Pedro Castillo profundiza su agonía como presidente peruano
A menos de 13 meses de haber asumido, el mandatario enfrenta seis investigaciones judiciales que corroen más su escaso poder
Un 67% de los peruanos desaprueba una gestión que estuvo marcada por la crisis permanente
Abel Gilbert
Corresponsal en Buenos Aires
Especialista en América Latina y doctor en comunicación. Ha cubierto los principales acontecimientos políticos regionales durante las últimas dos décadas para El Periódico. Es autor de ocho libros, tres de ellos en colaboración, y se apresta a publicar otros dos.
Pedro Castillo ha añadido en las últimas horas un nuevo capítulo a su persistente agonía presidencial. El Palacio Pizarro, la sede del Ejecutivo, fue escenario de un allanamiento sin precedentes. Lo mismo ha ocurrido en su casa familiar en la norteña ciudad de Cajamarca, en el marco de una causa por presunta corrupción que involucra a su cuñada, Yenifer Paredes, quien terminó por entregarse a la justicia. Como si fuera poco, el Congreso, dominado por la centroderecha, intenta una vez más removerlo bajo el cargo de "traición a la patria". Demasiados frentes de tormenta para un mandatario que no ha cumplido 13 meses en el poder, todos marcados por la inestabilidad.
"He tomado la decisión de renunciar a la defensa del señor Presidente y la Primera Dama. En este tiempo he dedicado todas mis fuerzas en la defensa del debido proceso en el marco del principio de presunción de inocencia atendible a cada ciudadano de la República", dijo su abogado, Benji Espinoza. El propio presidente debió interceder y hasta rogar, porque Espinoza volvió sobre sus pasos. "Lo más importante de que me fui es que regresé", anunció y no faltaron analistas que hablaran de una comedia política.
Cuando se creía a la intemperie completa, Castillo había intentado defenderse en un discurso televisivo. "Fui elegido presidente democráticamente, mediante un proceso electoral limpio, cargo que ejerzo con honor, responsabilidad y honestidad; sin embargo, se persiste en desconocer el triunfo del pueblo", señaló sobre su victoria por unos miles de votos frente a Keiko Fujimori, la hija del autócrata encarcelado, Alberto Fujimori, en la segunda vuelta. El maestro rural lamentó que el Palacio de Gobierno haya sido "violentado con un allanamiento ilegal, avalado por un juez, coincidentemente, cuando se solicita mi inhabilitación por cinco años". Según Castillo, "es evidente la confabulación entre una parte del Congreso, la Fiscalía de la Nación y un sector de la prensa para desestabilizar el orden democrático".
La palabra de la Fiscalía
La situación se ha tensado más este miércoles después de que Paredes se entregara ante las autoridades del ministerio Público. Sobre ella cae la sospecha de ser testaferro del mandatario. También son objeto de sospecha tres ministros. La fiscal de la Nación, Patricia Benavides, aprovechó las circunstancias para criticar al presidente. "Rechazo firmemente las acusaciones e insinuaciones de que el ministerio Público forma parte de un supuesto plan político. Nosotros no estamos a favor ni en contra de nadie. A nosotros solo nos mueve la búsqueda de la verdad y el cumplimiento de la ley".
En su editorial de este martes, el diario limeño La República señaló: "los fiscales tendrán que hacer su mejor esfuerzo para evitar cualquier exceso, incluido el mediático, y se tendrá que garantizar el debido proceso y, fundamentalmente, la probanza de todo lo señalado en la resolución, que por la gravedad de los cargos nos coloca en una situación inédita, con la familia presidencial acusada de faltas gravísimas y cercada por denuncias e investigaciones que ponen al presidente a un paso de la destitución".
Impopularidad
Las adversidades rodean a Castillo. No solo lo acecha el Congreso. La calle tampoco lo pondera. Una reciente encuesta del Instituto de Estudios Peruanos (IEP) da cuenta de que su gestión es rechazada por el 67% la población. En la capital, la desaprobación es mayor: 73%.
El pasado 28 de julio, Castillo cumplió un año en el Gobierno. El balance no cosecha adhesiones, y no solo por haber realizado 57 cambios en los 19 ministerios. Ha tenido cuatro primeros ministros: Guido Bellido, Mirtha Vásquez, Héctor Valer y Aníbal Torres, quien ha puesto su cargo a disposición del presidente. En breve se verá obligado a formar su quinto Gabinete de ministros.
El horizonte de la destitución no parece cercano en lo inmediato, suelen señalar los analistas, entre otras cosas porque por ahora la izquierda no se pliega a un proyecto que obsesiona especialmente al fujimorismo. Sin embargo, todo puede suceder en un país donde desde 2018, cuando dimitió antes de ser censurado Pedro Pablo Kuczynski, fue luego cesado su sucesor, Martín Vizcarra por razones mucho menores a las que enfrenta Castillo.
El maestro rural, cuya visibilidad en la capital fue resultado de su participación en un conflicto docente, fue electo presidente como candidato del partido de izquierdas Perú Libre (PL). Los conflictos con esa formación salieron a luz apenas Castillo asumió la presidencia. Semanas atrás, el mandatario abandonó a esa formación. Su líder, Vladimir Cerrón, aseguró que PL dejará de blindarlo en caso de que se le prueben nexos con la corrupción. PL cuenta con 16 congresistas. Al iniciar el Gobierno, contaba con 31 legisladores.
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