Cerco a la oposición

Navalni aprovecha el nuevo juicio contra él para anunciar "una campaña de agitación contra la guerra y Putin"

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Captura de vídeo de las imágenes de la sala donde se juzga al opositor Alexei Navalni.

Captura de vídeo de las imágenes de la sala donde se juzga al opositor Alexei Navalni. / EVGENIA NOVOZHENINA / AFP

Marc Marginedas

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Visiblemente más delgado, con la cabeza rapada, y vestido con un uniforme carcelario de color negro. Pero mostrando el mismo tono desafiante y sarcástico de siempre con el Kremlin. El bloguero anticorrupción Alekséi Navalni ha comparecido este lunes ante la justicia de Rusia para responder de las acusaciones de “extremismo” por las que podría ser condenado a 30 años de cárcel. Aprovechando la atención mediática generada por la celebración del juicio, el encausado ha anunciado en redes sociales el lanzamiento de una “campaña electoral contra la guerra y contra (Vladímir) Putin” recurriendo a “las nuevas tecnologías”.

“Exactamente eso; una campaña larga, obstinada, agotadora, pero fundamentalmente importante, en la que pondremos a la gente contra la guerra”, ha asegurado en el mensaje, según recoge la publicación opositora Meduza. Las prestensiones del líder opositor consisten en, mediante “las nuevas tecnologías ..... encuestar a todos, apuntar a cientos de grupos diferentes, elegir un enfoque para cada uno e intentar convencerlos”, ha destacado. “Con cada uno buscaremos el método más adecuado, sin aspirar a hablar en un mismo idioma a un informático de Moscú, a una madre joven de Orel o a un pensionista de Cheliabinsk”, ha resumido. Y para llevar a buen puerto semejante desafío, ha considerado necesaria la formación de “un ejército de decenas, de cientos de miles de gentes confiadas, diligentes y trabajadores que creen en el éxito”.

Se trata de una iniciativa que también están impulsando sectores de la oposición bielorrusa afines a Valeri Tsepkalo, uno de los tres candidatos vetados por el régimen de Aleksándr Lukashenko en las elecciones presidenciales del verano 2020. Consiste en sortear la censura imperante y las enormes restricciones a las libertades ciudadanas impuestas tanto por Minsk como por Moscú mediante internet y las redes sociales. De hecho, gracias a ellas, los principales líderes opositores rusos encarcelados -Iliá Yashin o Vladímir Kará Murza, entre otros- se mantienen aún en contacto con sus respectivas audiencias.   

Por lo demás, la vista oral se desarrolló entre grandes limitaciones y siguiendo parámetros de ocasiones anteriores. Junto con el opositor, en el banquillo de los acusados se encuentra Daniel Jolodni, antiguo director técnico del canal Navalni LIVE, que podría ser condenado a 15 años de prisión. Pese a ser un caso iniciado en Moscú, la audiencia se ha celebrado en la misma colonia penitenciaria IK-16 en la localidad de Melenjovo, a unos 250 kilómetros al este de Moscú, donde Navalni cumple condena por un caso de corrupción que observadores y partidarios consideran como políticamente fabricado. A petición de la fiscalía, el tribunal ha optado por celebrar el juicio a puerta cerrada, autorizando únicamente a los periodistas e incluso los padres del encausado a seguir la audiencia a través de un circuito cerrado de televisión cuyo sonido era apenas perceptible.

190 volúmenes

Según ha revelado el propio bloguero, los abogados y él mismo apenas han tenido tiempo -una semana y media- de leer y estudiar los más de 190 volúmenes y 3.000 páginas de que consta el pliego de las acusaciones de “terrorismo” y de “rehabilitación de la ideología nazi” por las que el acusado podría ser condenado a tres décadas tras las rejas. Aunque los detalles y alegaciones exactas se desconocen, lo más probable es que estén relacionadas con el apoyo verbal prestado por Navalni al Gobierno ucraniano, al que las autoridades en Moscú califican de "nazi". Según el propio Navalni, existe una nueva causa contra él por delitos de “terrorismo” que le podría acarrear la pena perpetua, posiblemente relacionada con el asesinato del bloguero nacionalista favorable a la invasión Vladlem Taratarsky, cuya muerte es atribuida a la inteligencia ucraniana ayudada por partidarios del opositor encarcelado por Comité Antiterrorista Nacional de Rusia, una acusación rechazada por el bloguero.

En las comunicaciones difundidas a través de las redes sociales, Navalni ha denunciado reiteradamente ser objeto de persecución por parte de las autoridades carcelarias, siendo confinado en aislamiento a la mínima de cambio, o siendo obligado a compartir celda con un preso con una enfermedad vírica que desprendía un olor nauseabundo. Con anterioridad, se había quejado de privación de sueño, una medida considerada como tortura por las organizaciones de derechos humanos. El encausado fue envenenado con un agente nervioso de la familia Novichok en 2020, una tentativa de asesinato atribuída en investigaciones posteriores al Servicio Federal de Seguridad (FSB, ex KGB)