Ciclo de violencia sin fin

Cuatro israelís muertos en un tiroteo en una gasolinera en la Cisjordania ocupada

El movimiento colono en Israel toma las calles y las instituciones

El Ejército de Israel en Nablús, Cisjordania

El Ejército de Israel en Nablús, Cisjordania / Mohammed Nasser/Apa Images Via Z / Dpa

Andrea López-Tomàs

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La sangre no deja de derramarse en tierra ocupada. Esta vez, las víctimas mortales han sido colonos israelís. Dos hombres armados palestinos han abierto fuego en una gasolinera en el centro de Cisjordania cerca del asentamiento ilegal Eli este martes, entre Ramala y Nablus. Cuatro israelís han muerto y otros cuatro han resultado heridos, uno de los cuales está en estado grave, según han informado las autoridades militares y médicas hebreas. Uno de los atacantes ha sido neutralizado por un israelí armado en la escena del tiroteo y otro, que logró huir, ha sido asesinado por el Ejército tras menos de una hora de búsqueda. Este ataque tiene lugar un día después de que las fuerzas israelís mataran a seis palestinos, entre ellos un menor, e hirieran a casi un centenar en una redada en el campo de refugiados de Yenín. 

Fuentes militares indican que los tiradores llegaron en un automóvil y en el restaurante de la gasolinera, dispararon y mataron a tres personas. Cuando se iban, han disparado y matado a otra persona fuera del establecimiento. Dos civiles israelís le han disparado a uno de los atacantes mientras que el otro ha logrado escapar en un vehículo en marcha en la gasolinera y se ha dirigido supuestamente hacia el asentamiento ilegal de Tapuach. Se han encontrado varios cuchillos en el automóvil con el que han llegado los tiradores, según funcionarios de seguridad locales. El primer atacante fallecido ha sido identificado como Mohannad Falah, de 25 años. Este activista estudiante en un grupo pro-Hamás fue liberado de una prisión israelí hace dos años y medio.

Por su parte, la milicia palestina que gobierna de facto la franja de Gaza no ha tardado en celebrar el ataque. “El [tiroteo] en Eli es una respuesta a los crímenes de Israel cometidos en el campo de refugiados de Yenín y la agresión contra la mezquita de Al-Aqsa”, ha dicho su portavoz Hazem Qassem. “La lucha no se detendrá hasta que nuestro pueblo sea libre e independiente”, ha añadido. También la Yihad Islámica, que respondió con violencia a los ataques israelís del lunes, ha anunciado que considera el incidente como parte del “derecho legítimo de los palestinos a ejercer la autodefensa”. 

El día antes, los soldados israelís irrumpieron en el campo de Yenín disparando munición real, granadas de aturdimiento y gases tóxicos. Por primera vez en más de 20 años, lanzaron misiles desde un helicóptero. Tras la matanza en la gasolinera, el primer ministro israelí, Binyamín Netanyahu, ha pedido una “consulta de seguridad urgente”. Mientras, sus aliados de extrema derecha en la coalición de gobierno, abanderados del movimiento colono, piden una operación a gran escala en la Cisjordania ocupada. En lo que va de año, más de 126 palestinos han sido asesinados por las tropas israelís, incluyendo civiles y niños. Los cuatro muertos de hoy elevan la cifra de asesinados a 24 en el bando israelí. 

Redada distinta

Tan solo horas después de la violenta redada en Yenín, las fuerzas israelís han matado a un palestino de 21 años en Belén que, según sus propias declaraciones, arrojó una bomba incendiaria contra las tropas a lo largo de una carretera de Cisjordania. La trágica jornada del lunes ha motivado a decenas de palestinos a lanzar piedras a los vehículos militares israelís en los puestos de control en señal de protesta. “Los revolucionarios en Cisjordania están atacando en todas partes, y específicamente donde [Israel] no lo espera”, ha celebrado Qassem. El apoyo a las crecientes acciones de grupos armados palestinos va en aumento.

Precisamente los acontecimientos en Yenín han hecho saltar las alarmas de unos expertos ya acostumbrados a un ciclo de violencia sin fin. El lunes los combatientes palestinos usaron artefactos explosivos improvisados de una fuerza aparentemente sin precedentes, hiriendo a siete soldados, lo que significa que, en los últimos meses, las milicias armadas han mejorado su arsenal y sus capacidades. Su respuesta tenaz alargó la redada nueve horas y provocó que los soldados se quedaran atrapados y tuvieran que ser rescatados por un helicóptero Apache, usado por primera vez desde la segunda intifada a principios de los 2000. Además, la presencia de representantes del movimiento colono en las instituciones, con su particular discurso agitador, aumenta la tensión sobre el terreno.