Pável Latushko: "Los bielorrusos piden a la UE sanciones duras contra Lukashenko"

El jefe del Ejecutivo bielorruso en el exilio demanda represalias duras y un aislamiento político total del régimen de Minsk

El exembajador bielorruso en Madrid denuncia que en su país se han recuperado métodos represivos estalinistas como la tortura, las deportaciones, las confesiones forzadas y el uso de sustancias psicotrópicas

Pavel Latushko, jefe del Gobierno bielorruso en el exilio

Pavel Latushko, jefe del Gobierno bielorruso en el exilio / REUTERS

Marc Marginedas

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Pável Latushko, antiguo ministro de Cultura de Bielorrusia y exembajador en España, dirige desde Varsovia el Gobierno Popular Anticrisis, una suerte de Ejecutivo en el exilio que intenta impulsar una transición política "pacífica" en su país. Es uno de los políticos más odiados por el régimen de Aleksándr Lukashenko, que no oculta su deseo de traerlo de regreso a Minsk para juzgarle y condenarle, como al periodista Roman Protasevich.

-Como exalto funcionario, usted conoce bien a Lukashenko. ¿Con qué apoyos cuenta?

En el equipo que he creado hay muchos exfuncionarios: el exviceministro de Asuntos Exteriores, el exembajador en Argentina, en Cuba, el expresidente del Comité Olímpico. Al principio muchos abandonaron al régimen, pero no fueron suficientes. Hoy, más del 80% de los funcionarios no quiere a Lukashenko, y hacen una huelga a la italiana, -ajustándose escrupulosamente a la normativa-. El trabajo del Estado está paralizado. Conozco al primer ministro Roman Golovchenko, antiguo embajador en los Emiratos. No tiene capacidad profesional para sacar a la economía de la crisis. La salida es solo una: pedir dinero a Rusia.

-¿Hasta qué punto el Kremlin apoya a Lukashenko?

Es difícil de saber. Después del 9 de agosto, Putin apoyó públicamente a un dictador que para todo el mundo había perdido las elecciones y pese a la represión tan grave que había desatado. Fue el primer golpe a la credibilidad de Rusia. El segundo error es que, haga lo que haga Lukashenko, Putin le sigue apoyando. Y negocia a la vez acuerdos secretos para  la integración (de ambos países) en los ámbitos de las finanzas, las aduanas, la legislación fiscal, la cooperación militar. Debido a la posición del Kremlin, la imagen de Rusia está cayendo en Bielorrusia. Se ha iniciado la Eurocopa, y muy poca gente apoya al equipo ruso, a diferencia del pasado. Ahora prefieren a Ucrania.

-¿Tiene pruebas de la participación de Rusia en el incidente de Ryanair?

Solo deducciones. Pero para el KGB de Bielorrusia no es posible realizar una operación así. En Grecia (de donde salió el avión) no hay representación diplomática bielorrusa, ni tampoco estructura de espionaje exterior. Pero sí la tiene Rusia.

-Lukashenko habló de una reforma constitucional y dijo que dejará el poder “cuándo llegue el momento”.

De su dimisión ya no se habla. Pretende cumplir los cinco años de mandato. La reforma constitucional es un bluff. Es lo que Putin intentó obligarle a hacer durante el primer encuentro en septiembre. Dijo que había que hacer una nueva Constitución, ir hacia una república semipresidencialista, sin poderes absolutos. Lukashenko intenta demostrar ahora que ha sofocado las protestas y que la reforma ya no es necesaria. Además, afronta muchos problemas. Uno de ellos es que no puede formar una comisión electoral porque la gente no quiere participar en ella.

-La represión se ha endurecido. ¿El régimen está recuperando tácticas soviéticas?

La represión siempre ha sido dura, no ha cambiado. Solo los políticos y los medios europeos olvidaron a Bielorrusia. Lamento que se haya tenido que producir un acto de terrorismo estatal contra un avión con pasajeros de la UE para que Europa se acuerde de nosotros. Que se utiliza métodos soviéticos, sin duda. La tortura, el empleo de sustancias psicotrópicas para que la gente haga confesiones públicas en televisión. Por esta razón hemos exigido excluir a la televisión bielorrusa de la UER. Hay represión contra familiares. Hoy, Bielorrusia está cerrada. Solo se puede salir a Rusia. En el centro de Europa ha surgido una Corea del Norte. Si eres un preso político, se te pinta el uniforme de un color. ¿Quién hacía esto? Los nazis. Hemos recuperado la práctica de las deportaciones. El último incidente fue hace poco. Tres bielorrusos de origen polaco fueron enviados a la frontera, a tierra de nadie, sin documentos. El propio ministro del Interior ha pedido construir campos de concentración durante una reunión con la policía. Representantes del KGB declaran que todos los que han huido al extranjero serán castigados. Esto sucedía en tiempos de Stalin.

-¿Qué puede hacer España y la UE para aliviar este sufrimiento?

La voz de España no se oye demasiado. Se oye la de Finlandia, la de Austria… España, como país influyente de la UE y líder del mundo hispanohablante, puede hacer mucho más. Hay que aplicar sanciones masivas y potentes. Y ello motivará a la gente a salir a la calle otra vez. Los bielorrusos están preparados para ellas. Las piden. Lo siguiente: total aislamiento político. No recibir ningún embajador de Lukashenko. Limitar su presencia en las organizaciones internacionales. Tercero: el Parlamento Europeo calificó al régimen de Lukashenko de "criminal". Hay que dar a ello continuidad legal. Y aplicar la jurisdicción universal incluida en la convención de la ONU contra la tortura. Hay suficiente material para crear un Tribunal Penal Internacional ad hoc sobre Bielorrusia. Así, aquellos que han cometido crímenes sabrán que serán castigados.

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