de Trinitat Vella se llenó de familias. "Estábamos aturdidos por el mazado, no sabíamos qué hacer... y la gente empezó a traer cosas a la mezquita: mantas, ropa... de todo. No pudimos decir que no", cuenta Mohamed Chair, presidente de la asociación de la Comunidad Islámica Amigos de la Mezquita de la Pau de Trinitat Vella. Chair no conoce directamente a familiares afectados por el seísmo, pero asume que les ha conmovido a todos. "Una semana después aún se me ponen los pelos de punta... es muy duro. Ves a la gente afectada y no puedes hacer nada", dice Chair.

Recolectas improvisadas

"La gente quiere dar de todo, pero no sabemos cómo hacer llegar esta ayuda", sigue Chair. Es una de las dificultades que tiene esta ola de solidaridad. El Ayuntamiento de Barcelona reunió el pasado jueves a todas las entidades que están haciendo acopio de mantas, ropa, tiendas de campaña o comida para organizar bien la logística. "Están intentando aglutinar el envío", explica Chair. El consistorio lo confirma, pero asegura que en este encuentro también se habló de la situación en Libia. "Estamos mirando la forma de canalizar la ayuda", explican. Desde el consistorio asumen que es mejor hacer donaciones a entidades con presencia en la zona afectada. "Ellos saben lo que necesitan y se puede estimular el consumo local", añaden fuentes municipales.

Ya desde Barcelona, Alami Susi Mohamed, presidente de la Asociación de Amigos del pueblo Marroquí, cuenta que el seísmo le encontró en una zona rural cercana a Ouarzazate. "Estábamos haciendo un proyecto de odontología para los niños de la zona. Las bombillas se movían, notamos un movimiento muy fuerte. La gente gritaba y corría por la calle", cuenta Susi, que viajaba con 15 médicos. Decidieron quedarse y ayudar en lo posible. Ahora, ya en la capital catalana, está organizando también una colecta de material. En la reunión con el consistorio, Susi reclamó un almacén común para recopilar todo lo que han ido recaudando. "Necesitamos sacos de dormir, tiendas de campaña, manta, ropas de abrigo y calzado", insiste. Ahora estudia organizar un convoy con camiones para llevarlo a la zona afectada.

No son los únicos. También en Lleida, el Fórum Ciudadano para la Cohesión Social (FOCCS) de Lleida organiza recolectas de ropa, zapatos, pañales y leche de fórmula para bebés. "Yo me enteré por mi hermano, que vive en Casablanca", cuenta su presidente, Abdelmoula Moutaouir. "Ha colaborado gente aquí en Lleida, en Tarragona, de todos los sitios", agradece. Y explica que están en conversaciones con el ayuntamiento para poder organizar la logística del envío.

La mezquita de Trinitat Vella acumula donaciones materiales para ayudar a las víctimas del terremoto de Marruecos.

La mezquita de Trinitat Vella acumula donaciones materiales para ayudar a las víctimas del terremoto de Marruecos. / JORDI OTIX

Aportaciones económicas

Sin embargo, desde la Generalitat insisten en que lo más eficiente y necesario son las donaciones económicas. "Primero porque la logística es complicada y lo que no conviene es colapsar las carreteras, y segundo porque las entidades que están trabajando allí saben mejor lo que se necesita", cuenta Eunice Romero, directora general de migraciones. El Govern ya ha puesto en alerta a todos los cuerpos de protección civil: bomberos, forenses y médicos, en caso de que se requiera su apoyo en la zona cero. Y asegura que, en estos momentos, tan solo conocen una decena de afectados directos con familiares en el lugar. "No descartamos que haya muchos más, estamos haciendo un mapa para saber de dónde vienen los marroquís en Catalunya y poder llegar a más afectados", sigue Romero. En cuanto lo tengan, y vean cómo están los afectados, valorarán si les prestan atención psicológica o responden a las necesidades que puedan tener.

Precisamente la asociación ECCIT, en Girona, es una de las que ha decidido abrir un número de cuenta para hacer llegar aportaciones económicas, en este caso a la Media Luna Roja. "Estaba viajando en coche cuando me enteré... yo he ido a hacer proyectos de cooperación en esa zona", cuenta Yasser Saadoune, coordinador. En cuanto supo que su familia estaba bien, empezó a pensar en la ayuda que podía ofrecer. "Llamamos a la Media Luna Roja y nos pidieron dinero. Empezamos la recolecta el sábado", dice. Han hecho lo mismo en la asociación Azahara, formada por jóvenes migrantes en Salt (Gironès). "Precisamente hace unos meses empezamos a trabajar en esa zona, en Marrakech", cuenta su presidente, Mohamed El Amrani.

Ellos decidieron crear un 'crowdfunding' y enviar personal formado de la entidad para ayudar en las labores humanitarias en Marruecos desde el primer día. De momento, ya han recaudado casi 30.000 euros, un dinero que usan para comprar mantas, compresas o material higiénico, entre otras cosas, desde allí. "Se movió mucho por las redes sociales, tuvimos una respuesta muy rápida", cuenta El Amrani, que ahora se encuentra en Marruecos. "En la comunidad marroquí sentimos mucha impotencia, todo el mundo cogería el avión y se iría allí para ayudar. Hacemos todo lo que podemos: hay una necesidad de ayuda que te interpela", asegura.

Rechazo y racismo en la redes sociales

Sin embargo, El Amrani añade que también se ha encontrado rechazo. "En las redes sociales hay mucho racismo y nos lo hemos encontrado. Y también pienso que la reacción no es tan visible como por ejemplo la solidaridad que emergió con la guerra de Ucrania", lamenta. Pero quiere pensar que la generosidad es más fuerte que el rechazo. Es lo que responden otras asociaciones. "Estoy agradecido con todos los catalanes que nos están ayudando", dice Moutaouir.

Sobre la respuesta del Gobierno marroquí, muchos piensan que no es el momento de valorarla o criticarla. "Es complejo, el país tiene los medios que tiene y ha cogido a todos desprevenidos", dice El Amrani. Moutaouir cree que lo están haciendo bien. Susi opina que criticar la actuación de Marruecos en vez de arrimar el hombro es un acto más de racismo. "Ahora no toca que vengan los países occidentales a dar lecciones. Se tiene que ayudar en todo lo que se pueda", sugiere Saadoune. "Hacen lo que pueden, ha pasado en una zona muy complicada", resume Chair. Otros, que prefieren no identificarse, sí que hablan de una falta flagrante de medios, especialmente aéreos. y de una nefasta política decidiendo qué país puede prestar labores humanitarias.