Nueve muertos

Israel lanza la mayor operación a gran escala en Cisjordania desde la Seguna Intifada

El líder de la milicia más poderosa de Yenín: "Queremos que Palestina se levante en una tercera intifada"

El Teatro de la Libertad, escenario de resistencia a la ocupación israelí

Un misil sobrevuela el cielo de Israel.

Un misil sobrevuela el cielo de Israel. / Europa Press

Andrea López-Tomàs

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El humo negro se elevaba mansamente sobre el campamento de refugiados de Yenín mientas el sonido de las ambulancias rugía al intentar salvar vidas. Los habitantes de esta ciudad norteña de la Cisjordania ocupada han vuelto a empezar la semana de duelo. Ocho palestinos han muerto este lunes como consecuencia de los ataques con drones del Ejército israelí, y otro por fuego israelí en Ramala. A su vez, el despliegue de centenares de tropas en la zona recuerda a las operaciones militares a gran escala realizadas durante la Segunda Intifada de hace dos décadas. Se trata de la mayor incursión en Yenín en lo que va de año, y probablemente también desde 2005, a medida que los soldados israelís aumentan su agresividad contra uno de los últimos bastiones de la resistencia palestina. 

"Como parte de un extenso esfuerzo antiterrorista en Judea y Samaria [nombres bíblicos para referirse al área de Cisjordania], las fuerzas de seguridad atacaron un centro de operaciones, que sirvió como centro de comando operativo conjunto de la Brigada de Yenín en su campamento de refugiados", ha informado el Ejército israelí. La ofensiva por aire y por tierra priorizó ese centro de comando de la Brigada de Yenín –que aglutina a todas las milicias de todas las facciones para combatir juntas a las tropas israelíes–, que era utilizado también como "centro avanzado de observación y reconocimiento, lugar donde los terroristas se reunían antes y después de las actividades terroristas, un sitio para armas y explosivos, y como un centro de coordinación y comunicación", según ha explicado un portavoz militar.

Bombardeos aéreos

Los 18.000 habitantes del campo de refugiados de Yenín se han desvelado de madrugada con el sonido de bombardeos aéreos, algo inusual prácticamente desde la Segunda Intifada en 2005. A continuación, entre 1.000 y 2.000 soldados han irrumpido en el campamento, disparando, allanando edificios y destrozando calles a su paso. Según la agencia oficial de noticias palestina Wafa, el Ejército ha bloqueado las carreteras dentro del campamento, se ha apoderado de casas y ha instalado francotiradores en las azoteas. Muchas ambulancias han tenido graves dificultades para trasladar a los heridos a los hospitales de la zona. El Ministerio de Salud palestino ha informado, por ahora, de al menos 50 heridos, varios de ellos críticos, pero se esperan muchos más. 

En otro incidente, un palestino de 21 años ha sido asesinado por fuego israelí cerca de la ciudad de Ramala. "Nuestro pueblo palestino no se arrodillará, no se rendirá, no levantará la bandera blanca y se mantendrá firme en su tierra ante esta brutal agresión", ha afirmado Nabil Abu Rudeineh, portavoz del presidente palestino, en un comunicado. Fuentes de seguridad israelís han anunciado que la operación puede "conseguir sus objetivos en 48 horas".

Presión ultraderechista

"Frente al terrorismo, adoptaremos un enfoque proactivo y decisivo: cualquiera que perjudique a los ciudadanos de Israel pagará un alto precio", ha defendido el ministro de Defensa, Yoav Gallant. La presión sobre el primer ministro, Binyamín Netanyahu, para lanzar una campaña militar a gran escala ante el aumento de la violencia ha ido in crescendo durante las últimas semanas, bajo la batuta de los ministros ultraderechistas y radicales. En una incursión hace dos semanas en Yenín –que duró nueve horas y dejó siete palestinos muertos– el Ejército usó por primera vez desde la Segunda Intifada helicópteros de combate. Tres días después lanzó el primer ataque aéreo con dron sobre ese territorio desde 2006, precisamente para el "asesinato selectivo" de tres milicianos de la Brigada de Yenín que iban en un coche.

Ante estos ataques, dos militantes palestinos respondieron con un tiroteo en el asentamiento ilegal de Eli, que acabó con la vida de cuatro colonos. Estos judíos radicales reaccionaron con agresivos ataques sobre aldeas palestinas que dejaron un muerto y numerosos daños en casas, comercios y vehículos. Por su parte, los ministros de extrema derecha del Gobierno han insistido en la necesidad de una campaña militar a gran escala. En lo que va de año, al menos 150 palestinos han muerto en el marco del conflicto, entre los que se cuentan milicianos en enfrentamientos armados con tropas israelíes, pero también civiles, incluidos 23 menores.