Dos décadas de conflicto

"Trabajamos bajo las bombas en Afganistán"

Trabajadores de Médicos sin Fronteras (MSF) explican el deterioro de la situación sobre el terreno con el avance de los talibanes

Un herido afgano espera la apertura de la frontera pakistaní par poder salir del país.

Un herido afgano espera la apertura de la frontera pakistaní par poder salir del país. / Akhter Gulfam / Efe

Victoria Flores

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

La ofensiva de los talibanes en Afganistán durante el último mes ha hecho que el conflicto alcance cotas de violencia sin precedentes. Desde el anuncio de la retirada de las tropas estadounidenses -que se completará el próximo 31 de agosto- los talibanes han ido avanzando por el país hasta tomar el control de 10 capitales, djando tras de sí un reguero de víctimas

Sobre el terreno, Médicos Sin Fronteras (MSF) tiene alrededor de 2.200 trabajadores entre personal internacional y personal nacional afgano. Quienes lo pasan peor, son los trabajadores locales, cuyas familias están en peligro y han tenido que huir o esconderse, indica José Mas, responsable de la Unidad de Emergencias de MSF. Estos trabajadores trabajan en cinco proyectos en distintas partes del país, en Lashkar Gah (provincia de Helmand) y Kandahar, ambas en el sur, y Kunduz en el norte. Allí atienden a todos los enfermos que llegan, "sean de la afiliación política que sean", dice.

"La violencia se ha disparado, se ha multiplicado", afirma Mas, que hace apenas unas semanas que ha vuelto del país asiático. Señala que, aunque la violencia nunca ha cesado, los ataques han pasado de tener lugar en zonas rurales a centrarse en las áreas urbanas, donde la masa de población es mucho mayor, por lo que "el número de víctimas por violencia directa se ha incrementado de forma exponencial". De hecho, la ONU anunciaba en un comunicado en julio que las víctimas en la primera mitad de este año han aumentado en un 47% con respecto al mismo periodo de 2020.

Nuevas formas de trabajo

Los centros médicos se encuentran ahora en primera línea de la batalla y resulta "muy difícil" poder mantener todos los servicios médicos abiertos. De hecho, el 9 de agosto estalló una bomba muy cerca de la sala de urgencias, aunque no hubo que lamentar víctimas. Es por ello que desde la organización apelan al respeto de la infraestructura sanitaria ya que los hospitales deben seguir funcionando para ayudar a la población. "Trabajamos bajo las bombas, bajo los misiles", asegura Mas. No solo eso, el hecho de que ahora la línea del frente esté tan cerca de las zonas de trabajo hace que el riesgo "esté siempre presente".

El cambio del rumbo de la guerra hacía las ciudades ha hecho también que los trabajadores de la organización sanitaria hayan tenido que cambiar su forma de trabajar. Asimismo, las víctimas que llegan han cambiado y son sobre todo heridos por metralla o disparos. El responsable de MSF cuenta que hay más organizaciones humanitarias ayudando a las víctimas y subraya el papel de una oenegé italiana que se dedica a trabajar con pacientes de traumatología que " día y noche".

Trabajadores de Médicos Sin Fronteras atienden a un herido por un ataque en Lashkar Gah.

Trabajadores de Médicos Sin Fronteras atienden a un herido por un ataque en Lashkar Gah. / MSF/Tom Casey

Sin embargo, la complicada situación de violencia en la que están inmersos ha hecho que muchos enfermos o personas que necesitan ayuda médica no acudan a los centros por miedo a resultar heridos. "Hemos visto cómo los pacientes no están llegando" señala el responsable, que explica que "esperan hasta que están muy mal para acudir". Esto hace que muchos de ellos se conviertan en "casos críticos" y deban ser tratados con urgencia. Es el caso de las mujeres embarazadas que han pasado de atender a unas 100 al día a solo una en algunos momentos.

Sin final a la vista

Para evitar esto, Mas indica que están llevando a cabo consultas telefónicas. "Intentamos que no tengan que moverse", dice. Señala también que él trabajaba en un centro para enfermos de tuberculosis resistente, personas que seguían necesitando medicación y que han desarrollado una estrategia para aumentar el número de medicamentos que reciben y no tengan que desplazarse para conseguirlas.

Además, desde MSF se intenta dar también acompañamiento psicológico ya que el país lleva bajo algún tipo de conflicto durante más de 40 años. Casi la mitad de la población del país son jóvenes que no conocen otra cosa que no sea la guerra, algo que causa múltiples años psicológicos. "No atendemos tanto como nos gustaría, no podemos hacernos una idea", lamenta y explica que intentan atender a todos aquellos que están viviendo en zonas de guerra, "más allá de las víctimas".

"No se ve el fin a este recrudecimiento", cuenta asegurando que le vence el pesimismo. Mas sostiene que las víctimas aumentarán y que se esperan desplazamientos masivos de los ciudadanos huyendo de la violencia. "Los que no tienen medios para volar, van a las grandes ciudades y cuando estas caigan irán a países vecinos". Asimismo, asegura que desde MSF trabajarán para dar respuesta también a estos desplazados. "Haremos lo imposible", zanja.

Suscríbete para seguir leyendo