Tesón feminista

La eterna lucha por el matrimonio civil en el Líbano

La entrada de 13 nuevos parlamentarios progresistas pone de nuevo el debate sobre la mesa, despertando la ira de las autoridades religiosas y un creciente apoyo entre la sociedad libanesa

“Nos casamos por lo civil porque lo vemos como la piedra angular para combatir el régimen sectario y por los derechos de la mujer”, cuenta Khulud Sukkarieh, la esposa del primer matrimonio civil en suelo libanés hace 10 años, exiliada en Suecia

Lebanese women protest in Beirut Beirut (Lebanon), 07/12/2019.- Lebanese women shout slogans against the patriarchy as they perform a dance during a protest infront the governemnt palace in downtown Beirut, Lebanon, 07 December 2019. Lebanese women demand gender equality right to give Lebanese nationality to their children born from a foreign father and against rape and violence. (Protestas, Líbano) EFE/EPA/Lebanese women protest in Beirut Beirut (Lebanon), 07/12/2019.- Lebanese women shout slogans against the patriarchy as they perform a dance during a protest infront the governemnt palace in downtown Beirut, Lebanon, 07 December 2019. Lebanese women demand gender equality right to give Lebanese nationality to their children born from a foreign father and against rape and violence. (Protestas, Líbano) EFE/EPA/NABIL MOUNZER

Lebanese women protest in Beirut Beirut (Lebanon), 07/12/2019.- Lebanese women shout slogans against the patriarchy as they perform a dance during a protest infront the governemnt palace in downtown Beirut, Lebanon, 07 December 2019. Lebanese women demand gender equality right to give Lebanese nationality to their children born from a foreign father and against rape and violence. (Protestas, Líbano) EFE/EPA/Lebanese women protest in Beirut Beirut (Lebanon), 07/12/2019.- Lebanese women shout slogans against the patriarchy as they perform a dance during a protest infront the governemnt palace in downtown Beirut, Lebanon, 07 December 2019. Lebanese women demand gender equality right to give Lebanese nationality to their children born from a foreign father and against rape and violence. (Protestas, Líbano) EFE/EPA/NABIL MOUNZER / NABIL MOUNZER/EPA

Andrea López-Tomàs

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En noviembre, Khulud Sukkarieh y Nidal Darwish cumplen 10 años de casados. Pero de nuevo, la pareja celebrará su aniversario lejos de casa. Hace casi una década, su boda revolucionó el Líbano. Consiguieron ser la primera pareja en casarse por lo civil en el país. Ahora, 10 años después, ya casi nadie puede lograr contraer un matrimonio civil en suelo libanés. Y Khulud y Nidal, junto a sus dos hijos, llevan un lustro viviendo en el exilio sueco. Pero la llegada de nuevos diputados al Parlamento, con una mirada más progresista, ha vuelto a poner el matrimonio civil en el eterno centro del debate.

Cuando los tres parlamentarios sunís curtidos en las protestas de 2019, Halimé Kaakour, Ibrahim Mneimné y Waddah Sadek, levantaron la mano a favor del matrimonio civil en un programa de la televisión libanesa, no esperaban que esa fuera a ser la primera polémica de su legislatura. "Escupidles en la cara", exigió a sus fieles el jeque Hasán Merheb, el subinspector general de Dar el Fatwa, la máxima autoridad suní en el Líbano, "no representan a los sunís". Durante la campaña, Kaakour, una de las escasas ocho mujeres diputadas en un parlamento de 128 escaños, ya había perdido votos por este tema. 

"Tabú, línea roja"

"Hay una línea roja, una especie de tabú; no podemos hablar del matrimonio civil porque, entonces, te atacan, te amenazan e, incluso, incitan a la gente a usar la violencia contra ti", cuenta a este diario. En el Líbano, todas las uniones matrimoniales deben ser realizadas por una autoridad religiosa. Cualquier persona que quiera una unión civil debe casarse en el extranjero. Aquellas que lo desean –y que se lo pueden permitir– viajan hasta la isla de Chipre para casarse. Cada año, 3.000 parejas de la región, sobre todo israelís y libaneses, se dan el 'sí, quiero' a la orilla chipriota de la Mediterránea. 

Eso mismo hizo la activista e investigadora feminista, Nay El Rahi, este mes. "No hubiera viajado hasta Chipre si me hubiera podido casar por lo civil aquí, en el Líbano, porque somos de diferentes religiones y ambos somos seculares", explica a EL PERIÓDICO. Aunque el debate sobre el matrimonio civil lleva encallado en la sociedad y en las instituciones desde los años 50, con numerosas propuestas fallidas en el Parlamento, está lejos de solucionarse. "Desafortunadamente, todo ha empeorado porque en el Líbano, los hombres religiosos controlan a los políticos", denuncia Sukkarieh.

Esfuerzo feminista

Lejos queda la ola de matrimonios por lo civil que despertó el revolucionario gesto de Nidal y Khulud. "Decidimos hacerlo porque vemos la unión civil como la piedra angular para combatir el régimen sectario, para denunciar la corrupción de los tribunales religiosos, ya sean musulmanes o cristianos, y por los derechos de la mujer", narra ella. "Personalmente, tanto mi esposo como yo pensamos que el matrimonio civil era la mejor manera de tener una relación en la vida", explica. Sin la presencia de una ley civil unificada, todos los asuntos relacionados con el matrimonio, el divorcio o la herencia son decididos por los 15 tribunales religiosos. 

"Esto no solo crea genera desigualdad entre hombres y mujeres porque el denominador común de estas cortes son los sesgos patriarcales, sino que también crea desigualdades entre las mujeres" en función de su religión, apunta El Rahi. Por eso, los grupos feministas son los más vocales sobre este tema. Sin un código civil unificado, la vida de las libanesas está a merced de los líderes religiosos. El propio sistema de registro civil se organiza de tal forma que las mujeres no pueden ser consideradas cabezas de familia. "Otra manifestación simbólica de cómo las instituciones ven a las mujeres como apéndices de sus hombres", añade El Rahi.

Gracias a un decreto francés

Hace 10 años, Khulud y Nidal decidieron que no querían un matrimonio basado en esas ideas. La vida y los derechos de ella no iban a depender de él. Por eso, buscaron un hueco legal donde instalar su unión. Lo encontraron en el decreto 60 aplicado en 1936 por las autoridades coloniales francesas. "Las personas que no pertenecen a ninguna secta religiosa pueden casarse por lo civil gracias a este pedazo de legislación que se usó para que los colonos pudieran casarse con libanesas en suelo libanés sin ningún problema", explica El Rahi. 

Además, desde 2009, la ciudadanía libanesa tiene el derecho de eliminar sus sectas de sus documentos de identidad. Ambas leyes y un largo proceso de 10 meses permitieron a Khulud y Nidal ser los primeros en casarse por lo civil en suelo libanés. El Ministerio del Interior reconoció la unión y otras 15 parejas pudieron imitar su procedimiento. Pero, pronto, las autoridades religiosas alertaron a sus aliados políticos de los peligros de esta tendencia. "En el Líbano, la religión está politizada y los políticos usan las religiones para aumentar su base política y para mantener el control de las comunidades con un candado muy estricto", denuncia El Rahi.

Diputados por el cambio

Muchos recuerdan con ternura el hito que supuso el primer matrimonio civil en suelo libanés una década después. Pero sus protagonistas, Khulud y Nidal, no pueden volver al Líbano. "Nuestra familia está amenazada de muerte", confiesa ella desde Suecia. Los años no han pasado en vano, y son cada vez más las personas que se muestran partidarias de tener la opción de elegir entre una unión civil o una religiosa. Pero difícilmente las autoridades políticas y religiosas abandonaron esta fuente de oro y de control que es el sistema sectario. 

La entrada de 13 diputados por el cambio en las elecciones de mayo puede ser un tímido catalizador para el cambio. La apuesta por separar estado y religión en un sistema sectario como el libanés es arriesgada y, además, el contexto de crisis económica y social no ayuda. "Nos dicen que este no es el momento de luchar por el matrimonio civil cuando la gente se muere de hambre o no tiene trabajo", denuncia la investigadora feminista, "pero ambos combates se pueden llevar a cabo simultáneamente". Desde Suecia hasta el Líbano, estas dos mujeres casadas por lo civil coinciden: "El desmantelamiento de los tribunales sectarios puede ahorrarle mucho dinero al Estado".

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