"Servidor de Estado Islámico"

El terrorista Salah Abdeslam desafía al juez y se declara soldado del EI

El único yihadista vivo de los atentados del 13 de noviembre de 2015 rompe su silencio, desafía al juez y se presenta como un soldado del EI

El terrorista Salah Abdeslam durante su juicio en Bélgica el año 2018

El terrorista Salah Abdeslam durante su juicio en Bélgica el año 2018 / Emanuel Dunand (EFE)

Enric Bonet

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Salah Abdeslam abandonó su mutismo y marcó este miércoles el inicio del juicio de los atentados del 13 de noviembre de 2015 en París. El único terrorista vivo de ese comandó se mostró insolente ante el juez y se presentó como un “servidor del Estado Islámico (EI)” en la ronda de presentaciones en la Corte de Justicia en la capital francesa. Fue uno de los momentos más tensos en la primera jornada de un “proceso histórico” en el que se juzgan a 20 responsables y cómplices del peor ataque del EI en Europa, en que murieron 131 personas y 413 resultaron heridas.

“En primer lugar, quiero decir que el único dios es Alá y Mahoma es su servidor y mensajero”. Abdeslam, de 31 años, vestido con una camiseta negra y que llevaba una larga barba y una melena considerable engominada hacia atrás, inició con estas palabras un provocador diálogo con el juez, pocos minutos después de que empezara la audiencia pasada la una del mediodía.

“¿Me puede decir la identidad de su padre y su madre?”, le preguntó el magistrado Jean-Louis Peries. “Los nombres de mi padre y mi madre no les importan a ustedes”, respondió el yihadista de Molenbeek (Bélgica), de nacionalidad franco-marroquí. “¿Cuál es su profesión?”, continuó el juez. “Abandoné cualquier profesión para convertirme en un servidor del Estado Islámico”, respondió desafiante.

Rompe el silencio

Desde su detención en Bruselas en marzo de 2016, Abdeslam, encarcelado en la prisión francesa de Fleury-Mérogis, se había mantenido prácticamente mudo. En otro juicio en Bélgica en 2018, sin embargo, ya había mostrado una actitud desafiante parecida a la de este miércoles en la capital francesa. “Juzgadme, haced lo que queráis conmigo. Yo solo confío en mi Señor, no tengo miedo de vosotros ni de vuestros aliados”, aseguró entonces.

Abdeslam es el único con vida de los diez islamistas radicales que ensangrentaron París ese fatídico 13 de noviembre, que quedó petrificado en la memoria de los franceses. Siete de ellos se inmolaron o murieron durante los ataques a la sala de conciertos Bataclan, el Stade de France y las terrazas de París, mientras que otros dos —entre ellos, el cabecilla Abdelhamid Abaoud— fueron abatidos por la policía pocos días después. Su condición de único yihadista que sobrevivió da una mayor relevancia a su testimonio.

“Para este proceso eligió a un abogado francés y uno belga, lo que nos hace pensar que tendrá una línea de defensa”, explicó a El Periódico el abogado Emmanuel Sorlin-Racine, cuyo gabinete representa a unas 115 víctimas. “Si Abdeslam no habla, demostrará que su cobardía es aún más grande de lo que hemos visto hasta ahora”, dijo pocas horas antes del inicio del juicio el entonces presidente François Hollande, en declaraciones a la cadena France Info. “Tiene un abogado, puede explicarse. Es su responsabilidad hacerlo”, añadió el dirigente socialista.

Petición de cadena perpetua

Pero si persiste con su actitud desafiante, también existe el riesgo de que la estrada se convierta en un altavoz de su dogmatismo fundamentalista. La fiscalía pide una pena de cadena perpetua para Abdeslam, acusado de “asesinato e intento de asesinato en relación con un proyecto terrorista”. Otros diez acusados también podrían ser condenados a la detención indefinida, mientras que para ocho cómplices se piden 20 años de prisión y seis años para un cómplice menor.

En el banquillo, encerrados dentro de un cubículo de cristal, había otros yihadistas involucrados tanto en los atentados de París como en el de Bruselas en marzo de 2016. Es el caso del belga-marroquí Mohamed Abrini, un amigo de infancia de Abdeslman. O del sueco Osama Krayem, acusado en su país de un delito contra la humanidad por participar en el mediático asesinato de un piloto jordano quemado vivo en Siria en 2015 por hombres del ISIS. A diferencia del principal acusado, todos ellos mostraron una actitud respetuosa con el juez.

Al menos nueve meses de juicio

Los aspectos técnicos y organizativos predominaron en la primera jornada del juicio de los atentados del 13 de noviembre de 2015. “Empezamos un proceso calificado de histórico y sin precedentes. Es cierto, lo es. Pero lo importante es que se respeten las normas, con el respeto de cada uno, empezando por el respeto de los derechos de la defensa”, aseguró el juez Jean-Louis Peries, que preside el tribunal especial, en el inicio del proceso en la histórica Corte de Justicia de París. Las audiencias durarán más de nueve meses y se ha construido específicamente una sala de 45 metros de largo para acogerlas. En ellas participarán más de 300 abogados y más de 1.500 víctimas se presentan como partes civiles.

Como suele ser habitual en Francia, los primeros días se examinarán aspectos de procedimiento. Una de las primeras polémicas este miércoles se debió a la voluntad de la fiscalía de priorizar como partes civiles a las víctimas humanas, lo que podría afectar a los representantes legales de la sala Bataclan. Luego se escucharán a lo largo del otoño los testimonios de las víctimas. “Los actos que se juzgarán son tan horribles que deberemos mostrar una atención particular, sobre todo en la dimensión humana”, defiende Gregory Doranges, abogado de una de las víctimas. También intervendrán expertos y altos cargos. Y los acusados no declararán hasta principios del año que viene.